Rafael Merelo Guervós
Ubeda, 2005
Cruz de guía (15-10-2005, 325)
Mucha era la expectación para ver
a la Virgen de las Penas, pues la cofradía había realizado
hasta ahora sobrados méritos para esperar una gran obra.
Y sin duda alguna que a nadie ha defraudado esta magnífica
imagen de D. Francisco Romero Zafra, uno de los mejores imagineros
actuales, que conjuga la belleza con una enorme pena, que llena
su rostro con siete lágrimas.
La iglesia de Santa Teresa se
encontraba totalmente abarrotada, como pocas veces se ha
visto. Veinte minutos antes de comenzar la ceremonia, no
quedaba ni un sitio libre para sentarse, y ya había
mucha gente de pie. A pesar de estar abierta la puerta principal,
cuando comenzó la ceremonia resultaba imposible acceder
al templo, por lo que muchos ubetenses se quedaron sin poder
entrar. También es de destacar la gran cantidad de
hermanos mayores que se dieron cita, pues solo faltaron
dos de entre todos los de las cofradías de pasión,
patronales y de gloria. También acudió la
hermandad de la Macarena de Almería, hermanada con
la Sentencia, y la mayoría de los exaltadores, invitados
también a este acto. Hay que resaltar la presencia
de cerca de una veintena de hermanas y devotas vestidas
de mantilla, dando realce al acto.
La Virgen se encontraba magníficamente
vestida, por el vestidor Antonio Villar Moreno, y el prioste Gabriel
García Sevilla y su equipo. Presentaba un bello manto morado
bordado, y una saya de color burdeos, cedidos por el vestidor, y
obra suya, pues también se dedica al bordado. Adornaba su
rostro con tul gris claro, y ceñía sobre la cabeza
una corona de reina, propiedad también del bordador, con
diseño suyo. Se adornaba también la virgen con un
precioso manípulo de encaje, dos cruces pectorales, y un
alfiler con el nombre de Penas, orlado por varios angelitos. La
Virgen llevaba un sencillo cordón franciscano encima de la
cotilla, representando simbólicamente a las hermanas clarisas,
madrinas de la bendición, que aunque no pudieron estar presentes
en cuerpo, a buen seguro que estuvieron esa hora recordando a la
virgen que les ha acompañado durante un mes, y a la que despidieron
con lágrimas. El prioste y su equipo habían preparado
un bellísimo altar de cultos, con 14 candeleros y los faroles
guía de la hermandad, y varios centros de rosas, a los que
se añadía un centro que gentilmente había entregado
esa misma mañana la Hermandad de la Gracia a las Penas.
La ceremonia comenzó puntualmente,
con la bandera entrando en el templo, llevada por el secretario
de la hermandad de la Sentencia, y escoltado por miembros de la
banda, que quedaron en parejas, una guardando el presbiterio, y
otra guardando a la imagen de las Penas. Previamente, estas dos
parejas se encontraban escoltando las puertas del templo. Tras la
bandera, entró la cruz de guía, escoltada por dos
luces, y seguida por
el párroco, D. Ildefonso Fernández de la Torre, que
presidió la ceremonia. La coral polifónica San Juan
de la Cruz se encargaba de ensalzar el acto con su música.
Tras
la homilía, en la que D. Ildefonso ensalzó la
belleza de la Virgen, y felicitó a la hermandad y al
escultor por todo lo que habían conseguido, llegó
el esperado momento de la bendición, un sencillo pero
emotivo acto, tras el cual se comenzó a encender las
velas del altar de cultos, y se rezó por primera vez
la oración a la Virgen de las Penas, que ha escrito
la misma autora de la oración al Cristo, Sor Clara
Filomena.
Finalizó la ceremonia con
los agradecimientos, entregando el hermano mayor, D. Pedro
López Barella, sendos cuadros al Grupo Polifónico
San Juan de la Cruz, y a la Banda María Santísima
de las Penas, para la que era hoy un día grande, pues
al fin tenían a su titular.
Comenzó entonces el besamanos,
iniciado por el párroco, y que se prolongó por cerca
de una hora, debido a la gran cantidad de fieles y devotos asistentes.
La Banda de Cornetas y Tambores María Santísima de
las Penas también quiso celebrar la bendición como
mejor saben, interpretando varias marchas en la Plaza del Molino
de Lázaro, y estrenando una dedicada a la Virgen de las Penas,
Reina de Santa Teresa, que encantó a todos los presentes.
Con una gran satisfacción, marcharon
a la comida de hermandad en el Hotel Ciudad de Úbeda, en
un ambiente de alegría y hermandad, a la que acudieron cerca
de 200 hermanos. En ella se presentó el diseño de
la candelería, para que pueda colaborar todo el que quiera
donando piezas, de manera que pronto se pueda usar para los cultos
de la hermandad.
En definitiva, un gran día
para la cofradía y para toda Úbeda, pues la imagen
que enriquece el patrimonio ubetense es de una enorme calidad. Por
último, destacamos que la Sentencia es la cofradía
que menos ha tardado en tener su segunda titular, pues solo han
pasado 7 años desde la bendición del Cristo, el 20
de septiembre de 1998. Ahora queda un largo camino hasta conseguir
ver a la Reina de Santa Teresa en las calles, pero a buen seguro
que hay que felicitar a la hermandad por todo lo conseguido en pocos
años.