Monseñor Dorado Soto
ha mandado la carta a Benedicto XVI al cumplir 75 años.
Tal como establece el Derecho Canónico,
Monseñor Dorado Soto, Obispo de Málaga, ha presentado
su renuncia a Benedicto XVI al cumplir 75 años el próximo
domingo 18.
Esta renuncia dirigida por carta al Papa supone la disponibilidad
del prelado malagueño para seguir o cesar al frente de la
Diócesis.
En este sentido, Benedicto XVI tiene plena libertad, de acuerdo
con el Derecho Canónico, para decidir el momento de aceptar
la renuncia.
Antes
del Vaticano II, y desde tiempos antiguos, un Obispo no se
jubilaba, sino que seguía al frente de la diócesis
hasta el momento de su muerte. Era una mala situación
para el Pueblo de Dios. El Concilio abordó esta cuestión
y comprendió que también los Obispos se desgastan
con el paso de los años y era conveniente que se jubilaran.
Entendió que el Pueblo de Dios necesita la presencia
de personas que además de santos, estén lúcidos
y se mantengan eficientes, y que los años y achaques
merman estas condiciones también en el caso de los
Obispos. Además, comprendió que también
estos hombres merecen un descanso, un merecido descanso y
un tiempo tranquilo para leer, rezar y prepararse al encuentro
definitivo con Dios.
sto significa dos cosas. La primera,
que el Obispo debe presentar su renuncia al cumplir los setenta
y cinco años.
Y la segunda, que el Papa se reserva la decisión sobre el
momento de que esta renuncia se hará efectiva. Hay Obispos
a quienes se les ha aceptado a las pocas semanas de presentarla;
y otros, que han seguido años al frente de su Diócesis.
La conveniencia de la jubilación de los Obispos no es compartida
por todos. De hecho, Benedicto XVI lo sometió a consulta
en un reciente consistorio, una reunión consultiva con los
Cardenales.