De Domingo de Ramos
a Domingo de Pascua: Reflexiones de Pasión y Júbilo
Parroquia de Santa María la Mayor
Padul, abril 2006
Domingo
de Ramos:
Jesús comienza su camino, y nosotros queremos acompañarle.
Cortaban ramas
de los árboles y alfombraban la calzada. Y la gente
que iba delante y detrás gritaba: “¡Hosanna
al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre
del Señor! ¿Hosanna en el cielo!”
(Mateo 21,8-9)
Jesús, por amor, se encamina hacia la muerte. Nosotros
ponemos en Él nuestros ojos, aclamamos, afirmamos
que su camino es el único camino que da vida y felicidad.
El camino de Dios el camino de amar siempre.
Jueves Santo:
Jesús nos deja los signos de su amor, su presencia
salvadora.
Dijo Jesús a sus discípulos:
“Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos
a otros como yo os he amado”
(Juan 13, 34)
Jesús lava hoy los pies de sus discípulos,
signo de su entrega de servicio a todos, e invitación
para que nosotros hagamos también lo mismo. Y nos da
la Eucaristía como alimento: es su presencia viva,
que nos une con Él para siempre.
Viernes Santo:
Jesús muere en la cruz para darnos la vida.
Desde el mediodía hasta
la media tarde, vinieron tinieblas sobre toda aquella región.
A media tarde, Jesús gritó: “Dios mío,
Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Luego, dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu”
(Mateo 27, 45-46, 50)
Jesús muere en la cruz. Y nosotros lo contemplamos
hoy con toda nuestra fe, con nuestro agradecimiento. Porque
de su muerte nace vida para todo hombre.
Sábado Santo:
Jesús está en el sepulcro. Y nosotros, la Iglesia,
velamos en la esperanza.
José, tomando el cuerpo
de Jesús lo puso en el sepulcro nuevo, rodó
una piedra grande a la entrada y se marchó. María
Magdalena y la otra María se quedaron allí,
sentadas enfrente del sepulcro.
(Mateo 27, 59-61)
En silencio, ante el sepulcro de Jesús, vivimos intensamente
su amor, mientras velamos en la esperanza. El grano de trigo,
enterrado en la tierra, dará mucho fruto.
Domingo de Pascua:
¡Jesús vive! Y es luz y vida para todo hombre.
El ángel habló
a las mujeres: “Vosotras, no temáis. Ya sé
que buscáis a Jesús, el crucificado. No está
aquí. Ha resucitado”.
(Mateo 28, 5-6)
El camino de Jesús es camino de vida. Él, el
crucificado, el que ha vivido hasta la muerte el amor a Dios
y a los hombres, vivípara siempre. Y nosotros, en la
noche de Pascua, gozosamente reunidos, celebramos esta vida
definitiva, que es vida para nosotros y para la humanidad
entera.