Juan Carlos Vázquez Pichardo
Escultor-Imaginero
Sevilla, julio 2006
Era el término utilizado
en el histórico cabildo celebrado el 20 de junio, hace sólo
algunas semanas. El Señor presentaba un alarmante antifaz
negro que le cubría los ojos y gran parte del rostro, revelador
de la urgente necesidad de practicar una limpieza de la que se prometía
una y otra vez que iba a ser "controlada" dentro de una
intervención que, según el hermano mayor, Enrique
Esquivias, "no cambiará la impronta, sino que mantendrá
al Señor tal como lo conocemos. No queremos borrar la huella
de la historia, sólo frenar el deterioro". A partir
de hoy viernes (no podía ser otro día de la semana
el del reencuentro del Señor con sus fieles) serán
los devotos quienes evalúen el resultado.
Alguno de los expertos que han formado parte de la comisión
de seguimiento aseguran que el actual Gran Poder es el que se conoció
a principios del siglo XX. La imagen a la que le rezaron nuestros
abuelos. Todos los miembros de este organismo de control han avalado
el resultado del trabajo de los hermanos Cruz Solís y de
Isabel Pozas
En esa reunión se apreciaron fotos del antes y el después
para comprobar el alcance de la limpieza, más a fondo de
lo que muchos preveían. Se debatió sobre la calificación
del trabajo realizado por el equipo de profesionales: ¿Restauración
parcial, integral o una simple intervención?
A la eliminación del antifaz negro y a la recuperación
del tono ligeramente verdoso de la corona de espinas (éstas
ahora de madera), hay que añadir como novedad el hallazgo
de regueros de sangre o de tonalidades sanguinolentas muy claras,
como se les prefiera denominar. Han aparecido en la fosa nasal izquierda,
en la oreja derecha, en el exterior de los ojos, en la frente y
en los laterales del cuello.
Las manos y los pies han sido tratados finalmente, a pesar de que
en aquel cabildo del 20 de junio se negó esta posibilidad
("De restaurar las manos no hemos hablado. Es tan importante
el rostro que las manos son secundarias", aseveraron los Cruz
Solís). Pero sí ha habido que tocar estas partes.
Del pie derecho se ha recuperado buena parte de la policromía,
lo que ha constituido toda una novedad.
En el pie izquierdo se ha limpiado considerablemente la suciedad
acumulada entre los dedos centrales. La mano izquierda prácticamente
no se ha tocado, pues apenas conserva la policromía, al ser
la que se expone al culto íntimo de los fieles y estar, por
lo tanto, casi en madera. La mano derecha sí se ha limpiado.
El trabajo se ha realizado sin disolventes que pudieran dañar
los materiales, con barnices apropiados (de cuya fórmula
se informó a los miembros de la comisión) y haciendo
uso en todo momento del bisturí manual. Por supuesto, la
gubia ni ha aparecido.
En la última sesión hubo quien apuntó al distinto
tratamiento propuesto por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico
(IAPH) en cuanto a los métodos de restauración y al
tiempo necesario (muy superior a los pocos más de 20 días
empleados por los Cruz Solís). Acto seguido, otro componente
destacó la labor del IAPH, que emitió un informe de
más de cien páginas. Todos los miembros de la comisión
han ensalzado en uno u otro momento la disposición de los
restauradores a seguir las directrices planteadas, debidamente consensuadas
sin necesidad de votación. El único debate donde se
comprobaron opiniones discrepantes fue a la hora de decidir si se
recuperaba o no la tonalidad verdosa de la corona.
En la noche del miércoles, última en la que se inspeccionó
la evolución del trabajo del equipo de restauración,
el Señor apareció vestido de blanco en el Tesoro Litúrgico,
de donde anoche fue trasladado al presbiterio entre hermanos de
la cofradía y devotos sin cirios. Los Cruz Solís e
Isabel Pozas recibirán el reconocimiento público de
la junta de gobierno en un acto previsto para después de
agosto. También expondrán en una sesión todos
los pormenores de la intervención a los hermanos, al igual
que asistieron al cabildo de junio para responder a las inquietudes
de los hermanos.
Ninguno de los miembros del equipo de restauración cobrará
por el trabajo realizado al considerar que el haber tenido la oportunidad
de restaurar al Señor ya supone un privilegio y el remate
a una acreditada carrera como profesionales.
Todos ellos han trabajo durante este mes de lunes a viernes en jornadas
de diez horas. Los miembros de la comisión de seguimiento
también recibirán un agradecimiento público
por su asistencia a las cuatro sesiones y por sus opiniones sobre
la evolución del trabajo, recogidas todas en unas actas que
son ya para la historia.