EL OBISPO
DE CÓRDOBA OBLIGA A LOS COFRADES A READMITIR A DOS COSTALERAS
Blog de la Asociación de Mujeres
Cofrades de Zamora
Manuel Planelles
Publicado en EL PAÍS
Córdoba, diciembre 2007
Lucha abierta entre el obispo
de Córdoba, Juan José Asenjo, y el mundo cofrade de
la ciudad. La discriminación de dos veinteañeras costaleras
está en el origen del enfrentamiento. Elisa Márquez
y María Jesús Castón llevaban varios años
portando a la Virgen de los Dolores junto a una treintena de compañeros
varones. Casi nadie lo sabía en Córdoba. Hasta que
una nueva directiva de la hermandad emprendió una campaña
en 2006 para expulsarlas de las trabajaderas con argumentos tan
curiosos como que debajo del paso se pueden dar posturas "soeces".
El obispo desautorizó en marzo a la directiva y obligó
a la cofradía a readmitirlas. Y ha tenido que volver a hacerlo
ahora ante la insistencia de la hermandad.
Mario Iceta, vicario general de la diócesis, sólo
levantó la voz en una ocasión durante la conferencia
de prensa que ofreció ayer para abordar el asunto. Y lo hizo
para acusar a la directiva de la cofradía de haber mantenido
una postura "incoherente" e "improcedente" y
de haber caído en una "falta de respeto" hacía
el Obispado, que es el que tiene la última palabra en este
caso.
Pese a que ya en marzo el obispo desautorizó a los directivos
de la hermandad, éstos decidieron volver a llevar el asunto
a una asamblea general celebrada el pasado domingo. Y allí
los hermanos que acudieron votaron en contra de las cuadrillas mixtas,
por lo que Castón y Márquez se quedaban fuera.
Iceta sostuvo ayer que los directivos de la hermandad sabían
desde hacía semanas que el obispo no iba a permitir que se
expulsara a las chicas. De ahí que el vicario tildara la
votación de "falta de respeto hacía la autoridad".
Manuel Herreros, hermano mayor de los Dolores, admitió ayer
que conocía la opinión del Obispado. Herreros, pese
a ser contrario a que las chicas estén bajo el paso junto
a los varones, admitió que no le queda otra que acatar lo
que ha ordenado el obispo.Tras el espaldarazo del Obispado, las
chicas pretenden volver a llevar el paso esta Semana Santa, según
indicaron ayer fuentes cercanas a las jóvenes. Además,
agradecen el "apoyo" que han recibido de Asenjo. Las dos
reconocen que han pasado momentos difíciles este último
año. Algunos de sus compañeros y cofrades las llegaron
incluso a acusar de estar perjudicando a la hermandad. Sin embargo,
ellas se han mantenido firmes en su decisión de seguir participando
activamente en las procesiones.
En la pasada Semana Santa, cuando ya habían recibido el primer
apoyo del Obispado, no llegaron a sacar a la virgen. Pero fue la
lluvia la que se lo impidió a ellas y al resto de sus compañeros
varones.
Herreros, el hermano mayor que le ha puesto cara y voz al veto,
reconoció ayer que hasta que ellas quieran podrán
seguir saliendo de costaleras, ya que así lo ha decidido
el obispo, del que dependen las hermandades. La votación
del pasado domingo, en la que se reiteró el rechazo a las
cuadrillas mixtas, no fue más que una forma sonada de mostrar
las discrepancias con Asenjo.
Por su parte, Mario Iceta indicó que ninguna hermandad puede
ir en contra "de la igualdad de los cristianos", se entiende
que entre hombre y mujeres. Pero éste no fue el principal
argumento al que se agarró para defender la readmisión
de las costaleras. El vicario general presentó unas nuevas
"normas complementarias" para las cofradías que
no dejan lugar a la duda: "En cuanto a la participación
de mujeres en las cuadrillas de portadores de los pasos procesionales,
habrá necesariamente de respetarse los derechos adquiridos
por éstas en decisiones tomadas por anteriores órganos
de gobierno", dice el texto en su artículo número
16. Es decir, las dos mujeres no pueden ser vetadas porque llevaban
varios años como costaleras y no hay una razón para
que dejen de serlo.
Según señaló Iceta, éste será
el criterio que se siga en casos similares de expulsión que
se puedan presentar en el futuro. Sin embargo, el Obispado ha decidido
dejar en manos de cada cofradía la creación o no de
nuevas cuadrillas mixtas. Cada hermandad será la que decida
si puede entrar o no una mujer en un paso de varones. Una de arena
y otra de cal ofrece la Iglesia para contentar también los
más conservadores del colectivo cofrade.
El descontento en ese sector se ha visto acrecentado al considerar
que la Iglesia les "ha dejado a los pies de los caballos"
en este asunto. Cuando en marzo saltó la polémica,
Pedro Soldado, delegado diocesano de hermandades y cofradías,
apoyó en un principio la expulsión de las dos mujeres
y asumió los argumentos de la directiva de los Dolores. Pero
intervino el obispo y la postura oficial cambió radicalmente:
No había motivo para vetar a las chicas.