Ataviada con ajuar
hebrea recibe María Santísima de la Encarnación
a todos aquellos fieles que se acercan a la capilla del Monasterio
de su mismo nombre. De este modo disfrutan de su presencia
maternal las religiosas de este centro franciscano que en
a penas una semana la verán partir hacia el templo
del Sagrario junto con Jesús Cautivo.