Por segundo año consecutivo, el pasado 27 de
abril, con motivo de la celebración de las fiestas en honor
a la Santísima Virgen de la Cabeza, la Hermandad de la Borriquilla
de Padul ha organizado un viaje a Benamaurel y Cúllar. Varias
son las motivaciones de tal viaje, aunque básicamente son
las siguientes:
Convivencia de los
Cofrades de la Hermandad y cuantos han tenido la amabilidad
de acompañarnos en esta entrañable
jornada.
Convivencia con
las gentes de estas dos localidades granadinas en las que se
nos ha tratado
como
si fuésemos naturales
de las mismas y en las que nunca nos hemos sentido forasteros.
Ver como son en ambas poblaciones las fiestas en honor a la
Santísima Virgen de la Cabeza.
Ser testigos de
excepción de cómo se entienden las
fiestas populares fuera de nuestra villa. Moros y Cristianos rivalizando
sanamente por ser los mejores en sus desfiles y luchas incruentas
en donde el dominio de cada pueblo pasa de los cristianos a los
moros, para pasar de nuevo a ser de los cristianos. Superándose
año tras año en el esplendor de sus atuendos y el
la calidad de las bandas de música que enmarcan con sus
marchas, llamadas moras unas y cristianas otras, el paso de las
comparsas por las calles y plazas de cada una de las dos localidades
en las que hemos estado.
Entre Benamaurel y Cúllar nos han comentado que existe
una sana rivalidad por las celebraciones de Moros y Cristianos.
De ella nace un espíritu constante de superación
que es de agradecer por los que, no siendo naturales de ninguna
de las dos poblaciones, asistimos como hechizados al paso de cada
una de las filas, ya sea mora o cristiana.
Miles, sí miles, han sido las fotografías que se
han tomado de por los que viajamos, desde que llegamos a Benamaurel
y nos encontramos con la cabeza del desfile en la que se nos aproximaba “Los
Pacos”, seguidos muy de cerca por las filas Moras. Tras una
pausa fueron los Cristianos los que coparon la atención
de los asistentes. Y tras todos ellos la Santísima Virgen
de la Cabeza, la “Virgen de los Papelitos” como se
la conoce por la curiosa tradición de ensartar en un hilo,
situado tras la pequeña imagen mariana, las ofrendas de
los devotos en forma de billetes de banco.
Nos trasladamos a la finalización del desfile de Benamaurel
hasta la cercana población de Cúllar, y aprovecho
para disculparnos ante todos aquellos que nos abrieron las puertas
de sus cuartelillos o sedes de sus comparsas para que pasásemos
el día con ellos. El viaje ya estaba programado y en ese
momento era imposible modificarlo. No obstante en un futuro, que
espero no sea muy lejano, podremos ser huéspedes de su hospitalidad.
En Cúllar teníamos dos opciones, dada la hora a
la que llegamos: Arroz o Migas. Arroz en la carpa de los moros
y migas en la de los cristianos. Tres euros y medio te daban derecho
a un plato de migas con “tajás” o arroz, un
plátano, un helado y uno o más vasos de sangría.
Después a buscarse la vida, cada uno como mejor estimase,
para tomarse un café y sobre las seis y media ya estábamos
todos en nuestros sitios para ver el desfile. Casi dos horas en
las que no cesaron de pasar agrupaciones. Primero los cristianos,
niños y mayores, hombre y mujeres. Y detrás, sin
solución de continuidad, los moros, fantasía y derroche
de colorido en sus indumentarias. Detrás la Virgen de la
Cabeza, diminuta imagen que este año procesionaba bajo un
templete plateado.
Ya solo queda invitarles a ver nuestras galerías fotográficas
a las que iremos añadiendo otras nuevas, según nos
lleguen las colaboraciones.
También les emplazamos a participar en las propuestas religiosas
y culturales que promueve la Hermandad de Nuestro Padre Jesús
de la Victoria y Nuestra Señora del Valle “La Borriquilla” de
Padul que, como siempre, irá anunciando con bastante antelación.