El pasado 6 de septiembre,
en una atmósfera saturada de olor a pólvora y rota
por el estruendo de las descargas de mosquete, sonó la
Marcha Real marcando el momento de la salida de San Antón,
Santo Patrón de la localidad granadina de Béznar.
Una vez más la calidad humana
y la buena acogida que las gentes de este precioso rincón
del Valle de Lecrín dan a los visitantes, me hizo sentir
como en casa. Por eso no tardé en pegar la hebra con algunos
de los mosqueteros. Eran personas de edad, algunos de ellos residen
todo el año fuera de Béznar, pero la llamada de la
tierra es fuerte y, como atraídos por un imán, cada
año vuelven a su tierra para revivir, en primera persona,
una de las tradiciones más arraigadas que podemos encontrar
en nuestra comarca y cuyas raíces hay que buscarlas en tiempos
de Don Juan de Austria: el
desfile de los mosqueteros.
Me contaron que uno de los momentos
más hermosos de la celebración consiste en el revoloteo
de la bandera cuando se rinden honores al santo. De esto puedo
dar fe. A ritmo de vals, la bandera fue girando, plegándose
sobre su mástil, para después volver a ondear libre
al viento.
Algunos se lamentaban diciendo que cuando ellos ya no desfilen
en la fiesta no habrá quien dispare sus mosquetes, porque
sus hijos o nietos no comparten con ellos la tradición que
les inculcaron sus mayores desde que eran niños.
No obstante, el que esto escribe, se permite la libertad de discrepar
aunque sea un poco de su pesimismo, ya que pude ver como un numeroso
grupo de niños y niñas se suman cada año a
las celebraciones, vestidos con el traje típico e incluyendo,
como no, su correspondiente mosquete.
La Agrupación Musical "Virgen
del Carmen", de la localidad de Dúrcal, conocida como
la bande “Manolo Bocao”,
por el nombre de su director, es como la banda de toda la vida
en esta población, ya que hace muchos años que pone
sus notas a las fiestas de Béznar.
Por otra parte también intervino
en el apartado musical la Banda de Música "San Juan Bautista",
de Lecrín,
municipio al que pertenece la población de Béznar.
Una vez más echo mano de
nuestra hemeroteca para rescatar la historia de los mosquetes de
Béznar, publicada en el
folleto de las fiestas del pasado año 2003, por lo que reproduzco
el texto íntegro del relato.
HISTORIA DE LOS MOSQUETES DE BÉZNAR:
“La política intransigente
de Felipe II hace crecer el descontento de la población
morisca y el aumento de los grupos de monfíes.
Esta situación provoca enfrentamientos entre los moriscos
y los cristianos como el sucedido en Béznar en torno al
año 1566. Sucedió que una fracción de la
partida de Ibrahim Agad de la Zubia de los monfíes del
Nazcoz de Nigüelas atacó al Beneficiado y su séquito
cuando se dirigían a dar el Santísimo a un enfermo.
Resultando muerto el Sacristán y un labrador, siendo cautiva
la hija de éste, María Trinidad, y robado el Santísimo
que era conducido en el portaviático.
Conocido el suceso, el pueblo se reunió en la plaza y los
hombres querían perseguir a los monfíes si no hubiesen
sido impedidos por las autoridades. En esta confusión se
presentó un alférez de los tercios de Flandes, Don
Martín Alonso de Frías, el cual organizó una
Hermandad cuya principal misión era rescatar el Santísimo,
para ello acudieron al Marqués de Mondéjar, Don Luis
Hurtado de Mendoza, que les concedió veinticinco mosquetes
y arcabuces.
Por los corredores (prácticos escuchas y enlaces) se conoció que
el campamento de los monfíes se hallaba a la parte izquierda
del Barranco de Tablate sobre un Tajo y entre dos pequeñas
lagunas.
El ataque de treinta mosqueteros, auxiliados por once corredores,
bajo el mando de Don Martín Alonso de Frías, sorprendió a
los monfíes de la Lagunilla sufriendo una terrible derrota.
Se liberaron nueve cautivos de los veintitrés que tenían
y entre ellos María Trinidad, que portó entre sus
manos el portaviáticos con el Santísimo hasta Béznar,
donde lo entregó al Beneficiado. La sagrada forma fue conducida
al sagrario vacío al tiempo que se producían las
primeras descargas en honor al Santísimo.
Como premio, los mosqueteros recibieron coronas de flores, origen
de los adornos de flores que llevan sus sombreros.
Los solteros recibieron de sus prometidas las cintas de
los cuellos de sus camisolas, aquí está el origen del adorno
de las nueve moñas de seda y de los dos lazos de mayores
dimensiones llamados EME, inicial de Ave María.
También recibieron manteles de Valencia, que cubrían
las cabezas de las mujeres, así como mantones, los cuales
colgaron de sus correas (hoy fajas de granas).
Don Juan de Austria conoció de todas estas hazañas
por boca del alférez Don Martín Alonso de Frías.
El Príncipe concedió a María Trinidad una
pensión como premio a su heroísmo y a los mosqueteros
el privilegio de escoltar al Santísimo, a la vez que los
uniformaba. Todo esto sucedió en una breve estancia de Don
Juan de Austria en Béznar, según constaba en el manuscrito
de 1571 que existía en el Archivo Parroquial de Béznar…”