DEL SUEÑO
A LA REALIDAD: BREVE HISTORIA DE LA CASA DE HERMANDAD DE SAN JUAN
EVANGELISTA DE PADUL
Padul Cofrade
Padul, agosto 2008
Desde
Padul Cofrade ofrecemos, a cuantos tengan a bien
dedicar parte de su tiempo a la lectura
de las líneas que siguen, el contenido íntegro
del escrito que amablemente nos ha cedido Manuel
Casares López, en el cual se relata, en lenguaje
coloquial y con estilo de diario de bitácora,
el devenir de la Casa de Hermandad de San Juan Evangelista,
desde que surge
la idea hasta el día de su inauguración.
LA IDEA
Mayo del año 2003:
Saliendo un día de la reunión de la Cofradía
(después de Semana Santa), de hacer el análisis final
de la procesión del Viernes Santo, yendo por la calle le
comentó, Juan Antonio García Lázaro a Joaquín
Ferrer Pérez y a mí Manuel Casares López que
dinero disponía la hermandad, y Joaquín nos contestó que
unas 600.000 pesetas, y preguntó: “¿Para qué? “,
a lo que Juan Antonio respondió: “Para poder comprar
una casa para la hermandad”.
EL TRATO Y LA COMPRA
Lo vimos bien y nos dijo que había que empezar a buscar.
Esto era el año 2003, por el mes de mayo. Así quedó la
cosa. Unos meses más tarde, Juan Antonio, me vio y me dijo: “He
visto una casa en buen sitio y he preguntado de quien es. Me han
dicho que es del Enrique de la Placetilla de los Cubos. He hablado
con él y dice que es grande, que tiene cinco metros de fachada
y que era de su hermana, que habláramos con ella”. Así que
fuimos a hablar con Joaquín, para que el sábado siguiente
ir a hablar con la dueña, a ver si esa señora que se
llama Rosalía, accedía a vender la casa. La propietaria
de la casa nos dijo que el tema lo llevaba Joaquín Morales,
el “correor”, así que fuimos a hablar con él
y los tres más el “correor” nos dirigimos ver
la casa. La casa estaba hecha una pena, estaba en ruina total. Estuvimos
midiendo a pasos y ojo de buen cubero, mirando y echando planes.
En principio nos quedamos fríos, pero nos citamos para ir
otro sábado más tranquilos y con metro para medir.
Le dijimos al “correor” que no entrara en trato con otros
hasta la contestación nuestra. Así que, a las nueve
de la mañana del sábado siguiente, estábamos
allí los cuatro con el metro. Vimos que entraba el trono,
así que nos fuimos para mi casa y en el bajo, los cuatro,
empezamos a hablar, pero Joaquín Ferrer, Nuestro Hermano mayor,
no estaba muy convencido, por lo que después de mucho rato
hablando los cuatro, lo aplazamos para el sábado siguiente.
Mientras tanto empezamos
a tramitar los papeles de los estatutos civiles de la hermandad.
No pasaron muchos días cuando le dije a mi mujer: “Aurora,
vamos a hablar con el ama de la casa nosotros”, así que
la tarde siguiente fuimos a hablar con ella pero, como en a anterior
ocasión, nos dijo que de nuevo que el tema lo llevaba
Joaquín el “correor”, por lo que pensé: “vamos
a que Juan Antonio, que vamos a hablar con é”. Llegamos
a su casa, pero no estaba, si bien su mujer nos dijo que no tardaría
en llegar y, en efecto, llegó al poco rato. Le expuse
que la casa se compraba, ya fuese por la Hermandad o yo mismo.
Entonces dijo que adelante, que la compraba la Hermandad, así que
volvimos a hablar con el “correor” y quedamos para
entregar una señal de 500.000 pesetas a cuenta del precio
total de la casa, a la espera de los estatutos civiles fueran
aprobados y así poder escriturar la vivienda.
Pasado aproximadamente un mes, poco mas o menos, hicimos una reunión
de la Junta Directiva, para ver como financiábamos los 3.000.000
millones que nos costaba la casa, acordando hacerlo de la siguiente
manera: “Los matrimonios Manuel y Aurora, Francisco Javier
y Paquita, Ismael y Angustias, Francisco Luis y Nati, Joaquí y
Carmen y Juan Antonio, firmamos un préstamo a diez años.
Los estatutos vinieron aprobados el 23 de diciembre de 2003 y la
casa se escrituró el 21 de enero de 2004. Así que la
casa era ya de la Hermandad de San Juan. A los dos o tres días
me dijo Joaquín, el Hermano Mayor: “¿Cómo
vamos a hacer la casa sin dinero?”, a lo que yo respondí: “No
te preocupes, yo me encargo de eso, para que la hermandad no gaste
dinero”.
LA OBRA
Puse manos a la obra y comencé a pedir desde el Ayuntamiento
hasta el arquitecto y empresarios de la zona ayuda para poder hacer
la Casa de Hermandad de San Juan.
Hechos estos trámites, se empezó el derribo de la
casa el día 11 de diciembre del año 2004. La primera
piedra de la nueva casa se colocó el 28 de mayo de 2004. Fue
un acto muy emotivo. Ya se podía ver algo: se habían
hecho los cimientos de la Casa de Hermandad de San Juan.
Ejerciendo Juan Antonio y yo de albañiles, la casa se fue
haciendo en fines de semana, por lo que se han empleado casi dos
años en finalizarla, y eso a pesar de haber colaborado mucha
gente, entre la que se cuentan costaleros, cofrade y gente de fuera.
Las obras y la pintura de la Casa de Hermandad se dieron por concluidas
el 28 de enero de 2007, siendo inaugurada oficialmente el día
31 de marzo a las cinco de la tarde, Sábado Santo”.
Fue un acto familiar, a pesar de haberse invitado a todos los vecinos
de padul. Asistieron el Párroco, Autoridades Civiles, el Presidente
de la Asociación de Cofradías de Padul y los Hermanos
Mayores que la componen, así como multitud de vecinos y visitantes
que quisieron sumarse a tan señalado acto. El párroco
bendijo la casa y pronunció unas palabras que fueron escuchadas
con un respetuoso silencio. La Banda de la Asociación Músico
Cultural San Sebastián, de Padul, interpretó varias
marchas, entre ellas: Pasa el Evangelista, Concha y Caridad del Guadalquivir.
Esta misma tarde tuvo lugar el traslado de las imágenes de
la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Victoria y Nuestra
Señora del Valle (La Borriquilla), desde su Casa de Hermandad
hasta la Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor, para
su bendición.
LA PRIMERA SALIDA
El
6 de abril de 2007, Viernes Santo, hizo su salida procesional,
por primera
vez desde su propia casa, la Hermandad de San Juan Evangelista.
Horas antes pasaron procesionando en visita de cortesía,
por la Casa de Hermandad, la imagen de Nuestro Padre Jesús
de la Victoria (La Borriquilla), la de Nuestro Padre Jesús
en Oración
en el Huerto de los Olivos y la del Santísimo Cristo
Crucificado.
Este es el breve relato de
una hermandad que hizo realidad un sueño con el trabajo
de muchas personas durante los dos años que tardó en
ver la luz.
A todos, a los que han colaborado con su ayuda, a los que nos han
apoyado moralmente y a todos los que han dedicado unos minutos de
su tiempo para llegar leyendo hasta aquí, solo me queda decir: “GRACIAS,
muchas GRACIAS”.