LOS MÁRTIRES
DE TAZACORTE: LISTA, POESÍA E HISTORIA
José Guillermo Rodríguez Escudero
Santa Cruz de la Palma, julio 2008
I- LISTA
NOMBRE
MARTIRIO
PATRIA
1. P. Ignacio de Azevedo
Muerto a golpe de espada y lanza
Oporto, Portugal
2. P. Diego de Andrade
Lanzado vivo al mar
Pedrogram Grande, ortugal
3. Fr. Antonio Suárez
Lanzado vivo al mar con puñaladas
Alentejo, Portugal
4. Fr. Bento de Castro
Lanzado vivo al mar con golpes de arcabuz
Chacem,. Portugal
5. Fr. Juan Fernández
Lanzado vivo al mar
Lisboa, Portugal
6. Fr. Manuel Alvares
Torturado, lanzado al mar
Lisboa, Portugal
7. Fr. Francisco Alvares
Lanzado vivo al mar
Covilha, Portugal
8. Fr. Juan de Mayorga
Lanzado vivo al mar
Navarra, España
9. Fr. Esteban Zurara
Lanzado vivo al mar
Vizcaya, España
10. Fr. Alfonso Baena
Lanzado vivo al mar con puñaladas
Villotobas, Toledo
11. Fr. Domingo Fernandes
Lanzado vivo al mar con puñaladas
Villa Viçosa, Portugal
12. Fr. Gonzalo Anriques
Lanzado vivo al mar
Oporto, Portugal
13. Fr. Juan Fernandes
Lanzado vivo al mar
Braga, Portugal
14. Fr. Alejo Delgado
Lanzado vivo al mar
Elvas, Portugal
15. Fr. Luis Correa
Lanzado vivo al mar
Évora, Portugal
16. Fr. Manuel Roiz
Lanzado vivo al mar
Alcouchete, Portugal
17. Fr. Simón Lopes
Lanzado vivo al mar
Ourem, Portugal
18. Fr. Manuel Fernandes
Lanzado vivo al mar
Celorico, Portugal
19. Fr. Alvaro Mendes
Lanzado vivo al mar
Elvas, Portugal
20. Fr. Pedro Nunnes
Lanzado vivo al mar
Fronteira, Portugal
21. Fr. Luis Roiz
Lanzado vivo al mar
Évora, Portugal
22. Fr. Francisco de Magaihaes
Lanzado vivo al mar
Alcácer do Sal, Portugal
23. Fr. Nicolás Dinis
Lanzado vivo al mar
Bragança, Portugal
24. Fr. Gaspar Albares
Lanzado vivo al mar
Oporto, Portugal
25. Fr. Blas Ribeiro
Decapitado
Braga, Portugal
26. Fr. Antonio Fernandes
Lanzado vivo al mar
Montemor-o-Novo, Portugal
27. Fr. Manuel Pacheco
Lanzado vivo al mar
Ceuta, España
28. Fr. Pedro de Fontoura
Semidecapitado, lanzado al mar
Braga, Portugal
29. Fr. Simón da Costa
Decapitado, lanzado al mar
Oporto, Portugal
30. Fr. Andrés Gonçalves
Lanzado vivo al mar
Vianna d’Alvito, Portugal
31. Fr. Amaro Vas
Lanzado vivo al mar
Oporto, Portugal
32. Fr. Diego Pires
Golpe de lanza, lanzado al mar
Nisa, Portugal
33. Fr. Marcos Caldeira
Lanzado vivo al mar
Évora, Portugal
34. Fr. Antonio Correa
Lanzado vivo al mar
Oporto, Portugal
35. Fr. Fernán Sánchez
Lanzado vivo al mar
Castilla, España
36. Fr. Gregorio Escribano
Lanzado vivo al mar
Logroño, España
37. Fr. Francisco Pérez Godoy
Lanzado vivo al mar
Torrijos, Toledo
38. Fr. Juan de Zafra
Lanzado vivo al mar
Jerez de los Caballeros, Badajoz
39. Fr. Juan de San Martín
Lanzado vivo al mar
Yuncos, Toledo
40. Fr. Juan Adaucto
Lanzado vivo al mar
Portugal
II - POESÍA
Poesía del Beato José de
Anchieta que el Obispo de la Diócesis, don Felipe Fernández,
entregó a los fieles en la Festividad de Los Mártires
de 1997.
“LO DULCE NO GUSTARÁ”
“Lo dulce no gustará
Quien no gusta del acedo,
Como Ignacio d’Azevedo.
El exceso de amarguras,
Que el buen Jesús padeció,
Con amor las convirtió
En exceso de dulzuras,
Con que al hombre regaló.
Lo uno y otro bebió
Ignacio, que muerto está,
Con muerte que vida da,
Porque quien hiela no gustó
Lo dulce no gustará.
El trabajo, Abatimiento,
Dolor, muerte acedos son.
Bebiólos, de corazón,
Con excesivo contento,
Ignacio, grande varón.
Si quieres tal bendición,
Síguelo con gran denuedo,
Porque es justicia y razón,
No tenga consolación
Quien no gusta del acedo.
Azevedo acedo queda,
Si sacas del medio ve,
Porque el acedo fue
Para Ignacio viva rueda,
Con que se probó su fe.
Su amor perfecto fue
Desechando todo el miedo,
Pues quien tal ejemplo ve,
Firme en sólo Dios su pie,
Como Ignacio de Azevedo.”
III- HISTORIA
Ignacio de Azevedo y Abreu, nacido en Oporto en 1526, fue paje
en la corte del Rey Juan III de Portugal desde 1539. Dos años
más tarde entra en la Compañía de Jesús,
llegando a ser nombrado sucesivamente, rector de los colegios de
San Antonio de Lisboa, Coimbra y Braga y más tarde Viceprovincial
de Portugal.
En una carta al Papa en 1565 solicita ser enviado a las Indias o a Brasil como
misionero. Accediendo a esta petición, es enviado a Brasil como Visitador
de la provincia jesuítica. La patente de Visitador fue firmada por San
Francisco de Borja, por aquel entonces, General de la Compañía.
Aprovecha su etapa en el país recorriendo Río de Janeiro, Bahía,
Sao Paulo…, encontrándose en ocasiones con el Padre José de
Anchieta y, probablemente con el que llegara a ser Apóstol del Paraguay,
el palmero Padre José de Arce y Rojas.
Regresa a Lisboa
el 31 de octubre de 1568 y es recibido en audiencia por el
Rey Don Sebastián. Al año siguiente se dirige
a Roma en compañía del embajador Don Juan Telos
de Meneses y es nombrado Provincial del Brasil, con lo que
adquiere la potestad para reclutar una expedición de
misioneros.
El Papa San Pío
V lo recibe en Roma y le obsequia con diversas reliquias para
que fueran veneradas en las nuevas misiones, así como
un retrato de la Virgen, copia del original - que se custodia
en la capilla Borghese de la Basílica de Nuestra Señora
La Mayor de Roma-, atribuido al pincel del Evangelista San
Lucas.
Ignacio recorre Madrid, Valencia,
Barcelona, Medina del Campo, etc. En Portugal visita Évora,
Coimbra, Braga. En todas estas zonas iba alistando voluntarios.
El día 3 de mayo de 1570 concentra en Val
del Rosal a los 77 misioneros en la fiesta de la Santa Cruz. El día 2
de junio, cerca de Lisboa, en Belem, escribe ya en el galeón Santiago
al General de la Compañía de Jesús.
Don Luis de Vasconçelos
y Meneses había sido nombrado gobernador del Brasil,
disponiéndose a zarpar en una flota compuesta por siete
navíos. En tres de ellos, se habían instalado
los misioneros jesuitas, llegando a mediados de junio de 1570
al puerto de Funchal (Madeira). Un poco antes, había
salido de La Rochela, en el sur de Francia, el hugonote francés
Jacques Souris, al mando de sus navíos, ávidos
de encontrar algún botín. Llega al puerto de
la isla portuguesa pero es rechazado por la artillería
del castillo de San Lorenzo y de los cañones de las
naves de Don Luis Vasconçelos, cuya flota aun se hallaba
anclada en la bahía.
Es curiosa la narración
de Guillén de Lugo de Casaus, de quien se dice que
inició el fabuloso joyero de la Virgen de Las Nieves-,
en el acta del cabildo palmero de 28 de julio de 1570, cuando
denomina al pirata francés “Capitán Curi”,
asemejándose este nombre a la pronunciación
francesa de “Souris”.
El galeón Santiago zarpó del puerto de Funchal con rumbo a Santa
Cruz de La Palma el 7 de julio de 1570, aprovechando que los piratas habían
abandonado finalmente la isla. A bordo iba el Padre Ignacio de Acevedo con
39 misioneros más y algunos pasajeros, amén de la tripulación.
Estuvieron a punto de ser abordados por los cinco navíos de Sourie.
Un fuerte viento se levantó repentinamente, lo que dispersó a
los barcos, al aproximarse a La Palma. El galeón de los jesuitas tuvo
que guarecerse rápidamente en el puerto de Tazacorte. Una vez anclado
el galeón, saltaron a tierra los misioneros, quienes fueron acogidos
por la familia Monteverde, establecida allí desde hacía algunos
años. Se dio la circunstancia de que Melchor de Monteverde y Pruss se
había educado junto con el Padre Ignacio en Oporto.
El 13 de julio
de 1570 celebró el Padre Ignacio de Acevedo su última
misa en tierra, en la iglesia del Patrón de La Palma,
San Miguel Arcángel de Tazacorte.
Se cuenta que, en el preciso instante de que el
jesuita sumió el cáliz, tuvo una revelación de su próximo
martirio. Esto le provocó una tremenda impresión, lo que hizo que
con sus dientes produjera una melladura en el borde del cáliz. En las
crónicas del alcalde constitucional de la capital palmera Don Juan Bautista
Lorenzo Rodríguez, queda recogido ese momento de la siguiente forma: “en
un sagrario muy decente se guardaban, con mucha veneración, el cáliz
y patena, regalo de San Pío V, con que habían dicho la misa, el
cual conservaba una confusa melladura hecha con los dientes incisivos, al tiempo
de sumir el linguis, atribuyéndose entonces este hecho a la revelación
que en aquel momento había tenido dicho padre de que iba a padecer martirio”.
Se cuenta que el Ilmo. Sr. Obispo de la Diócesis de Tenerife Don Luis
Folgueras y Sión, en la visita que hizo a La Palma en 1831, se llevó esta
reliquia y la envió a Roma.
Las reliquias entregadas por el Papa fueron desembarcadas y entregadas a su
amigo Melchor, como muestra de agradecimiento por su acogida, y quizá,
para que no cayesen en manos impías, según su visión.
El caballero las depositó en la ermita de San Miguel. Este cofrecito
se guarda aún hoy en esta parroquia.
En la madrugada del 14 de julio de 1570 zarpa el galeón Santiago rumbo
a Santa Cruz de La Palma, por la parte sur de la isla. El mar, por este lado
de poniente, se hallaba en calma ese día, lo que obliga al galeón
a avanzar costeando la isla para mejor aprovechar el “terral”,
la ligera brisa que le llega de tierra.
Cruces en el fondo del mar en
conmemoración de los Mártires
El corsario Jacques
Sourie, a bordo del navío de guerra “Le Prince”,
pudo interceptar al galeón de los jesuitas cuando éste
se aproximaba a la Punta de Fuencaliente, aprovechando los
vientos favorables que le venían del mar por la parte
del naciente. Esto sucedió al amanecer del día
15 de julio. A los disparos de intimidación por parte
de los piratas, les siguen los intentos de abordaje. Mientras
tanto, los otros navíos del pirata se iban acercando
al galeón “Santiago”. A la orden de Sourie,
de los cinco barcos franceses saltaron salvajemente sobre el
galeón portugués, unos piratas armados ávidos
de sangre y riquezas. Nada pudieron hacer los tripulantes y
los jesuitas. Todos iban sucumbiendo ante tal atroz ataque.
El Padre Acevedo alentaba como podía a sus compañeros
y compatriotas. Un capitán calvinista lo hiere en la
cabeza con una espada. A duras penas seguía exhortando
a los suyos a perdonar a los verdugos, mientras abrazaba con
fuerza el pequeño cuadro de la Virgen, obsequio de Pío
V. Herido de muerte por tres golpes de lanza, cayó al
suelo sin vida.
Los piratas lanzaron por la borda a los cuerpos, algunos moribundos, hasta
que los vieron hundirse en el mar. Los martirizados fueron dos sacerdotes,
siete alumnos del Escolasticado, ocho hermanos coadjutores y veintitrés
novicios.
Tan sólo se le había perdonado la vida al hermano cocinero, un
joven que era sobrino del capitán de la nave. No satisfecho con su destino,
decide vestirse con el hábito religioso y se declara jesuita. Fue degollado.
Después del martirio, los asesinos llegan a San Sebastián de
La Gomera en son de paz. Al paso de los días se fue divulgando la espeluznante
noticia. El Conde de La Gomera, Don Diego de Ayala y Rojas, recaba de Jacques
Sourie la entrega de los 28 miembros de la tripulación y pasajeros lusitanos
que tenía prisioneros el corsario francés. Una vez llegados estos
hombres a Funchal, relataron minuciosamente al jesuita Padre Pedro Díaz
lo ocurrido a bordo de la nave portuguesa. Todo fue recogido en “La Relación
del martirio del padre Ignacio de Azevedo y sus compañeros”.
Como premonición del acontecimiento que iba a vivir, uno de los mártires,
el vizcaíno Padre Esteban Zurara (o Zuzayre, como lo llama el mencionado
alcalde en sus “Noticias…”), antes de partir de Plasencia,
donde vivía, para ir al Brasil, dijo al Padre José Acosta, su
confesor, que “partía alegre y contento por tener la certeza de
alcanzar el martirio".
El Papa Benedicto XIV en su Bula de 21 de septiembre de 1742, reconoció el
martirio de los cuarenta jesuitas “conocidos por antonomasia con el nombre
de Mártires de Tazacorte y S.S. Pío IX en el año de 1862,
día de Pentecostés los canonizó”.
Santa Teresa de Jesús, que tenía entre los mártires un
sobrino suyo, Francisco Pérez Godoy, de Torrijos, Toledo, comunicó en Ávila
el mismo día haber participado en su oración de la gloria con
que el cielo había coronado a aquel invicto escuadrón de mártires
misioneros.
El 11 de mayo de 1854 el Papa Pío IX los beatificó y en el santoral
católico aparece reflejada esta festividad el 15 de julio. Se celebra
anualmente en Tazacorte, tras la solemne función religiosa concelebrada
en honor a los Mártires, la procesión con la talla del Beato
Ignacio de Acevedo y la arqueta con las reliquias, las cuales también
son expuestas.
En la actualidad se han colocado en el fondo del mar, donde se cree que
fueron arrojados los jesuitas, cuarenta cruces que recuerdan tan triste
episodio.
A pesar de que “se trata de uno de los hechos históricos y religiosos
más importantes que ha tenido La Palma y Canarias”, lamentablemente
pocos palmeros y canarios conocen esta festividad ni tampoco esta historia.
Se está considerando la posibilidad de nombrar al Padre Ignacio de Acevedo
alcalde honorario y perpetuo del municipio. También se estudia el proyecto
de acondicionamiento de las cuevas del Time, en el Barranco de las Angustias,
para destinarlas a un centro temático que recuerde a estos misioneros. Éstos
estuvieron en estas oquedades haciendo penitencia.
BIBLIOGRAFÍA
LORENZO RODRÍGUEZ; Juan-Bautista.Noticias para la Historia
de La Palma, Santa Cruz de La Palma, 1985. P. 121. MILLARES PEREZ, Salvador, «Los Mártires de Tazacorte»,
El Día de La Palma, ( 9 de abril de 1986). PROGRAMA. Festividad de los Beatos Mártires de Tazacorte.
Parroquia de San Miguel Arcángel. Tazacorte, (15 de julio
de 1999).
«Se pide la creación de un centro para recordar a los Santos Mártires
de Tazacorte», El Día, (04 de noviembre de 2003).