UNA HERMOSA SAYA
PARA LA MÁS HERMOSA FLOR DE BADALONA
José Manuel Izquierdo Díaz
Badalona, diciembre 2008
Dedicado al Consejo
General de Hermandades y Cofradías de la Archidiócesis
de Barcelona, a la Hermandad del Santísimo Cristo Redentor
y Nuestra Señora de la Soledad, de Badalona, a la Hermandad
de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima
de la Esperanza Macarena, de Barcelona, y a cuantos hermanos y hermanas
me han ayudado a ser mejor persona, a los que hecho de menos.
Soledad...
curiosa contradicción. ¿Acaso ha estado alguna
vez sola la Señora de Llefià? Aún en
lo años más difíciles, hace 25 años,
estuvo arropada por su gente, las mujeres y los hombres
de su barrio, trasplantados a la fuerza de sus tierras de
origen, luchando por el porvenir propio y por el de esos
niños y niñas que, primero de monaguillos,
después de acólitos y más tarde de
costaleros o nazarenos han ido formando el cuerpo de hermanos
de la Cofradía del Santísimo Cristo Redentor.
El próximo 8 de diciembre,
la Estrella de Llefià recibirá de los luminosos
cielos del sur el hermoso color azul para su manto; el blanco
inmaculado de las caleras de la ciudad del Gallo, para su
saya; el rubicundo Sol, sus hilos de oro del bordado primoroso,
detallista, profesional, de Santiago y Gloria.
Soledad... con carita de Trianera,
de la calle San Jacinto. Cincelada por el ángel Manuel
en la Frontera de la Gloria, en Morón, donde empieza
el paraíso de la verde Sierra San Pablo, vergel que
sirve de fondo al muy querido y añorado blanco caserío
de Montellano, desfilará por Barcelona resplandeciente,
Reina, Madre Inmaculada y Señora Nuestra.
Y la recibirán en el
Ajuntament y en la parroquia de Sant Jaume. Allí la
esperaran los que la conocen como Angustias y le cantarán
los que la veneran como Rocío, a ritmo de tambor marismeño
y palmas.
Le acompañaremos muchos
y muchas que, siendo la misma Madre, la veneramos como Dolores,
Guadalupe, Valvanera, Bienaparecida, Merced... Cruzará
la Rambla y enfilará la calle Hospital, hecha calle
Feria cada Viernes Santo para la Señora de Sant Agustí,
la Virgen de la Esperanza, la Macarena.
Soledad entrará en la
Catedral del Raval, la Iglesia comunidad de comunidades, la
parroquia de múltiples devociones, la casa acogedora
que su rector, Mosén Casañas, capitán
de una inmensa nao que, en tiempos difíciles, dirige
con pulso firme contra viento y marea. A los que dirijan su
mirada a su entrada, de espalda al Altar, verá que
gira levemente su cabeza a su derecha; responde al grito silencioso
del Gran Poder de su Hijo, Jesús. Y Soledad llorará
de emoción, al ver al hijo de su alma y al verse reflejada
en el espejo con reflejos verde Esperanza.
¿Qué se dirán
Soledad y Esperanza, Macarena y Soledad? La misma y distintas,
camino del Calvario, en el Gólgota y hacía el
Sepulcro. Un mismo icono, distintas situaciones, la Pasión
en dos hermandades separadas por la distancia, unidas de corazón
en fraternal cofradía. Se contarán como cada
Viernes Santo, el sol se pierde por el cielo de Moncada, mientras
la luna llena de Nisan se asoma sobre el mediterráneo,
alumbrando de plata el caminar de Soledad; el mismo mar que
unas horas antes, sabedor que la Esperanza está en
el paseo que lleva al mar, subirá rambleando para ofrecer
a la Señora ofrenda de rumor de mar y sal. ¿Que
nos dirán Macarena y Soledad, Soledad y Esperanza?
Que todo el mundo acuda el día 8, abra su corazón
y las escuche. Nos hará mejores para nosotros mismos
y para los demás, en medio de este Adviento 2008.