Como desde hace algunos
años, la festividad litúrgica del Santísimo Corpus
Christi, se ha celebrado en Restábal en la tarde del sábado
de Corpus, vísperas de la fiesta. A las siete de la tarde tenía
lugar la solemne Eucaristía en la iglesia parroquial de San
Cristóbal, a continuación salio la procesión
del Santísimo Sacramento, acompañada por cohetes, cánticos
y el repique de campanas del vecino pueblo de Melegís, que
anunciaban la procesión de San Antonio y el Sagrado Corazón.
Alrededor de una hora estuvo su Divina
Majestad recorriendo las calles restabeñas. Iniciaban la
procesión los niños de primera comunión y otros
menores, con cestas repletas de gallomba para alfombrar las calles;
acólitos y la custodia bajo palio. Las calles lucían
el tradicional adorno de macetas y amarilla gallomba, recogida durante
la mañana en cerros y barrancos de la población.
Para la ocasión se levantaron
a lo largo del recorrido los cinco altares tradicionales: Puerta
de la Virgen, Avenida de Andalucía (de la Trini o Tienda
Nueva), San Antonio (o de la Rosa); San Antón y la Santísima
Trinidad. Todos ellos con motivos que honran al misterio de la Eucaristía,
en lo que se denomina desde antaño, “descansos para
el Señor”. Novedades han presentado este año
dos de ellos, el primero y el último del recorrido. El de
la Puerta de la Virgen, en el barrio alto, debió adelantar
su ubicación a la desembocadura de la calle San Cristóbal
con la mencionada placeta, al estar esta de obras, por lo que este
año la imagen de la Virgen de las Angustias no presidió
el altar entronizada en su hornacina. Del mismo tampoco estaba en
su hornacina de la Trinidad la imagen de la Virgen del Destierro,
ya que este año, y por primera vez desde su ubicación
en la misma, la imagen ha sido colocada centrando el altar. La presencia
de esta antigua imagen de vestir de la Virgen con Niño, cerca
de los fieles, provocó bastante expectación entre
los asistentes a la procesión, y de forma especial entre
los vecinos del Barrio Bajo, que le profesan hondan devoción
a la que se conoce como “Virgen de la Santísima”,
y cuya fiesta se celebra el domingo de la Santísima Trinidad
con el rezo del Santo Rosario ante su hornacina.
También fue novedad el hecho
de que portase la custodia el seminarista que en estos momentos
tiene la parroquia restabeña, Javier Sabio, iniciándose
así, en nuestro pueblo, en estos menesteres procesionales,
en una jornada sabatina eucarística y festiva.