Remitido por Elena
Publicado en ABC / Antonio Burgos
Septiembre 2009
No contento con el éxito
de crítica y público que tuvo el domingo,
cuando me pidió recomendación con mi apoderado
Joaquín Moeckel para presentar recurso de inconstitucionalidad
contra el Gobierno por sólo retirar los crucifijos
de las escuelas y mantener los nombres de santos y vírgenes
en los colegios nacionales, mi amigo el cínico es
un jartible de los que nunca se sacian. Pues me ha vuelto
a llamar, para que le mande más recaditos a mi letrado
apoderado, a fin de que cuando lo visite tenga prácticamente
redactada la papela del recurso de amparo de los que ven
cercenada su libertad religiosa ni más ni menos que
por los siglos de civilización cristiana de que gracias
a Dios gozamos desde los tiempos en que San Fernando puso
a los moros en el ferry de Algeciras, cuando en Algeciras
no había ferry, que tiene mucho más mérito.
Así que el cínico al que
quitar los crucifijos le parece poco me llamó y esta vez me
dijo, a ver si no me traiciona hoy tampoco el disco duro de la memoria
con todos sus gigas:
"Que
como Moeckel está puesto en recursos contra la Sociedad de
Autores, dile de parte mía que cuando le visite para mi recurso
de amparo de los descreídos totales ante el Constitucional,
a ver si tiene preparado un texto contra el bolero de Carmelo Larrea,
tú, sabes «Dos cruces». Ese bolero será
una contradicción si quitan los crucifijos en las escuelas.
¿Cómo vamos a quitar
los crucifijos en los colegios y vamos a permitir que sigan clavadas
dos cruces en el monte del olvido? Ni por dos amores que han muerto
sin haberse comprendido, ni por nada: dos cruces no se pueden clavar
en ninguna parte, porque eso va contra la libertad religiosa. Y
ya que se trata de que «Sevilla tuvo que ser», a ver
dónde vamos a poner la lunita plateada, porque como aquí
hay un ayuntamiento tan laicista y tan agnóstico que preside
todas las cofradías, supongo que igual que le quitaron el
nombre al General Merry para poner una calle a Pilar Bardem, suprimirán
esa ofensa a los no creyentes, especialmente a las tías del
burka, que es que haya un barrio que se llame de Santa Cruz.
¿Santa Cruz de Tenerife,
dices, y Santa Cruz de Mudela? Eso también hay que quitarlo.
Y el Puerto de la Cruz. Eso va contra la libertad religiosa.
Como lo de la Cruz Roja. ¿Por
qué a mí, que no creo en nada, si tengo un accidente
ha de auxiliarme una institución que te pega con la cruz
en la cara, cuando los crucifijos habrá que quitarlos de
las escuelas? A lo mejor estos señores quieren dejar a la
Cruz Roja por la parte de Roja, no por la parte de la Cruz. Pero
Roja o Facha, esa Cruz hay que quitarla de la última ambulancia
y del peto del último camillero de un campo de
fútbol.
Como las condecoraciones. Hay
que acabar con las condecoraciones que consisten en dar una cruz.
Si quitamos las cruces por un lado, ¿cómo vamos a
estar entregándolas por otro? Por muy valiente que sea un
soldado, ¿cómo vamos a darle la Cruz Laureada de San
Fernando? Se le da el laurel y listo, que él se busque las
papas para el laurel; pero de Cruz, nada. Y esas tómbolas
de Grandes Cruces del Mérito Civil y de Alfonso el Sabio,
igual. Aquí no se da una sola condecoración más
en forma de cruz. Vamos, que hasta hay que suprimir las cuberterías
de la Cruz de Malta, con eso te lo digo todo. Y el cancionero, revisarlo
a fondo. ¿Cómo en una televisión pública
como Canal Sur va a salir una niña que de mayor quiere ser
Rocío Jurado, cantando lo de «Ay, Mari Cruz, Mari Cruz».
De Mari Cruz, nada. Y en la literatura, igual. Al índice
de libros prohibidos Don Ramón de la Cruz, y San Juan de
la Cruz, y Sor Juana Inés de la Cruz. Y en El Prado hay que
quitar todos los cuadros de Pantoja de la Cruz.
Ahora, que por lo que más
quieras, por la salud de mis niños, dile a Moeckel que a
mi cervecita de La Cruz del Campo no me la vayan a tocar, a mi espumosa
ni reñirle”.