Casi 500 jóvenes con ganas de pasarlo bien, doce pañuelos representando a las doce tribus de Israel y la presencia del Espíritu en medio de ellos son los ingredientes fundamentales del encuentro juvenil de Almuñécar. Una jornada de fiesta y convivencia que revolucionó por completo la conocida localidad costera.      A las 10 de la mañana los alrededores del templo parroquial de La Encarnación comenzaban a inundarse por una autentica marea joven llegada de todos los puntos de la Diócesis. La primera parada fue el Auditorio de la Casa de la Cultura, cedido por el Ayuntamiento de Almuñécar, donde comenzó la jornada con la proyección de las mejores escenas de la vida de Abraham. Así los participantes pudieron conocer la historia del Padre de la fe y como Dios le elige para fundar su pueblo. Después de vivir intensamente el pasaje del sacrificio de Isaac, donde los más jóvenes temían que el ángel se retrasará, llego el momento de la reflexión.

     A través de la historia de Abraham el Padre nos habla también a nosotros y nos invita a salir de nuestras rutinas, nuestras comodidades, nuestros egoísmos… De todo aquello que nos lastra y que nos impide ponernos en camino. Precisamente en ese momento fue el propio Abraham quien apareció sobre el escenario para invitar a todos a ponerse en marcha en una gran Gymkhana donde las doce tribus compitieron por ser la primera en cubrir las pruebas y llegar a la meta.

     Y como siempre en la vida de un cristiano, la meta no puede ser otra sino el encuentro con Jesús que se hace presente en la Eucaristía. La celebración tuvo lugar en una abarrotada iglesia parroquial de la Encarnación y estuvo presidida por el arzobispo de la diócesis Francisco Javier Martínez. Durante la homilía, monseñor Martínez Fernández recordó a los jóvenes que la belleza de la vida no radica en la riqueza o el poder mundano sino en la alegría de saberse queridos por el Padre con un amor infinito. Además el arzobispo hizo especial hincapié en la riqueza de la Iglesia Diocesana que se hizo patente en la multitud de parroquias y comunidades que estuvieron representadas en el encuentro.

     Tras la celebración eucarística todos los participantes se desplazaron hasta la playa para almorzar y disfrutar del paisaje en una jornada auténticamente primaveral. Después de este receso para reponer fuerzas y dar buena cuenta de los bocadillos, los refrescos y demás viandas, la actividad volvió al grupo esta vez en forma de juegos que sirvieron para que los jóvenes, llegados de la Alpujarra, los Montes Orientales, la capital, la comarca de Alhama, el Valle o la Costa Tropical terminasen de conocerse.

     A eso de las cinco de la tarde el encuentro daba a su fin y lo hacia como había comenzado, poniendo la vida de cada uno de los asistentes en las manos del Padre, que a fin de cuentas, es quien había convocado en Almuñécar a los casi 500 jóvenes que acudieron a la llamada. Allí, sobre la arena de la playa, y con la vista puesta el horizonte que se traza sobre el Mediterráneo, se recordó de nuevo la alianza con Abraham y todas las proezas que el Señor hizo gracias a su fe. Unas proezas que el Señor está dispuesto a repetir con todos aquellos que respondan a la llamada y como Abraham sean capaces de “salir” de su vida para ponerse en camino.

     De esta manera terminaba una jornada de auténtica fiesta y todos volvían a casa con la mente puesta ya en la siguiente cita, que será el próximo día 7 de diciembre en la localidad de Padul donde la Delegación de Pastoral de Juventud celebrará este año la Vigilia de la Inmaculada Concepción. Para el próximo encuentro habrá que esperar un poco más, será en plena cuaresma, el día 6 de marzo, en Huetor Tajar.