MÁS DE 8.000
PERSONAS SIGUEN LA CORONACIÓN DE MARÍA AUXILIADORA
EN CÓRDOBA. LA ALHAMBRA ESTUVO ALLÍ (I)
Francisco David Cañas Pérez
Granada, mayo 2009
Entre
ocho y nueve mil personas, según la Policía Local,
asistieron ayer a la coronación pontificia de María
Auxiliadora. Desde primeras horas de la mañana el bulevar
del Gran Capitán estaba lleno de operarios ultimando
los detalles antes de que el paso llegara hasta el altar, instalado
junto a la calle Concepción. A esa hora, la Virgen salesiana
con el único acompañamiento musical de las voces
que entonaban rezos de toda la vida, abandonaba la Catedral
en rosario de la aurora. En el cortejo, numerosas mujeres con
mantilla blanca acompañaban a la Virgen en su peregrinar
hasta el bulevar. Comenzaba una jornada en la que la ciudad,
con las autoridades religiosas y civiles al frente, rendía
homenaje a esta emblemática imagen y al legado de 108
años de la congregación salesiana en la ciudad.
Sobre las 10,45 horas, el paso de
la Virgen se instalaba en el altar preparado para la ocasión,
donde destacaban dos tapices traídos de la Catedral, todo
armonizado con liliun blanco y clavel rosa. Al inicio de la ceremonia,
con un amenazante cielo nublado, los asistentes entonaron el Salve
Madre, mientras los más de cien sacerdotes, junto a los vicarios,
el rector salesiano, Pascual Chávez, y el administrador apostólico,
Juan José Asenjo, hacían su entrada desde el centro
cultural de San Hipólito, utilizado de improvisada sacristía.
Tras la liturgia de la palabra llegó
el momento más esperado: el rito de la coronación.
Después de leerse el decreto pontificio por parte de Francisco
Ruiz, inspector de los salesianos, los padrinos de la coronación,
Teresa Dueñas (por la Asociación de María Auxiliadora)
y José Ignacio Aguilera (en representación de la parroquia
de San Lorenzo), presentaron las preseas a Juan José Asenjo,
que procedió a su bendición. Minutos después,
el arzobispo coadjutor de Sevilla, en nombre de Benedicto XVI, impuso,
primero, la corona al Niño y después a la Madre. Eran
las 11.50 horas y cientos de globos azules y rosas ascendieron hacia
el encapotado cielo cordobés, mientras surgían lágrimas
de emoción, aplausos, vivas a María Auxiliadora y
los tres coros que participaron en el acto (el Real Centro Filarmónico
Eduardo Lucena, la Coral Cantabile y el Coro Santo Domingo Sabio)
entonaron el himno a María Auxiliadora.
Tras la eucaristía comenzó
la procesión de regreso, que vivió su momento álgido
cuando la Virgen llegó a la puertas de su santuario, donde
fue agasajada con larga e intensa lluvia de pétalos de flores
mientras la banda de la Esperanza entonaba María Auxiliadora
coronada.