Finalizados ayer domingo,
con la Función en honor a Nuestra Madre y Señora
de la Consolación, los cultos marianos de la Hermandad
Sacramental del Stmo. Cristo de San Agustín. Como han
podido comprobar cuantos se han acercado a nuestra capilla,
el altar de la Madre ha sido majestuoso, así como su
Besamanos, en el que se vivieron como siempre escenas emotivas.
Dos servidores de librea custodiaron la Bendita Imagen durante
la jornada del sábado, mientras la candelería
lucía espléndidamente alumbrando al Santo Crucifijo.
Pero más entrañables aún han sido las palabras
que, durante los tres días del triduo, nos ha dirigido
el predicador, el sacerdote y hermano Sergio Villalba.
Palabras sencillas y directas, siempre en diálogo con los
hermanos. Nos ha mostrado el verdadero rostro de María, desde
el sí quiero, desde la oración, desde la Iglesia…
Y nos ha invitado a ir siempre con ella, a llevarla en nuestro corazón.
Sintonizó rápidamente con nuestro sentir cofrade y
para él ha sido una satisfacción, así nos lo
dijo, poder servir a la Hermandad en este triduo. En la jornada
del jueves estuvo acompaño por nuestro hermano diácono
Valeriano Plaza Expósito. Los nuevos hermanos recibieron
la medalla en la jornada del viernes y una de ellas alabó
a la Stma. Virgen con el canto del Ave María durante la comunión.
Como siempre acompañaron el culto nuestras monjas con los
cantos y nuestros hermanos acólitos en el servicio del altar.
En fin, unos cultos para el recuerdo.