Petrer con una
extensión
de 104.2 Km.2
se encuentra
ubicada geográficamente
al noroeste de
la provincia
de Alicante,
concretamente
en la cuenca
media del Vinalopó.
Los primeros asentamientos
humanos en el término
municipal datan
del Neolítico,
más concretamente
los situados en
la partida del
Chorrillo y L'
Almortxó.
El yacimiento más
representativo
de esta época
es el de Catí-Foradà.
La cultura ibérica
también
dejó su
impronta en Petrer
durante los siglos
V-II a.c., quedando
comprendido el
término
de Petrer dentro
de la zona conocida
como Contestania
Ibérica.
La llegada de los
romanos a estas
tierras en el siglo
III a.c. no supuso
una ocupación
violenta ni masiva,
sino una progresiva
romanización
de sus antiguos
pobladores. El
origen romano de
Petrer (Villa Petraria),
queda constatado
en 1975, tras la
aparición
fortuita de los
restos de dos mosaicos
polícromos
con dibujos geométricos
al lado del Ayuntamiento,
obra que podría
fecharse en el
s. IV d.c.
Puntos de atracción
para el asentamiento
musulmán
a partir del s.
XI fueron los parajes
de Puça
y Castellarets,
aunque será a
mediados del siglo
XII, cuando tras
el asentamiento
almohade se construya
el castillo con
sus murallas, fortaleza
que, junto con
las de Villena,
Sax y Novelda,
formaron, en su
momento, un nuevo
sistema defensivo
que controlaba
el paso hacia la
Meseta y norte
de la provincia
de Alicante por
la vía del
Vinalopó.
En 1244, tras la
firma del Tratado
de Almizra entre
Jaime I el Conquistador
y Alfonso X el
Sabio, la tenencia
del castillo a
Jofré de
Loaysa, cuyos herederos
mantuvieron el
señorío
hasta principios
del siglo XV, a
pesar de que a
partir de la Sentencia
de Torrellas (1304)
y posterior Pacto
de Elche (1305),
Petrer pasó a
pertenecer, definitivamente,
al Reino de Valencia,
bajo la soberanía
de los reyes de
la Corona de Aragón.
Durante una centuria
-siglo XV y principios
del XVI-, la baronía
de Petrer perteneció a
la familia Pérez
de Corella, condes
de Concentaina,
cuyos descendientes
vendieron Petrer,
junto con Elda
y Salinas, a D.
Juan Coloma, creándose
en las últimas
décadas
del siglo XVI el
condado de Elda,
al que perteneció la
villa hasta la
abolición
de los señoríos
en el siglo XIX.
En el siglo XVI
la población
de Petrer estaba
compuesta por una
gran mayoría
de cristianos nuevos.
Por ello, tras
la expulsión
de los moriscos
en 1609, sólo
quedaron en el
pueblo el alcaide
del castillo y
siete familias
de cristianos viejos,
aunque pronto llegaron
los nuevos pobladores,
procedentes de
pueblos vecinos
como Castalla,
Onil, Biar, Jijona,
al ser dada por
D. Antonio Coloma
la carta de población
en agosto de 1611,
cuyo texto íntegro
fue hallado recientemente.
En la guerra de
Sucesión
(1700 - 1714),
Petrer luchó a
favor de Felipe
V, y formó parte
de la Unión
de Castalla, consiguiendo
de manos del rey
diversos privilegios
como premio a su
lealtad, entre
ellos el de Muy
Ilustre y Leal
Villa.
Petrer fue eminentemente
agrícola
hasta bien entrado
el siglo XX, dedicando
su tierra de secano
al cultivo de cereales,
olivo, vid y almendro.
Importante fue
también
la industria alfarera,
atestiguada documentalmente
al menos desde
el siglo XVII.
En 1849, Pascual
Madoz señalaba
que la población
contaba con cinco
fábricas
de alfarería
y una de tejas,
así como
dos alambiques
de destilar aguardiente.
La industria alfarera
tuvo su máximo
esplendor en la
primera mitad del
siglo XX, al ser
distribuida su
producción,
en los mercados
nacional e internacional,
a través
de la red ferroviaria
de la línea
Madrid-Alicante.
Sin embargo, el
desarrollo de la
industria del calzado
en Petrer provocó la
desaparición
de la agricultura
y la alfarería,
al absorber su
producción,
no sólo
la mano de obra
local, sino también
la inmigrante,
hecho que motivó un
importante aumento
de la población
y, por consiguiente,
un gran desarrollo
urbanístico.
Hoy en día,
Petrer es un municipio
en constante expansión,
dotado de infraestructuras
necesarias a ese
crecimiento demográfico,
un pueblo plural,
moderno, abierto,
amable, cuya gente
se aferra a sus
fiestas y tradiciones
seculares sin volver
la espalda a un
futuro que se augura
prometedor.
El origen de la
Fiesta
Petrer, como muchos
otros pueblos de
sus alrededores,
tenía instituidas
unas compañías
de armas, de las
cuales arrancó después
su soldadesca.
Estas compañías
estaban destinadas
a mantener la paz
o a defender la
costa ante los
posibles ataque
s de piratas berberiscos.
El origen de las
fiestas de moros
y cristianos, que
rememora el enfrentamiento
entre estos dos
bandos, tiene su
memoria histórica
en este tipo de
obligaciones civiles
que habían
de cumplir los
hombres. Algunas
compañías
ejercían
funciones de tiro
con arcabuces con
motivo de las festividades
más importantes.
El 12 de mayo de
1822, en un bando
municipal, se marcan
las normas que
deben seguirse
en la fiesta de
Soldadesca de moros
y cristianos, que
se celebrará el
día 14 de
mayo, festividad
de San Bonifacio.
Los dos bandos
En la fiesta participan
diez comparsas,
cinco dentro del
bando cristiano
y cinco más
dentro del bando
moro. Las del bando
cristiano son:
Tercio de Flandes
-popularmente flamencos-,
Marinos, Vizcaínos,
Estudiantes y Labradores.
Las del bando moro
son: Moros Viejos,
Moros Nuevos, Moros
Beduinos, Moros
Fronterizos y Berberiscos.
A su vez, cada
comparsa se compone
de diversas filaes,
formadas por una
docena de personas,
que son las que
participan en los
desfiles (entradas).
Por otra parte,
todas las comparsas
tienen su abanderada,
su capitán
y su rodella (niña
que acompaña
a la abanderada
y al capitán,
y que en algunos
momentos escenifica
unos pasos de danza
rituales).
El festero (participante
activo en la fiesta)
se agrupa, pues,
en una fila y comparsas,
por otra parte,
despliegan una
intensa actividad
durante todo el
año, preparando
la fiesta, y son
el núcleo
de asociación
y participación.
Todas las comparsas,
finalmente, están
integradas en la
Unión de
Festejos San Bonifacio
Mártir.
Los
prolegómenos
Como prolegómeno
de la fiesta, el
sábado de
la segunda semana
de Pascua se proclama
en el Teatro Cervantes
el Pregón,
dedicado a las
abanderadas. Al
día siguiente
por la tarde se
celebra el Día
de las Banderas,
acto en el que
se afirman y se
presentan ante
el pueblo las fiestas
que han de celebrarse.
Participan todas
las comparsas,
que salen del Ayuntamiento
y van hasta la
ermita de San Bonifacio,
disparando al alardo,
y al final de las
formaciones festeras
desfilan todas
las abanderadas.
Es a partir de
este momento cuando
Petrer comienza
a vivir en un constante
ambiente de fiesta
hasta la llegada
del mes de mayo.
La Fiesta
El jueves por la
tarde se celebra
la Entrada saludo
de las bandas de
música,
acto en el que
se recibe a las
bandas que participarán
en la fiesta, las
cuales interpretan
al unísono
el pasodoble Petrel
en la plaza de
Baix, delante del
Ayuntamiento. La
música es
un elemento esencial
de la fiesta, ya
que los pasodobles
y las marchas moras
acompañan
a los festeros
en todos los actos.
A las 12 de la
noche tiene lugar
la Retreta, en
que las comparsas
ofrecen a sus simpatizantes
y amigos una especie
de homenaje, y éstos
pueden participar
para darle más
prestancia y alegría.
El viernes a las
diez de la mañana
se procede a la
Bajada del Santo
desde su ermita
hasta la iglesia
parroquial, en
la plaza de Baix.
La subida previa
a la ermita se
hace disparando
al alardo, mientras
los capitanes hacen
ostentación
de sus rodelas.
A las 6 de la tarde
se celebra la tradicional
Guerrilla, en la
que se disparan
arcabuces y cañones
y, a continuación,
la Embajada mora,
en la que el moro
se rinde al cristiano.
A las 12 de la
noche se lleva
a cabo la Embajada
en valenciano,
una versión
satírica
de las Solemnes
embajadas de la
fiesta.
El sábado
por la mañana
se celebra la Entrada
Cristiana, una
demostración
de luz y color
que Petrer brinda
a todos sus visitantes.
A las 5 de la tarde,
la Guerrilla y
la Embajada cristiana,
en la que el cristiano
asalta la fortaleza
donde está el
moro, que acaba
rindiéndose.
A las 9 de la noche
se realiza la Solemne
Procesión.
El domingo por
la mañana
tiene lugar uno
de los actos más
brillantes y especiales
de las fiestas,
el Desfile de Honor,
y después
se oficia la Santa
misa. Por la tarde,
resplandece la
espectacular Entrada
mora.
El lunes a las
10 de la mañana
se efectúa
la Subida del Santo
y se celebra una
Misa en acción
de gracias. Después,
y una vez han sido
proclamados los
capitanes, abanderadas
y rodelas, las
comparsas bajan
con sus nuevos
capitanes disparando
al alardo.
Todos los actos
son muy interesantes,
pero destacan por
su seriedad y solemnidad
las entradas, la
procesión
y las guerrillas,
así como
el pasacalles general
para asistir a
la misa con las
autoridades y el
clero, en el que
van reunidos y
formando una sola
comparsa todos
los capitanes,
rodelas y abanderadas.
Este acto, que
se realiza en la
plaza de Baix,
resulta extraordinario
por la riqueza
de colores en todo
su conjunto.
Vestidos y Abanderadas
La vistosidad y
espectacularidad
de los trajes que
se lucen en las
fiestas de Moros
y Cristianos son
algunas de las
principales características
de las fiestas
de Petrer. Se ha
de tener en cuenta
que los vestidos
de la fiesta de
esta población
tienen unas características
que los diferencian
del resto de pueblos
que conmemoran
este tipo de festejos.
Todos los vestidos
se confeccionan
en Petrer, y es
necesario que los
diseños
sean aprobados
por una Comisión
Artística
integrada en la
Junta Central Directiva
de la Unión
de Festejos San
Bonifacio Mártir.
Las fiestas de
Petrer se distinguen
también
por sus abanderadas.
Precisamente fue
en Petrer cuando
en el año
1905 salió la
primera mujer ostentando
este cargo festero
y a través
del tiempo ha adquirido
tanto renombre
que es mucha la
gente que viene
a las fiestas para
admirarlas y son
muchas las poblaciones
que han adoptado
esta figura en
sus propias fiestas.
Las abanderadas
son las verdaderas
reinas de las fiestas,
respetadas y queridas
por los festeros
y por el pueblo,
por el lujo, la
juventud y la gracia
que tienen como
auténticas
festeras, fenómeno
que consideramos único
en las fiestas
de Moros y Cristianos
de Petrer.
La alegría
y el bullicio de
las calles y de
los cuartelillos
también
distinguen estas
fiestas del resto.
El cuartelillo
es el punto de
reunión
de los festeros
de cada fila, donde
se cambian, comen
y conviven, y son
el verdadero pulmón
de las fiestas.
Tanto fuera como
en los propios
cuartelillos de
las bandas de música
y los grupos musicales
crean un ambiente
festivo y distendido
que no se puede
comparar a ningún
otro tipo de celebración.
Música:Miguel
Villar González Letra:Hipólito
Navarro Villaplana
Nuestro Petrel hermoso
de campos
donde sus aguas,
sus aires y su sol
fertilizan nuestras
huertas.
Nuestro Petrel hermoso
de sierras
desde el valle de
Catí y el
Almorchó
con sus bosques y
su arena.
Nuestro Petrel,
es un canto vivo
del trabajo y de
su gran fertilidad,
con sus almendros
y olivos.
Su hospitalidad
el amor de sus mujeres
y su fe,
sus encantos y bellezas
sin igual,
es un canto de hermandad.
Nuestro castillo
y San Bonifacio,
son dos tesoros
de un largo ayer.
Allá, a la
ermita,
van las plegarias
de nuestro pueblo
llenas de fe.
Las aguas de la
Almadrava,
Navayol, Caprala
y Pusa;
los llanos de Salinetas,
son nostalgais de
un ayer.
¡Canto de
amor, cantos de alegrías!
Mi amor va siempre
a ti
con el afán
de sentirte siempre
en mí.
Mi fe, mi gran pasión,
vibra en mi alma
al quererte
y al amarte así.
Petrel, mi gran
Petrel,
mi frenesí no
te puede cantar más,
porque mi voz no
sabrá
expresar con más
pasión
lo que mi alma te
dirá.