PRESENTACIÓN
DEL CARTEL DE SALIDA PROCESIONAL DE REGLAS
HERMANDAD MISERICORDIA Y PALMA (VALDEPEÑAS)
José Ramón
Yébenes Canuto
Hermano Mayor
Hermandad Misericordia y Palma
Valdepeñas, agosto 2010
Mediante
la presente
y para facilitar
la labor
de los medios
de comunicación
que no pudieron
asistir al
acto de presentación
del Cartel
anunciador
de la próxima
Salida Procesional
de Reglas
de nuestra
Hermandad,
os adjuntamos
en este correo
electrónico
el cartel
anunciador
y la presentación
del mismo
realizada
por el Prioste
de nuestra
Hermandad,
D. Juan Pedro
Marqués
Gracia.
El
acto se desarrolló el
pasado viernes
día
13 en la
Casa Hermandad
de nuestra
Cofradía,
sita en la
calle Constitución,
8. Al acto
asistieron
representantes
de las Hermandades
de San Isidro
Labrador,
Ntro. Padre
Jesús
Caído
y María
Stma. de
la Esperanza
y del Santo
Sepulcro.
Además
de la Junta
de Gobierno
y hermanos
de nuestra
Hermandad.
El acto estuvo
presidido
por nuestro
Párroco
y Consiliario,
D. Emilio
J. Montes
Romero.
El mantenedor del acto fue D. Raúl Torres
Cejudo, Secretario de la Hermandad, quien tras unas palabras de bienvenida dio
la palabra al Hermano Mayor, D. José Ramón Yébenes Canuto
quien dio lectura a la presentación del mismo. Tras ello se descubrió el
Cartel anunciador por parte del Hermano Mayor y del Vice Hermano Mayor, D. Tomás
Jiménez Plata. Se entregó también un recuerdo de agradecimiento
a la autora de la fotografía que contempla el Cartel anunciador, Doña
Irene Gómez Rodríguez de la Paz.
A continuación se dio lectura al Orden de
Cultos establecidos por parte del Vocal Mayor de Gobierno, D. Jesús Caminero
Fernández, cerrando el acto el Consiliario y Párroco del Stmo.
Cristo, quien elogió la fotografía anunciadora y realizó un
llamamiento a la participación en los Cultos que nuestra Hermandad celebrará a
partir del próximo día 20 de agosto.
“Había
tinieblas sobra
la faz del abismo
y el espíritu
de Dios aleteaba
sobre la superficie
de las aguas.
Dijo Dios:
Haya
luz;
y hubo luz. Y
vio Dios que
la luz
era buena. Y
separó Dios
la luz de las tinieblas.”
Y
así es
como nuestro
Señor
Todopoderoso
inició la
creación.
Y hoy, en nuestro
cartel, podremos
ver también
como se separan
la luz y las
tinieblas. Lo
que se denominó el
día y
la noche, y que
juntos, forman
parte de un todo.
Partes que jamás
conviven en el
tiempo, pero
que son necesarias
la una en la
otra.
En
el cartel, hay
oscuridad, un
vacío
sin fin que representa
todo aquello
que no nos aporta
nada, que no
nos lleva a ninguna
parte, y que
rodea la luz.
Una luz que surge
del infinito
y proyecta todo
su significado
en la cara de
nuestro Señor
Jesucristo Crucificado.
Aparece
la imagen de
nuestro titular,
bajo la luz divina
de su padre,
que nos invita
a pensar y a
reflexionar,
sobre quién
es realmente
nuestra luz y
guía en
el transcurso
de nuestra vida.
Porque en la
oscuridad no
hay seguridad,
no hay certeza
en lo que se
hace, ni camino
que seguir. Es
en la luz, en
la luz de nuestro
Salvador, donde
hallaremos la
paz y la seguridad
que necesitamos.
Una
imagen ésta,
muy del gusto
de la pintura
barroca, en la
que existe un
fondo oscuro
negro que recubre
toda la obra,
en la que aparece
algún
personaje iluminado
desde no se sabe
donde. Aquí es
bien fácil
la ecuación:
Todo es oscuridad,
tinieblas, si
esta fuera del
Padre; vemos
claramente quién
es la luz, quién
ilumina nuestra
vida con su bondad,
con su perdón,
y con su sacrificio.
Y
esta luz, ha
querido remarcar
en su intensidad
las espinas de
nuestro Señor.
Unas espinas
que brotan desde
la corona que
ciñen
su bendita cabeza.
Una corona de
rey, pero de
rey de los que
sufren, de los
perdidos, de
los que luchan
día a
día por
su familia en
estos tiempos
de crisis. Sólo
ellos verán
algún
día la
luz que mana
de la presencia
de Jesús
en el fin de
los días.
Aquellos
que se dejen guiar
por los bienes
materiales, por
las malas acciones,
por el odio y por
el rencor, acabarán
vagando en las
tinieblas, en la
oscuridad. Sólo
la presencia de
Dios en nuestras
vidas, nos garantiza
esa luz que todo
hombre necesita
para poder seguir
adelante, para
encaminarse hacia
esa presencia inmortal
con el Padre.
Miren ahora la
imagen de Jesús, ¿Qué les
dice? ¿Qué les
quiere transmitir?
A mi parecer, la
luz que mana del
Padre, claramente
nos indica hacia
donde debemos ir.
Quién es
nuestro guía
y nuestro compañero,
nuestro hermano.
Sigamos con Él
y permanezcamos
en la luz.
El brillo de la
luz acentúa
cada uno de los
sufrimientos de
nuestro Señor
en la cruz. En
nuestra vida, nuestros
sufrimientos también
nos marcarán,
y estarán
a la luz de nuestros
hermanos. Mantengámonos
como Él,
con la esperanza
de que los malos
momentos pasarán
porque después
vendrá lo
importante. Aprendamos
de lo malo para
conseguir lo mejor.
Pero todos unidos
como hermanos que
somos, bajo la
presencia de Cristo
entre nosotros.
¿Hasta
cuándo,
Señor?
¿Me olvidarás
por siempre?
¿Hasta cuándo
esconderás
de mí tu
rostro?
¿Hasta cuándo
he de albergar
afanes en mi alma,
pesar en mi corazón,
día tras
día?
¿Hasta cuándo
prevalecerán
sobre mí mis
enemigos?
Observa
tú y
atiéndeme
Señor, Dios
mío;
Ilumina mis ojos,
No me duerma en
la muerte;
Que no diga mi
enemigo:
Le he podido,
Y goce mi opresor,
si yo perezco
Cuanto
a mí,
Yo confío
en tus bondades,
Mi corazón
en tu liberación
se regocija.
Al Señor
quiero cantar;
É l es mi recompensa.