A.M. Amargura
(Paso Blanco)
I. Ruiz
Publicado en laverdad.es el 12 de agosto de 2012
Lorca, agosto 2012
La
paralización de las obras en la sede del Paso
Blanco amenaza la salida de los cortejos.
La cúpula de la capilla del
Rosario, sede religiosa del Paso Blanco, sujeta por
un complicado andamiaje
La
Semana Santa de Lorca está en el aire. Las
cosas no están saliendo como esperaba el Paso
Blanco. Las obras de la capilla del Rosario, cuya cúpula
quedó muy maltrecha por los seísmos de
hace 15 meses, han ido demasiado lentas por la falta
de dinero y lo peor es que no van a continuar con la
restauración. Han paralizado 'sine die' los
trabajos a la espera de obtener financiación
porque, según asegura su presidente, Juan Andrés
Ibáñez, «ya no podemos más».
El arreglo de la capilla está presupuestado
en 1,5 millones de euros y «aún nos faltan
1,2 millones para dejarla como estaba antes de los
terremotos que no sabemos de dónde vamos a sacar».
Tal y como está la situación, la directiva
del Paso Blanco ha tomado la determinación más
dura, no participar en las procesiones de la Semana
Santa 2013 si su titular, la Virgen de la Amargura,
tiene que salir de una capilla repleta de andamios,
como ya ocurrió este año. «Si hay
un andamio en la iglesia para esas fechas, no salimos»,
afirma tajante Ibáñez. Y el Paso Azul
apoya la decisión. «La Semana Santa es
azul y blanco y si cualquiera de los dos no puede ofrecer
un producto como es debido, estamos dispuestos a que
la decisión sea unánime», asegura
con rotundidad el presidente del Paso Azul, José Antonio
Ruiz. «Esto es una medida de apoyo y respeto
a la decisión de los blancos, si ellos no pueden
hacer una Semana Santa como se requiere, qué somos
nosotros sin ellos; la Semana Santa no sería
igual, tenemos que estar todos al cien por cien y en
las mismas condiciones, no se puede repetir lo del
año pasado», añade.
La capilla del Rosario está cerrada
a cal y canto desde finales de julio. «Haciendo un
gran esfuerzo económico, hemos terminado con la restauración
de las bóvedas laterales», la que comunica con
el museo de bordados y la que se sitúa sobre el retablo
de la Virgen. «Ha habido que coser parte del crucero
y parte de los muros, pero lo demás, el trabajo más
importante y más costoso, está aún por
hacer: la reconstrucción de la cúpula».
El ritmo es demasiado lento porque «no nos ha llegado
el dinero para hacer grandes inversiones».
La cofradía incluso se planteó clausurar antes
las obras, pero les animaron las buenas noticias que llegaron
a finales de junio de que el Banco Europeo de Inversiones
(BEI) ha prestado a la Comunidad Autónoma 185 millones
de euros para destinarlos a reconstrucción y rehabilitación.
Entre la relación de monumentos e inmuebles históricos
a restaurar se incluía la capilla del Rosario, pero «no
sabemos nada, ni de la cantidad de dinero que nos tocaría
ni de cuándo llegará», se lamenta Ibáñez
La restauración está suponiendo un calvario
para la cofradía. El presidente de los blancos lamenta
que «los plazos que nos marcamos no se están
cumpliendo y si paramos en septiembre, significará que
no hay garantías de que la obra termine para la próxima
Semana Santa como habíamos previsto». Hay pesimismo
en el paso, «estamos por no salir».
El coste de los trabajos es imposible de asumir por el paso,
pese a los constantes esfuerzos de los cofrades y las donaciones,
en algunos casos de forma anónima, que han percibido
a lo largo de estos 15 meses. Hasta el momento, la empresa
Ferrovial, encargada de la restauración, «nos
ha permitido ir pagando poco a poco, pero necesitamos una
inyección de dinero que no termina de llegar».
Solo en la restauración de la iglesia de Santo Domingo,
donde se encuentra el museo de bordados muBBla, se invirtieron
500.000 euros.
La cúpula sigue sin tocar
La cúpula del crucero de la capilla del Rosario,
decorada con pinturas murales del siglo XVII, concentra los
daños más significativos. La labor de consolidación
para evitar males mayores fue exhaustiva y minuciosa y fue
necesario montar un andamiaje metálico de tres mil
metros cúbicos, de treinta metros de altura por diez
de ancho, coronado por una cimbra de madera de pino. La estructura
fue creada a medida por artesanos ebanistas para que la bóveda
asentara sobre la estructura por completo y asegurar así su
estabilidad.
Y es que la bóveda semiesférica resultó dañada
a la altura de ochenta centímetros de su base, con
una desviación hacia el exterior de arranque de unos
once centímetros. Las medidas que se aplicaron fueron
muy minuciosas para que el deterioro final fuera mínimo.
Tras la reparación de la bóveda, vendrá la
segunda parte que es la restauración de las pinturas
murales que representan la apoteosis del Rosario.
Unir esfuerzos
El Paso Azul propone «unir esfuerzos ante las perspectivas
tan negativas que se nos presentan», dice su presidente.
La situación de la Hermandad de Labradores no es tan
dramática como la de la cofradía blanca pero
su patrimonio también resultó muy dañado
por los seísmos y «debemos exigir de forma conjunta
la financiación necesaria para la restauración,
porque cuesta mucho sacar la Semana Santa y necesitamos unas
infraestructuras mínimas para ello», admite
el presidente de la cofradía.
Para Ruiz, «ya lo hemos hablado y junto con el Paso
Blanco vamos a demandar el dinero que necesitamos. Estamos
dispuestos a llamar a todas las puertas, Ayuntamiento y Comunidad
Autónoma, empresas y entidades que puedan ofrecernos
su ayuda para hacer más creíble el proyecto
de rehabilitación del patrimonio de ambas cofradías».
Según el presidente de los azules, «estamos
trabajando codo con codo para conseguir que la Semana Santa
sea declarada Patrimonio de la Humanidad y no podemos estar
dispersos en esto, cada uno por su lado no conseguiremos
nada»