El
pasado domingo, 3 de febrero, como es tradición en nuestra villa, se celebró la
procesión de la Candelaria.
Un nutrido número de madres con sus hijos se dieron
cita en la Iglesia para acompañar a la Santísima
Virgen en su recorrido procesional, en la simbólica
presentación de Jesús en el Templo.
El mal tiempo quiso ser el protagonista del día,
acompañando en todo momento al cortejo. Sobre
todo el persistente, frío e intenso viento,
que hizo imposible que las velas brillasen en
la tercera festividad de la luz.
Se realizó todo el itinerario con un numeroso
grupo de acompañantes, no siendo impedimento el
día tan desapacible que hizo, para que
la gente saliera de sus casas.
Como consecuencia de ese mal tiempo y del aire,
se produjo una anécdota que quedará para el recuerdo
de nuestros hijos y nietos:
Los pichones
que llevaba San José a modo de ofrenda, como consecuencia
del fortísimo viento, se escaparon.
Con esta hermosa procesión se cierra las
procesiones del ciclo de la luz para dar entrada
a la Cuaresma.