EL PAPA CLAUSURA LA JORNADA
DE LAS COFRADÍAS Y DE LA PIEDAD POPULAR
Teresa Berdugo
Villena
Publicado en InfoCatólica
Roma, mayo 2013
El
Papa Francisco ha clausurado este domingo, con
la celebración
de la Santa Misa en la Plaza de San Pedro, la Jornada
de las Cofradías y de la Piedad Popular que
se celebra del 3 al 5 de mayo en Roma con motivo del
Año de la Fe. El Santo Padre ha exhortado a
los miles de participantes a vivir con autenticidad
evangélica, eclesialidad y ardor misionero: « A
lo largo de los siglos, las Hermandades han sido fragua
de santidad de muchos que han vivido con sencillez
una relación intensa con el Señor».
El Papa Francisco clausura este
domingo con una Misa en la Plaza de San Pedro la Jornada
de las Cofradías
y de la Piedad Popular que se celebra del 3 al 5 de
mayo en Roma con motivo del Año de la Fe y en
la que participarán numerosas cofradías
de España.
Este acontecimiento en el que ya se
han inscrito más
de 50.000 personas, según ha precisado el presidente
del Pontificio Consejo para la Promoción de
la Nueva Evangelización, Rino Fisichella, permitirá que
las cofradías de los países donde la
tradición es más fuerte, entre ellos
Italia, España, Malta, Francia, Polonia e Irlanda
den «testimonio de las diferentes tradiciones
locales como resultado de una religiosidad que se ha
expresado a través de los siglos con iniciativas
y obras de arte que duran hasta nuestros días».
El
programa de los tres días de peregrinación
incluye la peregrinación a la Tumba de San Pedro el
sábado 4 de mayo por la mañana dividida por
grupos lingüísticos y por la tarde se realizará una
catequesis y después la Misa en diferentes iglesias
por idiomas. La catequesis y la Misa en español la
realizó el Prefecto de la Congregación para
el Culto divino, el cardenal español Antonio Cañizares
Llovera en la Iglesia de 'Santa Maria dell'Orto'.
El domingo por la mañana concluye con la participación
en la Celebración Eucarística presidida por
el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro a las 10,00 horas.
A partir de las 8,00 horas se llevará a cabo una procesión
a lo largo de Via della Conciliazione en la cual algunas
cofradías desfilarán con sus trajes y objetos
de culto.
La Santa Misa
Presidiendo con gran alegría la Santa Misa que culmina
este domingo la peregrinación de las Hermandades en
el Año de la Fe, el Obispo de Roma agradeció su
importante testimonio y su numerosa presencia en la Plaza
de San Pedro, en representación de las que están
difundidas en todo el mundo. Y ello a pesar de la lluvia,
que cayendo por momentos no pudo ‘aguar’ la devoción
y alegría de estos miles de cofrades, que habían
empezado a llegar en procesión desde muy temprano,
para la Misa del Papa con sus estandartes e imágenes.
Una gran variedad de colores y signos de la piedad popular
de la Iglesia universal.
Citando a Benedicto XVI, el Papa Francisco destacó la
importancia de la ‘evangelicidad’ de las Hermandades
y de la riqueza de manifestaciones de la piedad popular,
que los obispos latinoamericanos definen como una espiritualidad
una mística, un espacio de encuentro con Jesucristo.
Concluyó su homilía diciendo: «Autenticidad
evangélica, eclesialidad, ardor misionero. Pidamos
al Señor que oriente siempre nuestra mente y nuestro
corazón hacia Él, como piedras vivas de la
Iglesia, para que todas nuestras actividades, toda nuestra
vida cristiana, sea un testimonio luminoso de su misericordia
y de su amor. Así caminaremos hacia la meta de nuestra
peregrinación terrena, hacia la Jerusalén del
cielo».
Homilía completa
Queridos Hermanos y Hermanas:
En el camino del Año de la Fe, me alegra celebrar
esta Eucaristía dedicada de manera especial a las
Hermandades, una realidad tradicional en la Iglesia que ha
vivido en los últimos tiempos una renovación
y un redescubrimiento. Os saludo a todos con afecto, en especial
a las Hermandades que han venido de diversas partes del mundo.
Gracias por vuestra presencia y vuestro testimonio.
Hemos escuchado en el Evangelio un pasaje de los sermones
de despedida de Jesús, que el evangelista Juan nos
ha dejado en el contexto de la Última Cena. Jesús
confía a los Apóstoles sus últimas recomendaciones
antes de dejarles, como un testamento espiritual. El texto
de hoy insiste en que la fe cristiana está toda ella
centrada en la relación con el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo. Quien ama al Señor Jesús,
acoge en sí a Él y al Padre, y gracias al Espíritu
Santo acoge en su corazón y en su propia vida el Evangelio.
Aquí se indica el centro del que todo debe iniciar,
y al que todo debe conducir: amar a Dios, ser discípulos
de Cristo viviendo el Evangelio.
Dirigiéndose a vosotros, Benedicto XVI ha usado esta
palabra: «evangelicidad». Queridas Hermandades,
la piedad popular, de la que sois una manifestación
importante, es un tesoro que tiene la Iglesia, y que los
obispos latinoamericanos han definido de manera significativa
como una espiritualidad, una mística, que es un «espacio
de encuentro con Jesucristo». Acudid siempre a Cristo,
fuente inagotable, reforzad vuestra fe, cuidando la formación
espiritual, la oración personal y comunitaria, la
liturgia. A lo largo de los siglos, las Hermandades han sido
fragua de santidad de muchos que han vivido con sencillez
una relación intensa con el Señor. Caminad
con decisión hacia la santidad; no os conforméis
con una vida cristiana mediocre, sino que vuestra pertenencia
sea un estímulo, ante todo para vosotros, para amar
más a Jesucristo.
También el pasaje de los Hechos de los Apóstoles
que hemos escuchado nos habla de lo que es esencial. En la
Iglesia naciente fue necesario inmediatamente discernir lo
que es esencial para ser cristianos, para seguir a Cristo,
y lo que no lo es. Los Apóstoles y los ancianos tuvieron
una reunión importante en Jerusalén, un primer «concilio» sobre
este tema, a causa de los problemas que habían surgido
después de que el Evangelio hubiera sido predicado
a los gentiles, a los no judíos. Fue una ocasión
providencial para comprender mejor qué es lo esencial,
es decir, creer en Jesucristo, muerto y resucitado por nuestros
pecados, y amarse unos a otros como Él nos ha amado.
Pero notad cómo las dificultades no se superaron fuera,
sino dentro de la Iglesia. Y aquí entra un segundo
elemento que quisiera recordaros, como hizo Benedicto XVI:
la «eclesialidad».
La piedad popular es una senda que lleva a lo esencial
si se vive en la Iglesia, en comunión profunda con vuestros Pastores. Queridos hermanos y hermanas,
la Iglesia os quiere. Sed una presencia activa en la comunidad, como células
vivas, piedras vivas. Los obispos latinoamericanos han dicho que la piedad
popular, de la que sois una expresión es « una manera legítima
de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia» (Documento de
Aparecida, 264). Amad a la Iglesia. Dejaos guiar por ella. En las parroquias,
en las diócesis, sed un verdadero pulmón de fe y de vida cristiana.
Veo en esta plaza una gran variedad de colores y de signos. Así es la
Iglesia: una gran riqueza y variedad de expresiones en las que todo se reconduce
a la unidad, al encuentro con Cristo.
Quisiera añadir una tercera palabra que os debe caracterizar: «misionariedad».
Tenéis una misión específica e importante,
que es mantener viva la relación entre la fe y las
culturas de los pueblos a los que pertenecéis, y lo
hacéis a través de la piedad popular. Cuando,
por ejemplo, lleváis en procesión el crucifijo
con tanta veneración y tanto amor al Señor,
no hacéis únicamente un gesto externo; indicáis
la centralidad del Misterio Pascual del Señor, de
su Pasión, Muerte y Resurrección, que nos ha
redimido; e indicáis, primero a vosotros mismos y
también a la comunidad, que es necesario seguir a
Cristo en el camino concreto de la vida para que nos transforme.
Del mismo modo, cuando manifestáis la profunda devoción
a la Virgen María, señaláis al más
alto logro de la existencia cristiana, a Aquella que por
su fe y su obediencia a la voluntad de Dios, así como
por la meditación de las palabras y las obras de Jesús,
es la perfecta discípula del Señor (cf. Lumen
gentium, 53). Esta fe, que nace de la escucha de la Palabra
de Dios, vosotros la manifestáis en formas que incluyen
los sentidos, los afectos, los símbolos de las diferentes
culturas... Y, haciéndolo así, ayudáis
a transmitirla a la gente, especialmente a los sencillos,
a los que Jesús llama en el Evangelio «los pequeños».
En efecto, «el caminar juntos hacia los santuarios
y el participar en otras manifestaciones de la piedad popular,
también llevando a los hijos o invitando a otros,
es en sí mismo un gesto evangelizador» (Documento
de Aparecida, 264). Sed también vosotros auténticos
evangelizadores. Que vuestras iniciativas sean «puentes»,
senderos para llevar a Cristo, para caminar con Él.
Y, con este espíritu, estad siempre atentos a la caridad.
Cada cristiano y cada comunidad es misionera en la medida
en que lleva y vive el Evangelio, y da testimonio del amor
de Dios por todos, especialmente por quien se encuentra en
dificultad. Sed misioneros del amor y de la ternura de Dios.
Autenticidad evangélica, eclesialidad, ardor misionero.
Pidamos al Señor que oriente siempre nuestra mente
y nuestro corazón hacia Él, como piedras vivas
de la Iglesia, para que todas nuestras actividades, toda
nuestra vida cristiana, sea un testimonio luminoso de su
misericordia y de su amor. Así caminaremos hacia la
meta de nuestra peregrinación terrena, hacia la Jerusalén
del cielo. Allí ya no hay ningún templo: Dios
mismo y el Cordero son su templo; y la luz del sol y la luna
ceden su puesto a la gloria del Altísimo. Que así sea.
4 comentarios
Comentario
de óscar Sarsotti Iturraspe
Transformémonos al Señor, vivamos auténticamente
y seamos testimonio de El, siempre y en todo momento.
05/05/13 7:51 PM
Comentario
de José Antonio Benito
¡
Magnífico el tesoro que nuestra Iglesia alberga en
toda la Tierra, especialmente en nuestra América!
Lo comprobé el viernes con las fiestas de las cruces.
Pero, ¡ojo! No nos conformemos con contemplarlo. Valoremos,
vivamos... pero con actitud crítica y creativa. No
es de recibo que se siga "venerando" la cruz y
al tiempo se emborrachen con cervezas. Cada cosa en su sitio.
Qué buena la homilía del Papa Francisco poniendo
las cosas en su sitio.
06/05/13 1:58 AM
Comentario de Eusebio Maroto
Me indigna que cuando expresamos nuestra fe, la gente de
la calle, se le denomine: piedad popular. Es que existe
la 'piedad profesional'.
06/05/13 6:39 AM
Comentario de July Pastor
Debió de ser un gran espectáculo k debe ser
manifestación de una verdadera fe y piedad personal.
No olvidemos lo que el Santo Padre dijo y así seremos
testimonios en el año de la fe pero que sea el reflejo
de nuestra vida de cristianos coherentes
06/05/13 7:39 AM