La fiesta terminó oficialmente el domingo tras la tira del castillo, como popularmente se denomina a los fuegos de artificio que cierran los eventos patronales importantes. Sin embargo, los jóvenes de la localidad, acabaron la fiesta el lunes por la mañana, el día 5 de agosto.

Cualquier español y extranjero saber que San Fermín es en Pamplona y que consiste en llevar una indumentaria blanca con pañuelo y cinturón rojo, cantar al santo para que proteja al corredor en la carrera con los astados. Cózvijar en una pequeña localidad de poco más de 749 habitantes y el presupuesto municipal no puede costear una infraestructura para tener toros, transportes, personal, las barreras y que esa afluencia de gente acuda a la zona, por ello, los jóvenes, no exentos de gracia, audacia e invención decidieron que acabarían las fiestas corriendo pero en vez de frente a un astado, peligroso, frente al autobús.

En principio parecerá un juego infantil, pero nada más lejos de la realidad, este humilde observador pudo comprobar cómo los algo más de 40 jóvenes, entre chicos y chicas, con pañuelos coloridos al cuello y algo parecido a los estandartes corrían en grupo jaleando al autobús, cual fiero astado, le hacían fotos, lo golpeaban con rollos de periódico, igual que si fuese un toro, e incluso el punto culminante de la carrera fue cuando una de las corredoras resbaló y cayó delante del astado-autobús, hubo emoción en el ambiente, la gente de dentro y de fuera estuvo pendiente de este suceso.