FANTÁSTICO CONCIERTO
DE LA BANDA SINFÓNICA MUNICIPAL DE OGÍJARES
EN CABRA
Javier Guerrero
Vicepresidente de Coordinación General
Asociación Musical Oxíxares
Ogíjares, 7 de marzo de 2015
El
Teatro de El Jardinito de Cabra, en Córdoba, acogió en
la mañana del domingo 1 de marzo, con buena afluencia
de público, un fantástico concierto de marchas
procesionales a cargo de la Banda Sinfónica Municipal
de Ogíjares (Granada) organizado por la hermandad
del Cristo del Calvario y Ntra. Sra. del Rosario, a cuyo
palio acompaña desde hace tres años en la
tarde-noche del Lunes Santo
Sobre el
mediodía, se descorría el telón
del escenario y se presentaba la formación granadina
con un arco instrumental completísimo, que abarcaba
todo tipo de instrumentos de viento-madera, viento-metal,
de cuerda frotada (chelos y contrabajos) y percusión.
Un centenar de músicos, dirigidos por el maestro
alicantino Luis Castelló, se disponían
así a pulsar la primera nota de todo un universo
de colores y timbres que estaban por llegar en lo que
era su presentación oficial en Cabra, localidad
de la que tanto cariño reciben y sobre la que
tanto amor y pasión vuelcan a cada trabajo que
se proponen.
Desde los primeros compases, se percibía con
nitidez el cariz sinfónico de la banda y el tratamiento
orquestal que subyace sobre cada interpretación
que acometen. La batuta de Castelló se mostraba
firme y directa, señalando cada ataque de las
cuerdas y cada matiz o dinámica musical. "Passio
Granatensis" abría la primera parte del concierto,
desplegando su grandiosidad sonora en una sala que ya
recibía toda la riqueza tímbrica de la
formación de Ogíjares. La composición
de Ángel López Carreño destacó por
la sucesión de partes contrastantes.
Le
siguió la marcha más
conocida del repertorio nacido en el seno de la banda: "Mi
Amargura", escrita por Víctor Ferrer,
músico granadino muy vinculado a la banda,
de la que ha sido subdirector. Los pasajes de solistas
y la buena interpretación, arrancaron una
de las ovaciones más clamorosas del concierto.
Después, "Madre y Dolorosa", sobria
marcha del profesor Melchor Perellón, con
una irresistible cadencia rítmica típica
de marcha, sobre estructura clásica y alarde
melódico.
Uno de los momentos álgidos,
fue protagonizado por "Palio Blanco", conocido
poema sinfónico de Sánchez Ruzafa, que abrió el
importante abanico de colores de la banda, registrando unas
de las mejores interpretaciones del concierto, con un final
en fortísimo pleno de brillantez.
Y cerró la
primera parte, la solemne marcha "Centenario",
de Luis Castelló, sobre motivos del Himno de la
Virgen de las Angustias de Granada, del maestro Aramburu
y escrita para el centenario de su coronación canónica.
La segunda
parte del concierto caminó por los
mismos senderos: composiciones granadinas en concepción
y naturaleza, como importantes embajadores del patrimonio
musical granadino de más reciente creación.
Tomó la batuta el subdirector de la banda,
Javier Tejero, para dirigir su marcha "Hermanos
de la Vera Cruz", una marcha hermosa dedicada
a la hermandad de Los Verdes de Almogía. A su
terminación, entró en el escenario el
saetero granadino Julio Alcaraz, con una espléndida
saeta dedicada a la Virgen de la Aurora, del barrio
del Albayzin.
Las tres marchas
que protagonizaron el cierre del programa del concierto,
respondían a la misma autoría: Víctor
Ferrer. Tres de las mejores obras de su repertorio hicieron
el deleite del auditorio, comenzando con "Bendita Amargura",
pasando por la magnífica "Antigua, Madre y Señora",
de grandes propósitos sinfónicos y terminando
con "La última noche", sobrecogedor poema
sinfónico que puso el broche de oro con una ejecución
redonda, desde los pasajes más reflexivos hasta los épicos
que descollaban como un auténtico volcán sonoro.
El calor del público se hizo notar
en todo el concierto, a cada interpretación, alcanzándose
el cénit a su finalización, cuando todo
el patio de butacas, en pie, y en un largo y extendido
aplauso, respondía con gran entusiasmo ante un
trabajo muy bien hecho. Los bises fueron recibidos con
ovaciones, ejecutándose dos marchas egabrenses:
la emblemática "Martirio" del Maestro
Rodríguez (santo y seña de la Semana Santa
egabrense) y la marcha de la hermandad, "Reina del
Stmo. Rosario" de Manuel Aguilar. Todavía
quedaba otro bis, ante la insistencia del público,
que su director anunció como agradecimiento a
la gran acogida del pueblo de Cabra a la banda, y que
fue "Antigua, Madre y Señora", una de
las obras que más destacaron en un recital que
será difícil olvidar y que demostró una
vez más, la gran capacidad de expresión
musical y artística que puede llegar a ostentar
una banda de música.