Manuel Zamora
Negrillo
Barcelona, 15 de marzo de 2018
Tauromaquia
Carnavalera
De todos es sabido que la
Monumental de Barcelona era una de las plazas donde se
oían los olés más
sentidos en respuesta a las grandes faenas. El pasado domingo
el Gran Teatro del Liceo tomó de manera momentánea
el relevo del coso barcelonés, en una tarde donde
se lidiaron cuplés, pasodobles y tangos que dieron
un juego ejemplar y abrieron la puerta grande del templo
de la Opera.
A las seis de la tarde despejaron plaza Manolo Casal
y Modesto Barragán que acabaron de encender los ánimos
de todos los espectadores, si es que todavía había
alguno que no los tuviera al rojo vivo. Qué grandes
embajadores de aquello que pregonan.
Y empezó la tarde como mandan los cánones,
con unas verónicas de recibo con son de tango coral,
lanceadas por el gran Julio Pardo. Sones inéditos
en esta plaza que pusieron al público en pie
con un aplauso atronador, el primero de una exitosa
tarde.
Le siguieron los rehiletes de humor punzante del cuarteto
de Morera. Banderillas de ingenio que prendieron
en el público que corearon el estribillo “Tú no
era de Cádiz” provocándoles una risotada
constante que les llevó al intermedio.
Se reanudó la faena con la chirigota del Canijo
de Carmona, que templó el espectáculo y dejó sello
de duende gitano cautivando a un público entregado
de antemano que para nada se sintió defraudado y
que vitoreo las cuartetas a la vez que se sumaba a la felicitación
del cumpleaños de las hijas del protagonista. Entre
tanta complicidad el público regaló otra
inmensa ovación de tales dimensiones que no tenía
cabida en la furgoneta mencionada en el estribillo del
canijo, la cual iba repleta de lo mejor de Cádiz.
Y la estocada vino a cargo de la comparsa de Ángel
Subiela . Certera la realización de la suerte que
llevando como título los prisioneros, paradójicamente
se convirtió en un canto a la libertad y al compromiso.
Desde el punteado del inicio dejaron claro que la actuación
iba a ser valiente y así lidiaron con la situación
política y acabaron como temerario
equilibrista en el alambre.
Gran triunfo. Espectáculo magno y apertura de par
en par de las puertas de unos de los templos más
sagrados del “Bel Canto”, del cual salieron
actores y público dando pases carnavalescos por
unas Ramblas que aunque fuera de manera fugaz, olvidaron
trágicos momentos recientes y se entregaron a la
magia que les vino de Cádiz.
Y
a los "empresarios" que han programado este cartel, la
fundación ANDACAT, sólo
decirle una cosa. GRACIAS.
Muchas Gracias por hacer las cosas
con exquisito esmero, por no conformarse
con lo fácil. Gracias por no
convertir la nostalgia de la tierra en clientelismo, gracias
por huir del fácil compadreo para excusarse en buscar
la calidad. Gracias por intentar hacer el espectáculo
perfecto en el lugar perfecto. Si ANDACAT sigue por este
camino el público se acabará entregando y
se podrán programar carteles para diferentes gustos,
lo que nos permitirá seguir oyendo olés eternos
a la faena soñada que nos reafirmaran en nuestro
orgullo de venir de dónde venimos.