Domingo
de Pascua 2003 en el Padul
En
El Padul la procesión de Jesús resucitado tiene
nombre propio: La Procesión de los “Juas”.
El nombre es la forma en que popularmente se conoce al discípulo
que vendió a Jesús.
Cada
Domingo de Pascua la chiquillería y algunos no tan jóvenes
se lanzan a la calle, delante de las imágenes del Jesús
Resucitado, San Juan y la Virgen del Carmen, al grito de “Juas”
van destrozando cuantas representaciones del apóstol van
encontrando a su paso.
En
este punto hay que aclarar que los “Juas” son monigotes
o peleles confeccionados por los vecinos con ropas viejas y que
habitualmente van rellenos de paja, hierva u otro elemento similar
que le haga aparentar una figura humana. Estos peleles representan
la imagen del discípulo traidor y sobre él descarga
su rabia el pueblo por haber vendido al maestro.
Tras
una ardua tarea para conseguir derribarlos de donde los vecinos
los cuelgan, son destrozados por la multitud, haciéndolos
mil pedazos que casi siempre terminan volando por los aires y
cayendo sobre los que están menos atentos. No obstante
los asistentes perdonan estas pequeñas agresiones justificándolas
por estar enmarcadas dentro del contexto de la festividad tal
y como se concibe en esta villa.
Este
año la procesión ha salido a una hora poco o nada
habitual. Hace algunos años la salida procesional se efectuaba
a las seis de la mañana. Posteriormente se retrasó
la salida hasta las ocho y este año ha sido a las once.
La
mañana amaneció lluviosa, pero a la hora señalada
con un cielo con nubes y claros se inició la procesión
que por sus características especiales se hace a un ritmo
muy acelerado que en otros tiempos era casi a la carrera.
Una
muchedumbre precedía a las tres imágenes que procesionan
en esta festividad. Tras la procesión y la misa el pueblo
se quedó prácticamente desierto. Los paduleños
siguiendo la tradición se echaron al campo para disfrutar
de un día en la naturaleza y degustar los clásicos
“hornazos”.
Era
costumbre que muchos paduleños fueran a la barriada durqueña
de Marchena, donde compartían el día con los vecinos
del pueblo, pero en la actualidad son mayoría los que se
van de “cortijos” u optan por aposentarse en el “campamento”
(instalaciones del que fue antiguamente el Campamento Alférez
Rubio Moscoso).
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F.
Molina |