Los
Reyes
asisten a solemne inicio Pontificado de Benedicto XVI
Los Reyes asistieron hoy,
en un lugar preferente de la Plaza de San Pedro, llena a rebosar
de fieles de todo el mundo, al inicio solemne del Pontificado
de Benedicto XVI, el hasta hace cinco días cardenal Joseph
Ratzinger.
Don Juan Carlos y doña Sofía, que ya estuvieron
en Roma el pasado día 8, en el funeral por Juan Pablo II,
han regresado ahora para, junto a delegaciones de más de
ciento cuarenta países, dar la bienvenida a un Papa que
llega a la silla de San Pedro en el comienzo del tercer milenio.
Un Papa al que los Reyes saludaron personalmente
dentro de la Basílica de San Pedro, al concluir la misa
con la que ha comenzado oficialmente el Papado de Benedicto XVI,
elegido por el Cónclave de cardenales el pasado martes
por la tarde.
A las 9,35 horas, veinticinco minutos antes de
que Benedicto XVI saliera a la plaza, llegaban los Reyes, acompañados
por los ministros de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos;
Justicia, Luís Fernando López Aguilar; y Defensa,
José Bono.
El Rey vestía uniforme de gala de capitán
general, con el Toisón de Oro, máxima condecoración
de la Casa Real española, sobre el pecho, y la Reina un
traje largo de color blanco, como la mantilla que cubría
su cabeza y que llevaba con peineta. Los ministros iban de frac.
Una vieja tradición permite a las reinas
católicas presentarse vestidas de blanco ante el Papa,
como hicieron hoy doña Sofía y la Gran Duquesa María
Teresa de Luxemburgo.
Los aplausos de un grupo de personas situadas
en un lateral de la plaza, saludaron la llegada de los Reyes,
en una mañana primaveral y sin viento, en la que el sol
puso brillo y calor a una ceremonia solemne y emocionante.
Poco antes habían accedido a la plaza desde
el interior de la basílica, como lo hicieron todas las
delegaciones internacionales, el Rey Carlos Gustavo de Suecia;
el Duque de Edimburgo, esposo de la Reina Isabel II de Inglaterra,
y los Príncipes herederos de Bélgica, Felipe y Matilde.
Nada más verle, don Juan Carlos y doña
Sofía besaron cariñosamente al Príncipe Alberto
de Mónaco, que lucía sobre su pecho una banda negra,
en señal de luto por la muerte de su padre, el Príncipe
Rainiero.
El presidente de Italia, Carlo Azeglio Ciampi,
el último de los altos dignatarios en llegar, saludó
efusivamente a los Reyes, sentados en primera fila, frente al
altar en el que Benedicto XVI ofició misa poco después.
El Rey tenía a su izquierda al arzobispo
Leonardo Sandri, de origen argentino y número dos de la
Secretaría de Estado vaticana, mientras que un pequeño
pasillo separaba a la Reina de los Grandes Duques de Luxemburgo.
Cinco filas por detrás, se sentaron Moratinos
y López Aguilar, y en la sexta el ministro José
Bono.
Los Reyes, como dos fieles más, aplaudieron
la llegada del Papa a la explanada que se extiende ante la gran
basílica, gesto que repitieron en varios momentos de la
homilía de Benedicto XVI, quien dijo que su 'verdadero'
programa de gobierno no es hacer su voluntad, ni seguir sus propias
ideas, sino ponerse junto con toda la Iglesia a escuchar la palabra
y la voluntad de Dios y dejarse conducir por El.
En un lugar discreto pero próximo al altar,
escuchaba al Papa su hermano Georg, llegado desde Alemania junto
a miles de compatriotas de Benedicto XVI.
Frente al altar, en un recinto reservado para
otros invitados del Vaticano, presenciaron la ceremonia el presidente
del PP, Mariano Rajoy, y el resto de compañeros de partido
que le han acompañado a Roma: Angel Acebes, Eduardo Zaplana
y el diputado Jorge Fernández.Los cuatro acompañados
de sus esposas.
La delegación del PP, que anoche estuvo
en la embajada de España ante la Santa Sede, en la cena
que reunió a los Reyes y a los tres ministros con cardenales
y obispos españoles, se sentó junto al jefe de la
Casa del Rey, Alberto Aza, y otros miembros del séquito
real.
El más madrugador de los españoles
en llegar al Vaticano -minutos antes de las ocho de la mañana-
fue el ex ministro del Interior y actualmente eurodiputado Jaime
Mayor Oreja, acompañado por su esposa, que también
lucía la tradicional peineta y mantilla negra.
Al finalizar la solemne misa, el Papa recorrió
la Plaza de San Pedro en un coche descubierto que pasó
ante los Reyes, entre el cariño y los aplausos de los cientos
de miles de personas allí congregados desde primerísimas
horas de la mañana.
Ya en el interior de la Basílica, Benedicto
XVI recibió el saludo de todas las delegaciones extranjeras
que han venido a Roma para asistir al inicio oficial de su Pontificado.
Don Juan Carlos y doña Sofía fueron
los terceros en presentarse ante el Papa, después del presidente
y el canciller alemanes, Horst Koehler y Gerhard Schroeder, respectivamente,
y el presidente Ciampi.
La Reina saludó en alemán al nuevo
Papa, informó a EFE un portavoz de la Casa del Rey, pero
la conversación posterior transcurrió en italiano
y español, mientras Benedicto XVI sujetaba con cariño
las manos de ambos. Muy cerca, miraba la escena el portavoz del
Vaticano, el español Joaquín Navarro Valls.
El Rey, que en un gesto de proximidad se acercó
más al Papa para hablar con él, presentó
posteriormente a los tres ministros que le han acompañado
a Roma.
Tras la ceremonia en el
Vaticano, los Reyes y el resto de la delegación española
almuerzan en la embajada española ante la Santa Sede, en
la que pernoctaron, y regresarán a Madrid a media tarde.
Fuente: EFE |