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Testamento
espiritual de Juan Pablo II
El testamento de Juan Pablo II
ha desvelado algunas sorpresas. Según se desprende de sus
memorias, el Pontífice pensó en la posibilidad de
renunciar al papado tras el Jubileo de 2000. Juan Pablo II no
deja nada material y pide que se quemen todos sus apuntes privados.
El documento, de 15 páginas, tiene fecha de 6 de marzo
de 1979 e incluye los retoques y añadidos que Juan Pablo
II hizo en 1980, 1982, 1985 y e 2000. Karol Wojtyla fue haciendo
las anotaciones, de su puño y letra, a lo largo de sus
26 años de Pontificado.
"Espero que Él —Dios— me ayude a saber
hasta qué momento tengo que continuar en este servicio
al que Él me convocó el 16 de octubre de 1978 —fecha
del inicio de su Pontificado—", señala el testamento
en un párrafo escrito en el año 2000, cuando su
salud estaba ya gravemente afectada por el Párkinson.
Otro de los datos que revela el testamento es que Wojtyla no descartó
en 1982 que su funeral se celebrase en Polonia, aunque en un posterior
retoque, en 1985, dijo que decidiese el Colegio Cardenalicio sin
tener que contar con sus "compatriotas". Solicita además
que se rece por él y expresa su deseo de ser sepultado
bajo tierra "y no en un sarcófago" de piedra.
En el documento, que comienza con la frase "estad alerta,
porque no sabéis qué día nuestro Señor
vendrá", el Papa pide "perdón a todos"
y destaca que fue la divina providencia quien le salvó
el día del atentado de 1981 cometido por Alí Agca.
En 1980, el Papa escribe una de las reflexiones más largas,
en las que explica que en algunos países "la Iglesia
se encuentra en un periodo de persecución tal que se puede
comparar al de los primeros siglos, y a veces incluso lo supera
en su aspecto despiadado y en su odio".
"Desde el otoño del año 1989 —fecha de
la caída del Muro de Berlín— [...] la última
década del siglo pasado ha estado libre de las tensiones
precedentes; lo cual no significa que no haya traído consigo
nuevos problemas y dificultades", señala el Sumo Pontífice,
antes de afirmar que gracias a la "providencia divina"
la Guerra Fría terminó sin el "violento conflicto
nuclear".
En la última sección, el Papa se muestra agradecido
"al Espíritu Santo" por el "gran don"
del Concilio Vaticano II, del que se siente "deudor".
Juan Pablo II abraza a todos los Episcopados del mundo, a tantos
hermanos cristianos no católicos, al rabino de Roma, Elio
Toaff, y a los numerosos representantes de las religiones no cristianas,
al igual que a los representantes del mundo de la cultura, de
la ciencia, la política y los medios de comunicación.
En su diario vital, el Pontífice también tiene palabras
de agradecimiento especiales para su secretario particular, el
fiel Estanislao Dziwisz y recuerda a sus padres y hermanos. En
otro apartado también tiene palabras de agradecimiento
para el que fuera rabino jefe de Roma, Elio Toa.
"A todos quiero decir sólo una cosa: Dios os recompense",
concluye el Papa, que cierra el testamento con la frase en latín:
"En tus manos encomiendo mi espíritu".
Nueva congregación de cardenales
Estos datos han salido a la luz horas después de terminar
la Congregación de cardenales en la que participaron un
total de 140 purpurados. En ella se examinaron algunos aspectos
del funeral del viernes y del desarrollo del cónclave del
18 de abril, informó el portavoz del Vaticano, Joaquín
Navarro Valls.
El Colegio Cardenalicio, según contó Navarro, delegó
en el cardenal Edmund Szoka la potestad legislativa para la acuñación
de monedas y la emisión de sellos durante la Sede Vacante,
es decir el tiempo en el que no hay Papa.
Asimismo, eligieron a los dos religiosos que dirigirán
a los cardenales las exhortaciones previstas en la Constitución
Apostólica 'Universi Dominici Gregis'. Uno es el predicador
de la Casa Pontificia, el reverendo Raniero Cantalamessa, un capuchino
de 72 años, y el otro es el cardenal Tomas Spidlik, un
checo nacido en 1919.
En la capital italiana se encuentran ya más de 140 purpurados,
aunque los que participarán en el Cónclave serán
los 117 que tienen menos de 80 años. Otros 63 tienen más
de esa edad, por lo que no pueden ser electores, pero sí
resultar elegidos como sucesores del Papa Wojtyla.
Emoción al leer el testamento
En el testamento de Juan Pablo II no se menciona, como se esperaba,
el nombre del cardenal 'in pectore', nombrado durante su Pontificado
y cuya identidad se mantiene en secreto por motivos de seguridad
o personales, por lo que casi con seguridad no se podrá
conocer su nombre.
En la congregación del miércoles los cardenales
leyeron el testamento del Papa, escrito a mano por el Pontífice
en su lengua natal, el polaco. "Fue una lectura en un clima
de recogimiento y oración", dijo uno de los purpurados
citado por José Manuel Vidal en EL MUNDO. "Fue muy
emocionante.
Es tan wojtyliano en su contenido e, incluso en su redacción
que era como estar viéndolo de nuevo, dándonos sus
últimos consejos de padre bueno y santo". Muchos de
los cardenales se emocionaron y alguno, hasta lloró.
Fuente: El Mundo
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