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Artículos publicados en el diario Ideal de Granada.

El ex alcalde de El Padul, Fernando Muñoz, se ordena como diácono

J. VILLENA/EL PADUL

El próximo domingo va ser ordenado diácono por el arzobispo de Granada el que fue alcalde de El Padul Fernando Muñoz Pérez. El acto tendrá lugar en la catedral a las seis de la tarde. La noticia, que fue difundida a través de un comunicado del arzobispo y leído por el párroco en las misas del sábado y domingo, no ha cogido de sorpresa a nadie, ya que Muñoz Pérez es conocido por su profunda religiosidad y estuvo a punto de ordenarse sacerdote en su juventud, cosa que va a hacer ahora a sus sesenta y dos años.

AÑOS COMO POLÍTICO

Fernando Muñoz, que ha sido profesor de enseñanzas medias, ha tenido una dilatada participación en la política municipal, con más de quince años de dedicación, llegando a ocupar la alcaldía entre los años 1.989 y 1.991, formando parte de IU, aunque en calidad de independiente. Después ha militado en el PA.

En su etapa como alcalde intentó que viniera a El Padul el Campus de Ciencias de la Salud, al parecer, animado por determinadas actitudes de la Junta que le hizo abrigar ciertas esperanzas.



El alcalde de izquierdas se hace cura

Después de ejercer como concejal de Cultura por el PA y primer edil de El Padul por IU, ha escuchado la llamada divina para convertirse en ministro de la Iglesia a sus 62 años

JOSÉ R. VILLALBA / GRANADA

Cumplió 62 años el pasado 11 de noviembre. Siempre tuvo fe en Dios, pero nunca lo vio tan cerca como ayer. También profesó la religión política para ejercer durante año y medio (1990-91) como alcalde de El Padul bajo las siglas de IU, aunque nunca militó en la coalición de izquierdas. Volvió al Ayuntamiento paduleño en 1997 como concejal de Cultura del PA, meses después dejó el cargo. Su carrera política le desengañó, aunque siempre tuvo clara su función en el consistorio: «Servir al pueblo».

Fernando Muñoz Pérez, el quinto de siete hermanos, vestirá la sotana negra en pocos meses tras su ordenación como diácono ayer por la tarde en la Catedral de Granada. Acudió a su pueblo días atrás, para comunicar a los feligreses de la parroquia paduleña su decisión. Y para pedir «perdón» a quienes se sintieron ofendidos durante su ejercicio político. «Cometí fallos y he podido herir a ciertas personas, pedir perdón te deja en la gloria», señaló horas antes de iniciar la nueva carrera de su vida.

En El Padul lo quieren. También lo critican. El nuevo diácono no puede borrar su paso por la política, aunque en parte le gustaría. Ejerció como alcalde sin cobrar ni una peseta. Más bien sacó de su bolsillo para pagar a las mujeres embarazadas sus viajes hasta Granada para asistir a las clases de educación maternal. Alivió el déficit de 400 millones de pesetas que arrastraba el Consistorio en 1990 e intentó convencer a la Consejería de Salud de la importancia de ubicar parte del Campus de la Salud en el municipio. Servir al pueblo fue siempre su lema, aunque en una ocasión le abrieron la cabeza en la puerta del cementerio para vengar un malentendido político. Sustituyó a un alcalde procesado por un fraude en el PER y pocos días después recordó en los medios de comunicación que resulta más digno aspirar a un trabajo que vivir de la beneficencia. Hoy piensa de la misma forma.

Su actividad municipalista la combinaba con la profesión de catedrático de Filosofía y Francés en el IES Mariana Pineda. El pasado mes de septiembre se jubiló. «Cuando creí haber terminado con mi carrera de profesor y con la de político, para ingresar en el club de la tercera edad, voy y me hago cura», ironiza. De joven intentó hacerse ministro de la Iglesia, pero las circunstancias de los años setenta se lo impidieron. Desde entonces, en su mesita de noche guarda un libro del jesuita francés Pierre Teilhard de Chardin: El medio divino .

LA LLAMADA

Cuatro años atrás empezó a gestar su proyecto de cura. «No lo he tenido claro del todo hasta hace poco tiempo, quería estar seguro». En estos años «he recibido la llamada» porque «buscar no busco nada», sólo «trato de responder a un llamamiento para servir a los demás». Su familia fue la más sorprendida tras conocer la decisión de Fernando Muñoz. En El Padul, donde todos los días acude a visitar la tumba de sus padres, los vecinos se preguntan si «es verdad lo de Fernando». Lo es: el ex alcalde se hace cura.

Nunca profesó la fe rancia de los altares. «Siempre he trabajado por la justicia social» y se ha sentido más cercano a la teología de la liberación que a los rígidos dogmas de la jerarquía eclesiástica. «El primer teólogo de la liberación fue Jesús, ahora bien, debemos matizar y concretar qué entendemos por liberación», explica.

No rechaza ninguna pregunta. Entra a cuerpo para defender posturas poco entendidas o mal explicadas por el ministerio eclesiástico. «El celibato no es condición sine qua non para ejercer de sacerdote, lo considero como una forma de seguir a Cristo». Admite la existencia de homosexuales dentro de la Iglesia y denuncia el «exceso de morbo» que rodeó al caso del cura de Valverde del Camino que declaró su condición de gay. «No soy nadie para dar consejos, pero si tuviera que hablar con George Bush le pediría que no lanzara misiles contra el hambre».

Admira a San Pedro, «por su humildad y por la facilidad que tiene para reconocer la fragilidad del ser humano». También a Hegel. Sus amigos Joaquín Arias Rejón y Jacinto Villena le admiran a él. «Es un hombre preparado para servir a los demás y allá donde vaya lo que haga lo hará bien», le recuerdan. Su vida empieza de nuevo, después de 62 años como activista social.

PERFIL

Estudia en París: Se licenció en Filosofía por la Universidad de la Sorbona de París en la década de los sesenta.

Profesor: Regresa a Granada y se instala como profesor de Filosofía en la Universidad granadina, cuatro años más tarde se saca una plaza de profesor de secundaria.

Política: Ejerce como alcalde de El Padul desde 1990 hasta mediados de 1991 bajo las siglas de IU, en 1997, tras una moción de censura al PSOE, llega a la concejalía de Cultura bajo las siglas del PA.

Teología: Finalizó sus estudios de Teología el pasado mes de junio, tres meses después se jubila como profesor de instituto.

Ordenación: El arzobispo lo ordenó ayer diácono. En pocos meses ejercerá de cura.


Salió de El Padul para estudiar Filosofía en la Sorbona de París

J. R. V./GRANADA

Fernando Muñoz Pérez abandonó El Padul con tan solo 18 años. No emigró a la capital de la provincia, sino a París. Allí estudió la licenciatura de Filosofía, en la Universidad de la Sorbona. «Fueron los años más felices de mi vida», recuerda.

Un buen día cayó en sus manos un libro con ilustraciones del río Sena y los tenderetes que flanqueaban este cauce en su recorrido urbano por la capital francesa. «Me enamoré de esa imagen y desde ese momento tuve claro que me iría a estudiar a París». Tenía 16 años.

«Allí descubrí un mundo y una realidad nueva». Muy distinta a la del pequeño pueblo de donde emigró. «Mis ideas maduraron y crecí mucho, tanto en el plano personal como en el intelectual».

Regresó en 1997. «El Mayo del 68 lo viví en Granada». Intentó hacerse cura, pero al final optó por ejercer como profesor de Filosofía en la Universidad de Granada. Ganaba poco dinero y la necesidad le obligó a opositar para ejercer como docente en la enseñanza Secundaria. El pasado mes de junio finalizó los estudios de Teología. Se confiesa «muy hegeliano».

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