Pregón
de la Semana Santa 2004 de la Cofradía del Santísimo
Cristo Crucificado y María Santísima de los Dolores
de Rincón de la Victoria (Málaga)
Son
escasos, desgraciadamente demasiado escasos, esos momentos irrepetibles
en los que uno se siente integrado en un lugar y un tiempo que
no suele coincidir con aquellos en los que cotidianamente se desenvuelve.
Son más escasos aún aquellos momentos en los que
además te sientes realmente a gusto.
El
que esto escribe ha conseguido, el pasado día 27 de marzo,
aunar ambos casos. Mejor sería decir que los demás
han conseguido hacer que se produzca tan extraña comunión
de circunstancias.
Dice
el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española,
refiriéndose al término EMOCIÓN:
"Interés expectante con que se participa
en algo que está ocurriendo". Eso, exactamente
eso fue lo que sentí nada más comenzar el acto del
pregón de la Cofradía del Santísimo Cristo
Crucificado y María Santísima de los Dolores de
Rincón de la Victoria.
Tras
una breve presentación salió al altar mayor de la
iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, improvisada “Carrera
Oficial”, el cantaor Rufino Rivas que, mirando
fijamente las imágenes del Crucificado y la Virgen de los
Dolores, comenzó a cantar una saeta dedicada a Nuestra
Señora. Saeta larga y sentida en la que las inflexiones
de la voz del saetero nos hicieron estremecer.
Acaba
la saeta. El público congregado en la iglesia prorrumpe
en una sonora ovación. Las primeras lágrimas, preludio
de lo que después sería, asomaban a los ojos de
algunos y algunas de forma espontánea.
Rufino
nos hizo una breve exposición de lo que para él
es la saeta, lo que expresa y su razón de ser; ligada como
está a los primeros cánticos litúrgicos monocordes
interpretados en señaladas fechas de la Cuaresma y la Semana
Santa del pasado.
Nos
volvió a elevar a las alturas la saeta que dedicó
al Cristo Crucificado. Con una voz potente, desgarrada a veces,
hizo que se nos pusiese “carne de gallina”.
El
pregonero de la Semana Santa del pasado año, Miguel Orellana
Ramos, hizo las veces de introductor del que habría de
serlo en el presente. Nos expuso a grandes rasgos la trayectoria
cofrade y profesional que avalaban la elección de Carlos
Luís Martínez Domínguez como el mejor pregonero
que se podía haber elegido para la ocasión. “Señoras
y señores, hoy tenemos aquí un gran pregonero”.
Carlos
Luís Martínez Domínguez, se
inició en el mundo profesional como oficial de la marina
mercante y que, por esas cosas del destino, debió replantearse
que hacer con su vida, decidió dedicarse a la rama sanitaria.
Pero con la inquietud que le es innata, lejos de aposentarse y
dejar pasar los días sin nada que hacer, siguió
el impulso que desde dentro le obligaba a seguir ligado al mundo
cofrade, a la Semana Santa Malagueña.
Son
innumerables los actos en los que ha intervenido; sin ir más
lejos, este mismo año, la Exaltación de la Saeta
en Málaga, acto con el que ha marcado un antes y un después
en el modo como debe ser tratado el tema. También es autor
de varias publicaciones; la más reciente, presentada el
pasado 3 de marzo en el Real Conservatorio de Música "María
Cristina" de Málaga, ha sido la segunda entrega
de Ruta Cofrade. Un libro en el que ha invertido diez meses de
trabajo, a razón de 8 horas diarias y en el que ha contado
con la colaboración de poetas, juristas, bordadores, periodistas,
médicos, pintores, etc.
Lo
cierto es que Carlos Luís Martínez Domínguez
tiene un corazón que no le cabe en el pecho y es que como
el dice “…siempre me encuentro dispuesto
a echar una mano.”
Situado
junto al atril, en el centro del altar mayor, mirando las imágenes
de la Virgen de los Dolores y el Crucificado, baja la cabeza y
por unos momentos medita y dedica una breve oración antes
de comenzar su pregón.
Verso
y prosa. Prosa y verso van saliendo por su boca, pero vienen directos
del corazón. Nos desgrana el sentido del pregón
y, como el que no quiere la cosa, de la Semana Santa en si; ni
más, ni menos.
Música.
Fragmentos sabiamente seleccionados de las marchas que hacen única
la Semana Santa Andaluza. Fragmentos musicales que ilustran los
pasajes por los que va llevando el pregonero haciendo, si ello
es posible, que lleguen las palabras aún más hondo
en nuestro ser. Palabras susurradas a veces, declamadas con voz
potente en ocasiones. Y siempre el contrapunto de la música.
Describe
el orador, haciéndonos partícipes del acto incluso
a aquellos que nunca lo hemos vivido, la salida de los tronos
del Santísimo Cristo Crucificado y María Santísima
de los Dolores. Y al punto suena la “Marcha Real”.
Nos
lleva el pregonero por las calles y callejas por las que pasa
la comitiva y al llegar al paseo marítimo nos dibuja una
poética imagen en la que equipara la mecida de los hombres
de trono con la que parecen querer hacer las olas del mar.
Encuentros
entre la madre y su hijo. Escenas cargadas de emoción que
hacen aflorar las lágrimas de los presentes y que acaban
por caer mansamente por sus mejillas.
Y
tras un recorrido salpicado de momentos estelares, llegamos de
nuevo a la plaza de la iglesia. "Paloma" es
la marcha que suena en el ambiente y el pregonero nos narra el
cansancio reflejado en el rostro de los hombres de trono. Pero
aún no ha acabado todo. En un acto de pundonor, sacando
fuerzas de donde ya no las había, los tronos uno al lado
del otro, son izados sobre los brazos de los porteadores y mecidos
con el amor que solo se podría mecer a unos padres.
El
pregón no se cierra. El pregón es algo vivo y siempre
inacabado. El pregonero lo deja abierto para que sea el del año
próximo el que lo continúe y este a su vez ceda
el testigo a su sucesor.
Ahora
si. El público puesto en pie aplaude las palabras de Calos
Martínez. Este emocionado no puede reprimir una lágrima
que pugna por escaparse de sus ojos. Otros muchos ya han cedido
al designio de la emoción y sin más resistencia
han dejado aflorar sus sentimientos en forma de saladas lágrimas
como si de agua de mar se tratara.
No
puedo cerrar esta reseña sin expresar mi pesar por los
acontecimientos que, horas después de la celebración
del pregón, han sumido en la tristeza a los malagueños
y más concretamente a los vecinos de Rincón de la
Victoria.
El
cielo ha descargado una tromba de agua de tales proporciones que
ha hecho irreconocibles las calles por las que horas antes había
paseado, a la vez que ha causado daños a las propiedades
de no pocos vecinos.
También
me comentan que el paseo marítimo se ha visto gravemente
afectado, lo mismo que la playa. Poco antes de la celebración
del pregón, serían las siete y media hice una foto
de la playa, entre dos luces, vista desde el varadero mirando
a poniente. Me llamó la atención por la estética
tan particular del lugar, y ahora me dicen que toda la arena ha
desaparecido.
Expreso
aquí mi tristeza y dolor ante los hechos que han afectado
a casi toda Andalucía, pero que se han cebado de forma
especial con la provincia de Málaga.
También
debo expresar mi agradecimiento al Hermano Mayor de la Cofradía
del Santísimo Cristo Crucificado y María Santísima
de los Dolores de Rincón de la Victoria, por el trato que
ha dispensado al que esto escribe, así como al resto de
hermanos de la cofradía con los que compartía algunas
horas el pasado 27 de marzo.
Por
último decir que a Carlos Luís Martínez Domínguez
nunca le estaré lo bastante agradecido por haberme convencido
para que asistiese al pregón.
Texto y fotos: F. Molina
Padul Cofrade
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