Presentación
del Cartel Anunciador de la Semana Santa de Padul 2003
El
numeroso público asistente al acto lo ha calificado de
emocionante, y esto debe ser así dado el gran número
de personas que habiendo asistido al mismo manifestó haber
sentido un nudo en la garganta y otras, muchas se podría
decir, dijeron que se les habían saltado las lágrimas
de la emoción sentida.
Francisco
Eduardo Santiago Parejo y Andrés Rejón Sánchez,
a pesar de su juventud cuentan ya con un dilatado historial en
el mundo costalero y cofrade en general. Muchos son los años
que acumulan entre ambos sacando al Santísimo Cristo Crucificado
un Viernes Santo tras otro.
Con
sus propias palabras han conseguido hacer llegar a los asistentes
todo aquello que nos parece imposible de transferir, el sentimiento
de un costalero que bajo el paso hace lo mejor que un costalero
sabe hacer "rezar con los pies" mientras lleva con toda
la elegancia y el buen hacer de que es capaz la imagen del titular
de su hermandad, la imagen de Jesús muerto en la cruz por
la redención de todos nuestros pecados.
Cabe
felicitar a la Junta de Gobierno de la Hermandad del Santísimo
Cristo Crucificado por la designación de los presentadores
del cartel, añadiendo además la originalidad de
que en lugar de ser uno el presentador, según es costumbre,
decidió que fuesen dos los encargado se tal cometido.
La
imagen elegida en esta ocasión para ser el cartel de la
Semana Santa Paduleña, dedicada a la Hermandad el Santísimo
Cristo Crucificado, no ha coincidido, por razones técnicas,
con la que resultó ganadora del V Concurso de Fotografía,
que fue ganado por José Melguizo Molina. En su lugar se
ha puesto una foto realizada hace algunos años por José
Luis Molina Santos.
El
acto, presentado por Juan Carlos Romero, Director de Radio Padul,
se inició con una magnífica intervención
de la Banda de Música Maestro Falla de El Padul que dirigida
por Rafael Ballesteros interpretó las obras “Pasa
el Evangelista” (Rafael Ballesteros), “Cristo en el
Gólgota” (M. Solier), “Tres Cruces” (Rafael
Ballesteros) y como primicia nos regaló el estreno de la
obra “La Sangre Nazarena” de la que es autor el propio
director de la banda.
Siguió
la actuación de la Coral Santa María la Mayor de
El Padul. En esta ocasión emocionó a los asistentes
con las obras “Ecce Homo” (Juan Alfonso García),
“O Salutaris Hostia” (Valentín Ruiz), “Ave
María” (Luis de Victoria) y O Jesu Chrite (J. Van
Berchem, sic. XVI).
Tras
la intervención de los presentadores del cartel intervino
la Banda de Cornetas y Tambores de la Oración del Huerto
de El Padul que interpretó las marchas “Réquiem”,
“Luna de Triana”, Cristo Viejo”, “Soleá”
y para cerrar el acto concluyó interpretando la “Marcha
Real”.
Por
suerte hay ciertos actos que se van consolidando año tras
año y desde aquí quiero animar a la Asociación
de Cofradías de El Padul, organizadora del evento, para
que continúe en esta línea.
Texto
de la presentación hecha por Francisco Eduardo Santiago
Parejo
Para
comenzar quiero agradecer esta oportunidad que me brindan al poder
presentar, junto con Andrés, el cartel de la Semana Santa
del 2003, en el cual se muestra por segunda vez en la historia
de nuestro pueblo la imagen del Cristo Crucificado de Padul, lo
cual enorgullece inmensamente a todas aquellas personas que durante
años han trabajado para que una de las más impresionantes
imágenes de la escuela de Pablo de Rojas procesione por
las calles del Padul.
Despertando
esta talla un gran sentimiento entre las gentes de este pueblo
que, desde edades muy tempranas, desean participar en esta catequesis
plástica aumentando su fervor y creciendo de este modo
en este mundo “que algunas personas denominan como mundo
de locos”, a lo que yo respondo con las palabras de Jorge
de la Chica “como bendita locura”.
Locura
que se transforma en fe al ver la expresión de su rostro
y cada síntoma de su escalofriante agonía. Rostro
y agonía en su expresión que sobradamente conoce
este pueblo.
Son
bastantes los años que llevo sobre mi esta expresión.
Y muchos los recuerdos que este mundo ha dejado en mi desde el
primer aliento del costalero mas viejo que me animó a salir.
Hasta
el recuerdo que con más tristeza recuerdo el año
en que nuestro compañero CHE dejo de llevar a su padre,
para llevarlo desde ese momento a él nosotros en nuestro
corazón.
Recuerdos
mas cercanos son cuando por primera vez la hermandad presentó
la casa a su titular que, de rodillas y sobre sus hombros, los
costaleros con un lento “rachear” introdujeron a su
Padre en su casa de hermandad.
No
menos emocionante es recordar como de la misma manera el año
pasado, por primera vez dejaron ver al Padul a nuestro Padre Jesús,
el momento más esperado por costalero y hermanos son muchos
los recuerdos que año tras año se repiten como cuando
se observa por el respiradero como se estremece la gente al ver
la imagen de este cartel
Y
con sinceridad le puedo decir que cambio todos los aplausos que
en estos años he escuchado por ver por ese respiradero
a una anciana llorar cuando reza, por un mundo en paz.
Un
mundo en el que todos tenemos algo que rezar, algo por lo que
pedir y algo por lo que creer.
Que
mejor que creer que en ese sentimiento que, como ya he dicho antes,
te hace crecer con una imagen en la que pesar, con una hermandad
a la que ayudar, contribuir y apoyar, para que esa imagen que
un escultor con tanta sabiduría supo tallar y que José
Luis Molina Santos ha sabido plasmar, para que pueda representar
con este cartel y colocar nuestra semana santa en el sitio que
ya debería estar.
Solo
me queda recordar y agradecer a la Junta de Gobierno de la Hermandad,
al Capataz, a los compañeros y hermanos costaleros, a todos
los que han trabajado por la hermandad que ahora o están
y que se echan de menos y muy especialmente a los que ya no están
y espero que hoy nos vean desde el cielo.
Texto de la presentación hecha por Andrés
Rejón Sánchez
No,
Padul, no estas soñando. Has oído bien. Son los
compases de pasan los campanilleros los que han llegado a tus
sentidos, para hacerte despertar de ese letargo en el que has
vivido durante todo un año, durante toda un cuaresma y
hacer que hoy justo a la llegada de la primavera junto a las rosas
recién brotadas, a la cal nueva y a la voz de este presentador,
anunciemos por las esquinas de tus barrios mas señeros
la llegada de los días de máxima importancia para
los paduleños. No, Padul, no sueñas. Has oído
la oración mas profunda que se compusiera en forma de música,
que es como a ti te gusta rezar a nuestros titulares en cada atardecer
del viernes Santo, recorriendo las estrechuras de la calle Real.
Y es allí donde por unos momentos volvemos la espalda hacia
atrás, y si, es Dios Padre en cualquiera de sus advocaciones
y es en esos momentos cuando mis labios musitan una oración
que sin querer ponen letra a la música y se convierte en
plegaria. Es allí donde nuestra mirada se cruza con el
de ese penitente amigo que un día ya lejano nos enseño
a quererla y que ahora parece decirnos:
No
hay más grandeza en el mundo
Que aquella que vemos cada viernes santo
Por nuestras calles sin disimulo
Porque es nuestra Semana Mayor la que está empezando
Para el mayor de nuestro orgullo.
Señora Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Padul
Señor párroco de Padul
Señor Presidente de la Asociación de Cofradías
de Padul
Estimados Hermanos Mayores
Amigo y compañero Eduardo
Señoras y señores
Ocho
de la tarde.
Ocho de la tarde en Padul.
Ocho de la tarde del Viernes Santo.
Ocho de la tarde en primavera donde el olor a flor, incienso y
cera se unen de tal manera que ya nos adelanta lo que nos espera.
Sí, son las ocho de la tarde en las murallas.
Son las ocho porque el hijo del Padre ya a muerto en Padul.
Si, a esa hora bajo la atenta mirada de cientos de personas.
Suena
el golpe seco de tres toques de oración sobre la enorme
puerta del cielo en la que se convierte su casa, nuestra casa
de hermandad.
¿Quién
es?..Responde el hermano mayor
La
Hermandad del Santísimo Cristo Crucificado….dice
un hermano…
Y
es entonces cuando se obra el milagro, las puertas se abren, la
gente mira, la banda se inquieta, y sus costaleros ya están
en capilla, porque antes nuestros ojos aparece la mayor maravilla,
maravilla de Dios, maravilla del Padre hecho hombre, maravilla
al que todos nos ilumina, maravilla que quien sabe si Pablo de
Rojas tallara, pero que fuese quien fuese ojalá que en
el cielo estuviese.
¡¡A
esta es!!
Y
con el golpe del “llamaor” el paso del Santísimo
Cristo Crucificado cobra vida, cobra ilusión y con un gran
esfuerzo costalero la sagrada imagen ya puede ver su cielo.
Con
los sones de la Marcha Real el paso comienza a caminar por las
calles de su reino, por las calles que lo esperan impacientes,
para redimirse ante Él, para pedir perdón, para
buscar consuelo en Nuestro Padre que ya va muerto en el madero,
para tantas y tantas cosas que te pide nuestro pueblo.
Pero,
tranquilo Dios mío, en esta hora de tu muerte no caminas
solo. Te acompaña tu hermandad, hermandad de negro, hermandad
que con sus hábitos da testigo de su luto, de su silencio,
de su pesar… De su cariño hacia su sagrado titular
que nos acaba de dar su vida a beneficio nuestro. Hermandad que
te ofrece su paso de rica talla barroca sobre maderas que un día
tuvieron vida y que hoy de nuevo recobran vitalidad, para que
sobre ese altar móvil que es tu paso procesional recorras
las calles de tu pueblo mostrando tu amor hacia sus gentes, incluso
en estos duros momentos.
Sobre
tu altar no hay sangre, lo que hay es cientos de claveles rojos
que forman ese calvario por el que tú has pasado, ese lugar
donde has sido sacrificado, los cientos de corazones que por ti
han llorado.
Junto
a ti, cuatro grandes cirios iluminan tu sagrado cuerpo grandes
cirios que nos dirigen la mirada hacia la luz, hacia ti. Luz triste,
luz apagada, luz de pésame la que te acompaña.
Pero,
parémonos a pensar un momento…Tal vez no sean luces
tristes, ni apagadas, ni de pésame, porque…esos mismos
cuatro cirios se convertirán unos días después,
en cuatro luces de vida, de ilusión, y lo más importante,
de resurrección. Son por tanto, cirios pascuales.
Santísimo
Cristo Crucificado, que te muestras ante nosotros ya muerto en
tu cruz y que, a pesar de ello aun nos muestras tu belleza, tu
grandeza y saber estar ante la muerte tu cuerpo de virtuosas líneas
barrocas, totalmente desnudo, salvo tu paño de pureza,
y con las manos y pies atravesados por nuestros pecados lo presenciamos
inmóvil ante nuestros ojos.
Brazos y manos que hoy esta clavados en tu cruz plana de ricas
pinturas cartujanas…
Brazos
y manos que en un día no lejano estuvieron unidas y apoyadas
sobre una piedra mientras suplicabas al padre la redención
allá en el huerto de Monte Sión.
Brazos
y manos que fueron sentenciados bajo la Alhambra entre maravillas
nazaríes.
Brazos
y manos que fueron amarradas por una simple cuerda a una inmóvil
columna que grita no poder hacer nada mientras se produce la burla.
Brazos
y manos que sujetaron, cogieron y tiraron del peso de la cruz,
del peso de nuestros pecados, del peso de su muerte mientras caminaba
hacia el Gólgota al tiempo que María Magdalena limpiaba
su cara con un lienzo llevado por ángeles.
Brazos
y manos que se apoyan en la fría piedra del suelo mientras
sujeta el enorme peso de su cruz de la que nunca se desprenderá
a pesar de su dolor y sufrimiento con el que nos mira.
Brazos
y manos que te abrazara porque ya estas junto a tu madre e su
quinta angustia, madre que te quiere y sufre como todas las “virgenes
marías” de nuestro tiempo.
Brazos
y manos que serán cogidos por tus conocidos Nicodemus para
llevarte a la vida, vida que recobraras 3 días mas tarde
a pesar de que ahora yaces inmóvil en tu urna sepulcral.
Brazos
y manos que nos señalan donde está el Salvador que
nos señala la vuelta a la vida de Nuestro Señor
porque solo él, el que estuvo en todo momento junto a Él,
sabe y conoce como es.
Brazos
y manos que se unen en el pesar para rezar llena de Dolores por
la muerte de su hijo.
Brazos
y manos que día tras día cogen tu símbolo
para rezarte y llevar tu testimonio por todo el mundo mientras
aun cuelga tu sudario en ella.
Si,
son tus brazos y tus manos las que hoy sufren en la cruz, como
vemos en esta bendita estampa que hoy se presenta
Pero
es ahora cuando me lleno de gozo,
alegría y satisfacción al mirarte,
porque en este momento comprendo y me siento confiado
de que a pesar de mi muerte,
siempre seré costalero
del Santísimo Cristo Crucificado.
¡¡He Dicho!!
F.
Molina
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