Romería de Nuestra Señora de las Nieves en Dílar (Granada)

"¿Dónde vais? ¡A Dílar!...   ¿De donde venís? De Diiiilar..."

Estas son las frases que se suelen pronunciar por los romeros que año tras año hacen el camino desde El Padul hasta Dílar, sonrientes y eufóricos a la ida, cansados y sin ganas de hablar a la vuelta.

Como cada 15 de agosto, “Nuestra Señora de las Nieves” rompió la madrugada en Dílar para dar comienzo a las fiestas que en su honor se celebran en el municipio asentado en los límites del Parque Nacional de Sierra Nevada. Desde tiempos inmemoriales, los paduleños hacen el camino de esta peculiar y sencilla romería.

La romería de antaño

Dicen las personas mayores del Padul, que “de toda la vida de Dios” se ha ido caminando a Dílar para ver salir del Santuario a la Virgen de las Nieves, y cumplir así con las promesas que durante todo el año se “iban haciendo”.

Era muy frecuente entre las mujeres del Padul hacerle a la Virgen la promesa de ir andando a llevarle en brazos a los niños recién nacidos hasta su propia ermita. En muchas ocasiones la promesa se dejaba pasar, y se veían obligadas a llevar en brazos a niños con 5 ó 6 años, lo que sin duda dificultaba mucho el camino.

Otra promesa muy extendida era la del silencio: se comprometían a hacer el camino de ida a la ermita en un total y riguroso silencio que ni siquiera se podía romper para saludar al resto de romeros ni para pedir agua con la que refrescarse de los calores estivales.

Así, durante la tarde del 14 de agosto y ya metidos en la madrugada del 15, eran muchos los paduleños que ataviados con lo imprescindible (agua fresca, algún que otro trozo de pan e incluso con los primeros melones que ya se recogían en nuestros campos) se disponían a realizar el camino de ida a Dílar, cruzando por “Las Rajas”y tomando después las veredas que surcan el Manar y que conducen a dicha localidad.

Los había que tardaban dos horas y los que necesitaban tres, pero al final todos llegaban antes de que la Virgen de las Nieves fuese trasladada de su Ermita a la Iglesia a eso de las seis de la madrugada. Ansiosos porque llegara esa hora, acampaban en los rastrojos que rodean la Ermita, y allí hacían la espera entre el jolgorio de la fiesta y el rezo del Rosario dentro del Santuario.

Con las primeras luces del alba, los dilareños sacaban a la patrona para celebrar una misa de campaña en un altar improvisado a las puertas de la Ermita. Tras la misa, la imagen de la Virgen era llevada a hombros hasta la Iglesia, acompañada por el repique de campanas y las palmas de cohetes. Finalizada la procesión (a eso de las 8 de la mañana), llegaba el momento de volver al Padul: unos lo hacían de nuevo caminando y otros (los menos) bajaban hasta Otura y volvían en el tranvía.

La romería de hoy

Aunque en el fondo sigue siendo igual de sencilla, la romería ha cambiado en ciertos aspectos. La vereda estrecha de antaño, es hoy día un camino más que transitable, y con la llegada del vehículo, son menos las personas que hacen el camino a pie, y muchas menos las que hacen también el de vuelta.
El Santuario ya no esta en medio del campo: está casi integrado en el casco urbano de Dílar, por lo que son cada vez menos los que acampan en los aledaños de la Ermita para esperar la salida.

Además las fiestas del pueblo han experimentado un cambio notable: la noche de verbena y las subidas y bajadas a la Ermita, han quedado relegadas a los mayores; los jóvenes encuentran en los “pubs” y discotecas una marcha que en esta noche, nada tiene que envidiar a la que se vive en la zona de la Costa, y que congrega a multitud de gente venida de todos los puntos de la provincia en terrazas como “El Puntal” y “El Molino”.

Con todo, no parece que esta tradición vaya a perderse, sino que en los últimos años se puede ver que no disminuye el número de paduleños que acude a esta convocatoria y que disfrutan de un camino, el de Dílar, que ofrece impresionantes vistas del Parque Natural y Nacional de Sierra Nevada, que en este 15 de Agosto celebra la festividad de la Virgen de las Nieves: “La Reina de Sierra Nevada”.

Nota: Todas las fotografías, excepto dos del Santuario, ilustran la peregrinación de paduleñ@s por el camino de Dílar.

Texto y fotos
Manuel Villena Santiago