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San Sebastián: Patrón de Padul… y de medio mundo

Habrá quien me llame exagerado, pero lo que afirmo en el titular de este artículo es cierto. San Sebastián, según he podido averiguar hasta el momento, es el patrón de al menos 181 localidades repartidas por todo el mundo, no solo en España, que son bastantes, sino por Hispanoamérica e incluso Filipinas. Pero después de todo no debería extrañarnos ya que, cuando se adoptó a San Sebastián como patrón, nunca se ponía el Sol en el imperio español. Posiblemente sea poca la gente que desconozca que San Sebastián es el patrón de Río de Janeiro (Brasil) o de Bacolod (Filipinas), pero así es.

Hay localidades que celebran a San Sebastián en el mes de enero, otras en agosto, y algunas en ambos meses. Lo cierto es que San Sebastián es un santo muy popular.

En cuanto a la forma de celebrar el día resulta de lo más variada y variopinta. Sirvan de muestra algunos ejemplos: En San Sebastián (Guipúzcoa) se celebra con la tradicional “Tamborrada”, en Acehuche (Cáceres) se celebra con las “Carantoñas”, en Cercedilla (Madrid) con las “Vaquillas de San Sebastián", en Chiapa de Corzo (México) con el “Parachicos”, en Piornal (Cáceres) con el “Jarramplas”, en Padul (Granada) con hogueras y disparos al aire, etc.

Ciñéndonos a Padul puedo decir que desde que allá por 1569, fecha en que Don Juan de Austria nombró patrón de la Villa de Padul a San Sebastián, e hiciera donación de una pequeña imagen del santo, aún conservada en una de las naves laterales de la Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor de Padul, la celebración ha ido evolucionando hasta convertirse en la que es hoy.

Nadie sabe a ciencia cierta cuando comienza a extenderse y arraigar entre la población la costumbre de ir al monte a por leña el día 19 de enero, víspera del día de San Sebastián, haga frío o calor, llueva o nieve. Lo cierto es que nadie, o casi nadie, deja de ir a los montes próximos, para coger un puñado de tomillo, romero o jaguarzo, para calentar al Santo. Los más jóvenes o más fogosos arrancan de raíz enormes matas de “salao” e incluso, últimamente, se está recuperando una tradición casi caída en el desuso y se ha vuelto a cortar el clásico zarzal (esta ha sido una loable iniciativa de la Asociación Histórico Cultural “Al Agia”, como forma de recuperación de una tradición casi perdida).

Cada año, desde nadie sabe cuando, pilas de leña se acumulan poco a poco en los sitios de toda la vida o en otros que por razones obvias han debido adoptarse a tal fin. Antiguamente la gente guardaba la leña que no se quemaba en la bajada del Santo en la noche del 19 de enero en los corrales de sus casas, pero hoy día son escasas las viviendas que disponen de tal dependencia, y las hogueras se conforman a lo largo de toda la tarde en espera de ser quemadas a su debido tiempo, para que San Sebastián sienta el calor de su gente.

Disparos de escopeta llenan el aire con sus estampidos por doquier. No hay un orden establecido que diga cuando o donde debe disparar cada uno, pero el caso es que todos saben lo que tienen que hacer y cuando hacerlo.

Es cierto que se han establecido normas de seguridad para evitar que se hagan disparos con fuego real, pero no es menos cierto que desde que se perdió la costumbre de recargar los cartuchos con salvado, resulta poco menos que imposible localizar en una armería cartuchos de fogueo.

No quiero dejar pasar la ocasión de sugerir al Excmo. Ayuntamiento de Padul la posibilidad de que sea éste organismo el que se encargue de adquirir una buena provisión de cartuchos de fogueo, directamente de fábrica, y que se vendan a los que quieran disparar la víspera y el día de San Sebastián. Esta idea es compartida por el que esto escribe y por varias personas que así me lo han transmitido. De esa forma evitaríamos un peligro y ganaríamos en realce de la fiesta. Es más se podría proponer que para que se estableciesen lugares seguros en los que poder disparar en grupos más o menos numerosos y que los tiradores portasen algún tipo de distintivo o lema que hiciese mención del por qué de los disparos, por ejemplo un peto con la inscripción “En honor a nuestro Santo Patrón”. Esto es solo una idea.

Este año en Padul, para cumplir la tradición, ha hecho bastante frío, cosa que tampoco es de extrañar dadas las fechas en las que nos movemos, pero el Sol ha acompañado a todo aquel que ha salido al campo a por leña… y de paso a comerse unos chorizos, morcillas o chuletas convenientemente asadas en la brasa y regadas por el buen vino de la tierra.

Texto y fotos: F. Molina

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