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Fiesta de la Virgen del Carmen y San Joaquín en Calahonda (Granada) 2004

La noche del pasado uno de agosto, pudimos asistir un año más a la procesión que, en honor a la Virgen del Carmen y San Joaquín, se celebró en granadino pueblo de Calahonda. Como viene siendo habitual la fiesta se ha celebrado el primer domingo de agosto.

Los mayordomos, hombres y mujeres, devotos de la Virgen y San Joaquín y defensores de sus tradiciones, han estado durante el pasado año planificando la mejor manera de celebrar la fiesta y buscando el apoyo económico de los distintos organismos oficiales, así como de los comerciantes locales y no pocos de fuera, para hacer frente a la multiplicidad de gastos que acarrea una celebración tan multitudinaria como la que estamos tratando, de la que todos esperan la máxima brillantez.

La Virgen del Carmen, portada a hombros por hombres salió de su ermita a los sones del himno español interpretado por los integrantes de la agrupación musical de la Asociación Cultural y Musical Virgen del Carmen Torrenueva (Granada), que a la sazón solo cuenta con escasamente un año de existencia, pero que ya apunta un buen hacer y una proyección de futuro de la que habrá que estar pendiente.

Seguidamente San Joaquín era sacado a hombros por un grupo de mujeres, y ambos iniciaron el recorrido fijado, mecidos por el andar cadencioso de sus portadores, que era como un avance de la mecida que la mar les iba a tributar.

En la comitiva, entre autoridades civiles y eclesiásticas, estaban perfectamente representadas las bellas mujeres de la población, en este caso mediante la Reina y Dama de Honor de las fiestas.

Alumbradas por una ingente cantidad de bengalas, las dos imágenes, fueron izadas a bordo de sendas pequeñas embarcaciones de recreo, iniciando así el corto, pero significativo viaje que va desde el varadero de Calahonda hasta el lugar conocido como “El Farillo” o “Torre Doblada”.

Durante todo el tiempo que duró este viaje, la Virgen y el Santo, estuvieron arropados por una multitud que se agolpaba en la playa.

Fuego que salía del agua, efímero y luminoso rastro que era dejado en el mar, en forma de bengalas, por una pequeña embarcación que iba a remolque de las otras.

Y para concluir esta parte de la procesión se quemó el castillo de fuegos artificiales, aunque quizá fuese más acertado decir castillos, dado que los fuegos de artificio fueron lanzados desde la propia playa, unos proyectados hacia las aguas y otros hacia el cielo, y desde la parte superior del acantilado.

Una magnífica exhibición del saber de los artesanos pirotécnicos nos mantuvo mirando unas veces al cielo, otras a la superficie del mar. Luces y sonidos, envueltos en un halo de olor a pólvora y humo, que nos hizo disfrutar durante casi tres cuartos de hora.

Después, desembarcados la Virgen y San Joaquín, prosiguió la procesión por las calles de Calahonda hasta el filo de la una de la madrugada, tras lo cual la fiesta continuó entre los columpios, las casetas de feria y la verbena hasta altas horas de la madrugada.

Texto y fotos: F. Molina

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