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La
Virgen María en el Islám
Hna.
María de Roncesvalles La
declaración Nostra Aetate cuando se refiere al Islam dice:
“La Iglesia, mira con estima a los musulmanes, que adoran
al Dios único, vivo y subsistente, misericordioso y omnipotente,
creador del cielo y de la tierra, que ha hablado a los hombres.
Ellos buscan someterse con todo su corazón a los decretos
de Dios, incluso los más ocultos, como se sometió
Abrahán, al que gusta tanto referirse la fe islámica.
Veneran a Jesús como profeta, aunque no lo reconocen como
Dios; honran a María, su madre virginal y hasta la invocan
con devoción.”
“La
Iglesia católica nada rechaza de cuanto es verdadero y
santo en estas religiones. Considera con sincero respeto aquellos
modos de obrar y de vivir, los preceptos y las doctrinas que,
aunque difieren en muchos aspectos de cuanto ella misma cree o
propone, sin embargo no raramente reflejan un rayo de la Luz que
ilumina a todos los hombres. Exhorta a los cristianos, de este
modo, dando siempre testimonio de la fe y la vida cristiana, a
cooperar en el diálogo con los seguidores de otras religiones,
reconociendo, conservando y haciendo progresar los valores espirituales,
morales y socio-culturales que en ellas se encuentran”.
María
es un punto de encuentro en el diálogo con los musulmanes,
ya que ellos la honran a María como la madre de Jesús,
(“Tal es Jesús, hijo de María…”)
[1]
reconocen su virginidad (“y a María, que conservó
su virginidad…”) [2]
la veneran con devoción.
En
siete suras distintas se hace alusión a María, así
por ejemplo en la sura 19 que lleva el título "María"
queda de manifiesto su virginidad en la maternidad y en la sura
66 con el título de "Prohibición", Mahoma
la propone como ejemplo de vida para sus esposas y para todas
las mujeres de los creyentes.
María
es el único nombre propio femenino mencionado en el Corán
y aparece 34 veces, de las cuales 24 relacionada con Jesús.
Si bien hay relatos en el Corán que son más bien
fantasiosos con respecto a la Virgen María (haciendo uso
de los evangelios apócrifos y añadiéndoles
infinidad de detalles) basándonos en la Sagradas Escrituras
y en el magisterio de la Iglesia, podemos destacar dos aspectos
que nos acercan a los musulmanes.
Inmaculada
Concepción
A
lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que
María “llena de gracia” por Dios (Lc. 1, 28)
había sido redimida desde su concepción. Es lo que
confiesa el dogma de la Inmaculada Concepción, proclamado
en 1854 por el Papa Pío IX: “...la bienaventurada
Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de pecado
original en el primer instante de su concepción por singular
gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a
los méritos de Jesucristo salvador del género humano”
[3].
Según
el Corán, la concepción de María fue la más
pura y santa “Y cuando los ángeles dijeron; ¡María!
Alá te ha escogido y purificado. Te ha escogido entre las
mujeres del universo” [4].
Cuando
la mujer de Imran [5] supo
que tendría un hijo hizo un voto a Dios: “Te ofrezco
un voto, a Tu exclusivo servicio, lo que hay en mi seno. ¡Acéptamelo!
Tú eres Quien todo lo oye, Quien todo lo sabe” [6].
“Y
cuando dio luz una hija dijo: Le he puesto por nombre María
y la pongo bajo Tu protección contra el maldito demonio,
y también a su descendencia” [7].
De
ésta forma no le fue posible a Satanás tocarla,
un hadith (tradición) atribuido al mismo Mahoma dice: “Todo
hijo de Adán, es tocado por un demonio en el momento mismo
de nacer. La criatura así tocada emite un grito. Solamente
María y su hijo hicieron excepción de esta regla”.
Se
puede ver en esta preservación especial de parte de Dios
una alusión al dogma cristiano de la Inmaculada Concepción.
De
este modo, mientras que todos, sin excluir los mismos profetas
y sus madres, nacen manchados con el pecado original heredado
del primer padre, tanto el Corán como los exégetas
y toda la tradición musulmana atestiguan unánimemente
que Alah preservó a María y a su Hijo.
Anunciación
del Angel Gabriel a la Virgen María
Virginidad de María
Desde
las primeras formulaciones de la fe, la Iglesia ha confesado que
Jesús fue concebido en el seno de la Virgen María
únicamente por poder del Espíritu Santo, afirmando
también el aspecto corporal de este suceso: Jesús
fue concebido, sin elemento humano, por obra del Espíritu
Santo [8]. Los relatos
evangélicos, presentan la concepción virginal como
una obra divina que sobrepasa toda comprensión y toda posibilidad
humana: “José, hijo de David, no temas recibir en
tu casa a María, tu esposa, pues lo concebido en ella viene
del Espíritu Santo” [9].
El Corán nos trasmite detalladamente en dos textos el relato
de la Anunciación del ángel a la Virgen María,
en las suras 3 y 19 y también se extiende en el relato
del nacimiento de Cristo en varios versículos de distintas
suras; encontramos por ejemplo: “Y a la que conservó
su virginidad. Infundimos en ella nuestro Espíritu e hicimos
de ella y de su hijo signo para todo el mundo” [10],
“Y a María, hija de Imran, que conservó su
virginidad y en la que infundimos de nuestro Espíritu...”
[11].
La
anunciación la sitúan en Jerusalén y no en
Nazaret contra lo que atestigua el evangelio de Lucas (Lc. 1,26).
Al presentársele el ángel a María le anuncia
que él es el enviado para darle un hijo puro; zakia, es
la palabra en árabe que aparece para designar la pureza
de su hijo, es decir, exento de culpa, que crece en el bien y
en la santidad. Ella pregunta como sucedería eso si ella
no es una mujer de mala vida, el ángel la tranquiliza diciéndole
que para Alah no es imposible. Los exegetas del Corán hablan
de una abertura en el vestido de la Virgen por la cual el ángel
soplo. Los musulmanes reconocen en toda esta sura (19) un signo
evidente de que ella conservó su virginidad antes, durante
y después del parto, llamando infiel o impío aquel
que se atreva a ponerlo en duda: “y son impíos por
haber dicho contra María una calumnia monstruosa”
[12].
La
expresión “ibn Maryam” (hijo de María)
que aparece varias veces en el Corán, también pone
de manifiesto que no nació Jesús con intervención
de ningún hombre, ya que existía la costumbre y
aun hoy es conservada de emparentar al hijo con el padre y no
con la madre. Al establecer esta relación de Jesús
con su madre, refuerza la creencia en la virginidad de María.
“La
Virgen es para los musulmanes la verdadera sayyida o señora.
La única posible rival en su credo sería Fátima,
la hija de Mahoma. Pero después de la muerte de su hija
escribió el mismo Mahoma: “Serás la más
bienaventurada de todas las mujeres en el Paraíso, después
de María”. La Iglesia hace suyas las palabras dirigidas
a la Virgen por Santa Isabel (Lc 1,42). Ella es Bienaventurada
por ser la Madre de Jesús, Dios hecho hombre. Será
Ella entonces, quien guíe a los musulmanes en el camino
que conduce a su Divino Hijo.
[1]
Sura 19, 34 [2]
Sura, 66,12
[3]
Cat. de la Iglesia Católica N.490.
[4]
Sura 3,44
[5]
Algunos comentaristas musulmanes dicen que posiblemente Mahoma
haya confundido el nombre del padre de María que la tradición
cristiana llama Joaquín.
[6]
Sura 3,35
[7]
Sura 3,36
[8]
CIC 496
[9]
Mt 1,20
[10]
Sura 21,91
[11]
Sura 66,12
[12]
Sura 4, 156
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