Semana
Santa de Jayena (Granada) Primer Pregón
de Semana Santa 26 de marzo de 2010
La pasada noche del 26
de marzo, Viernes de Dolores, ha supuesto un punto de
inflexión, un antes y un después, para
los cofrades jayeneros y, en sí, para esta pequeña
población granadina.
Por
primera vez se oye un Pregón de Semana Santa en
nuestra iglesia. Por primera vez se ha afrontado el reto
de institucionalizar un acto de tan marcado y relevante
carácter cofrade, con todo lo que conlleva de
responsabilidad, en cuanto a la idoneidad en designación
del pregonero, como en la aceptación de tal acto
por la población.
Por fortuna, y
creo coincidir con la inmensa mayoría
de los que asistieron al acto, y pienso que se
ha acertado de pleno en la designación
de D. Francisco Molina Muñoz, “jayenero
de adopción y ciudadano de a pie esta
bendita tierra”, como él
mismo se definió, para que iniciase los
que en pocos años esperamos sea una tradición
plenamente arraigada entre nosotros.
Francisco no es ajeno
al devenir cofrade jayenero y se mantiene informado,
a la vez que nos informa a todos, a través de
su portal de información cofrade que dirige (www.padulcofrade.com),
de cuanto de interés cofrade ocurre en nuestro
pueblo.
Siendo poco más
de las ocho de la tarde dio comienzo la celebración
de la Santa Misa, siendo a la conclusión de la
misma cuando se bendijeron varios objetos de las cofradías
y hermandades de la población, destacando el nuevo
manto de Nuestra Señora de los Dolores, el cual
estrenaría en la procesión que tendría
lugar por las calles aledañas a la iglesia al
concluir el pregón, un sudario de seis metros,
bordado en tul, para el Cristo de la Buena Muerte y cuatro
imágenes en madera policromada y pan de oro, para
Nuestro Señor de la Columna.
Y llegó el que
parecía ser el momento más esperado de
la noche, por cuanto de novedad entrañaba. Reconozco
que me emocioné y el nerviosismo me traicionó un
poco cuando me tocaba presentar al primer pregonero de
nuestra Semana Santa. Así, con solo unas pocas
palabras, cedí mi puesto en el estrado a Francisco
Molina Muñoz.
Comenzó el pregonero
con unos versos de introducción en los que ya
dejaba entrever que el discurso que seguiría iba
a ser de calidad y calar hondo entre la multitud que
abarrotaba la iglesia.
Tras los saludos a los
presentes, agradeció su designación como
primer pregonero de la Semana Santa de Jayena, por el
honor, dignidad y responsabilidad que conllevaba.
Se inició el pregón
en sí con una semblanza del carácter propio
de nuestra gente, de nuestro paisaje, de la riqueza de
nuestras tradiciones. Se podían percibir las similitudes
entre aquel Huerto de los Olivos y el olivar que nos
rodea. A nuestra memoria volvía, al oír
las palabras del pregonero, el recuerdo de cuando éramos
niños y correteábamos de acá para
allá visitando los lugares en los que se preparan
los pasos, los olores, colores y sonidos propios de la
Cuaresma y la Semana Santa jayenera.
Hizo especial hincapié el pregonero en el
auténtico sentido de la Semana Santa con frases como:“… la
auténtica Semana Santa fue aquella en que Dios hecho hombre, Cordero Divino,
se sacrificó por todos nosotros, incluso por aquellos a los que exculpó diciendo: …Perdónales
Padre, pues no saben lo que hacen.”
Siguió el pregón con referencias
a peculiaridades muy propias de nuestra tierra como la de los niños que,
portando pequeños pasos o tronos, forman parte del Via Crucis del Miércoles
Santo.
Paso por paso, tras una
poesía recitada a modo de introducción
fue mostrando Francisco el conjunto del Viernes Santo
jayenero. Comenzando por Nuestro Señor de la Columna
y siguiendo por Nuestro Padre Jesús Nazareno,
Cristo de la Buena Muerte, Santo Sepulcro y Nuestra Señora
de los Dolores.
Mención aparte merece el que quizá pueda
calificarse como momento culminante dentro de un excelente pregón. Me
refiero a ese en el que tras la tercera estrofa de una poesía dedicada
a Nuestro Padre Jesús Nazareno, concretamente la que dice:
Y una saeta se oye
que rasga nuestro silencio,
es porque Dios llora sangre
por boca del saetero.
Al
concluir el último verso, un joven se
levantó entre el público y, ante
la sorpresa de todos, interpretó una
memorable saeta que nos dejó la piel
de gallina y, a muchos, los ojos enrasados
en lágrimas.
Concluyó el
pregonero su labor, recordando a todos que aunque no
sea jayenero
de nacimiento, es y se siente jayenero de
adopción, agradeciendo de nuevo la confianza en el depositada y el respeto
y cariño con que ha sido recibido en tan memorable noche.
Por último,
tras el “He dicho” de
rigor, pasó a presentar al joven saetero, haciéndolo
con las siguientes palabras: “Permítanme
presentarles a Víctor Manuel Domínguez
Cárdenas… ¡¡MI SAETERO!! Que
sin dudarlo un instante aceptó poner su voz al
servicio del pregón que acabáis de oír,
contribuyendo con ello al mayor esplendor del acto al
que todos asistimos. Él ha hecho vibrar vuestros
corazones con el cantar por excelencia de la Semana Santa
andaluza… ¡¡LA SAETA!!...”
A mí, como cofrade jayenero, solo me queda
agradecer a D. Francisco Molina Muñoz, a Víctor Manuel Domínguez
Cárdenas y a cuantos con su colaboración y presencia han contribuido
a que el Primer Pregón de la Semana Santa de Jayena sea
hoy una realidad.
Ahora
nos toca a nosotros hacer que lo que hoya ha sido un
acto novedoso, se convierta
en un acto institucionalizado como propio de los actos
de la Cuaresma de Jayena.