Villancicos canarios.- La Navidad en la poesía
y el costumbrismo de nuestro archipiélago
no es muy antigua, por razones obvias de historia,
aunque tiene algunos siglos de existencia.
Decía Bethencourt Alfonso que “en el
primer tercio del siglo pasado aún abundaban
romances de asuntos guanches, así como los
dedicados a las Vírgenes de Candelaria, del
Socorro y de Abona, y los villancicos que se cantaban
por pascuas, por lo que eran llamados “pascuas
o divinos”, en que la letra y música
tenían un marcado sabor guanchinesco, hasta
en sus manifestaciones de profunda fe cristiana...”.
Las primeras
referencias eruditas aparecen en escritores como Bartolomé Cairasco
de Figueroa, Manuel Álvarez de los Reyes, Fray Andrés
de Abreu y Fray Marcos de Alayón, abarcando un periodo
que va desde el siglo XVI al XVIII.
Entre éstas recordar a “Loas por la noche de
Navidad” o “Juguete de la Adoración de
los Pastores”, publicados por María Rosa Alonso
donde se patentiza el sentido eminentemente pastoril de la
Navidad:
A Belén van los pastores
Porque dicen que allá está
Tiritando en un pesebre
El que es todo Majestad
Perdona mi niño tierno
Que venía a perdonar
Las manzanas que comieron
Que me pasaré a La Guancha
Y te traeré cuatro cestos
Ahora lo que me asusta
Es que no me crezca el guarguero
Con alguna manzanilla
Que tenga algún palmo y medio.
Destaquemos también los villancicos compuestos por Diego Durón,
maestro de la capilla catedralicia de Las Palmas quién, allá por
1689, escribió 167 villancicos de Navidad y otros 57 de Reyes, bien estudiados
por Lola de la Torre en los archivos que se conservan en aquella catedral, sin
olvidar incluir, entre otras, las canciones navideñas de los Arrorros.
Entre los primeros destaquemos la obra escrita en palabras
esdrújulas “A mi querido infante”:
.....montados en sus esdrújulos
Van Demócrito y Heráclito
Al Portal los dos filósofos
Hipocóndricos y zumbáticos
Vengan en muy enhorabuena
Si saben tanto.
Y las incorporaciones de los arrorros entre los que figura:
No lloréis Niño Dios
No lloréis mí bien
Que el amor no tiene ojos
Y si lloráis os ven
Dirán no sois Dios de amor
Pues llorando padecéis
Ruu, ruu, ruu
Ruu, ruu, ruu
Otras obras incorporan motivos populares y que, según Jiménez
Sánchez, recuerdan mucho a los Aires de Lima:
De La Palma a La Gomera
Van barquitos a la vela
Holguémonos con el Niño
Y echemos aparte penas
Que en todo un año entero
No hay más que una Nochebuena.
Otros legajos escritos en 1692 nos dan un carácter descriptivo sobre
el portal de Belén y en una de ellas, Durón nos ofrece:
Los ángeles y pastores, viendo a Dios en el Portal
Para hacer la noche alegre, lo bienen a festejar
Los ángeles con arrullos, esplican su voluntad
Y el alivio de una cuna, le traen para descansar
Los pastores con sus bailes, le dicen su sinceridad
Con su música divierten, quando dejan de bailar
Unos y otros van llegando, con apluso singular
Y si es gloria los pastores, los ángeles, ¿qué serán?
También siguen existiendo en Canarias tradiciones dramáticas
en forma de temas teatrales, de autos sacramentales, como el que se mantiene
en Tejina la víspera de Reyes.
Se trata de una versión procedente de la isla de
La Palma y cuyo autor fue Gaspar Fernández y Avila,
teólogo del Sacromonte de Granada y cura de la villa
de Colmenar de Málaga. Su obra titulada “La
infancia de Jesucristo”, fue editada en 1785 y de sus
diez coloquios, la que se mantiene vigente en Tejina es la
de la “Adoración de los Santos Reyes a Jesucristo”,
que consta de 350 versos y que recitan de memoria muchos
habitantes de la localidad lagunera:
Verdad que ha de poseer
Esta santísima tierra
El gran misterio que encierra
La venida del Mesías.
Aquí nacerá algún día
El gran Rey de las naciones
Lo cuentan las tradiciones
Lo dicen las profecías.
De estas primitivas composiciones navideñas tenemos
que pasar a referirnos al que sin duda es, hoy por hoy, el
villancico canario más conocido y cantado, el denominado
Lo Divino.
La versión más difundida por todo el archipiélago
es la de Fermín Cedrés que ya tiene sesenta
años de existencia.
El maestro Cedrés, organista de la iglesia catedral
lagunera, fue también director de la banda de música “El
Porvenir”, habiendo sido con anterioridad músico
de la orquesta que dirigía Cirilo Olivera en la que
tocaba la viola.
Fue compositor de varias obras musicales, como por ejemplo
una Letanías o unas Plegarias que se cantaban en el
Convento de Santa Catalina.
Pero para la historia de Canarias y, especialmente, para
la historia de la Navidad, Fermín Cedrés fue
el creador de la música de “Lo Divino”,
canción navideña de hondo sabor isleño.
Se conserva la partitura original en el convento de las
monjas Claras de La Laguna, aunque también existe
una copia en el Orfeón La Paz.
La letra de las coplas pertenece a diversos autores, como
los octosílabos del comienzo que son de Ramón
Gil Roldán:
Anuncia nuestro cantar
Que ha nacido el Redentor
La tierra, el cielo y el mar
Palpitan llenos de amor.
A Néstor de la Torre corresponden las siguientes
estrofas del mismo villancico:
Las trompas y los clarines
La tambora y el timbal
Anuncian el nacimiento
De nuestro Dios celestial.
Otras coplas que tuvieron la fortuna de ser introducidas
en la versión culta del maestro Cedrés, como
por ejemplo las realizadas por Diego Crosa, “Crosita”,
dicen así:
Bala el sol con tintes de oro
El azul del firmamento
Perlas derrama la aurora
Nace la flor en su centro.
Los estribillos en versos de diez sílabas, pertenecen
a Santiago Beyro, cura párroco de la Concepción:
Madre del alma, cesen tus penas
Calma tu angustia, por Dios no llores.
Que ya bendicen, la Nochebuena
Los Reyes Magos y los pastores.
Lucen los valles, blancos corderos
Hay regocijo, en las cabañas.
Y los tomillos, y los romeros
Llenan de aromas, nuestras montañas.
Otras estrofas son incorporadas por el pueblo siendo habitualmente
cantadas en los “Ranchos” de Los Divinos que
recorren las calles acompañados de instrumentos de
cuerdas con triángulos, bombos y panderos, anunciando
el nacimiento de Jesús entre las que podemos recordar:
Levántate vieja, del cuerpo pesado
Que no sea la vuelta, del año pasado.
Darás la limosna, si la quieres dar
Que la noche es corta, y hay mucho que andar.
Otro ejemplo de copla, de autor popular y de inexcusable
interpretación por parte de los ejecutantes que entonan
las notas de Lo Divino, es la siguiente:
Esta noche es Nochebuena
Noche de comer pasteles
Y el que no tenga dinero
Que se arrime a las paredes.
Para terminar lo hacemos recordando unas coplas recopiladas
por Andrés de Lorenzo Cáceres, en 1935 y que
tituló como “Villancico a la manera antigua” y
que dicen:
Camino que va a Belén
Pastores van caminando
Cortés, saludo sus gracias
Que hoy pasa lo no pasado;
Donde no había corderos
Corderos son alumbrados;
Árboles que estaban secos
De fruta, viénense abajo;
Piedras que flores no abrían
Piedras son jardín cuidado.
Como conclusión definitiva, la historia, la leyenda
y la tradición conforman y perfilan la fiesta de la
Navidad y no parece necesario el conocimiento exacto de fechas
y situaciones científicas que expliquen el misterio
que la envuelve, ya que no importa si se trata de historia
exacta o de leyenda histórica o inventada con el transcurso
del tiempo. Lo importante es que cada uno la sienta y la
celebre con los mismos sentimientos que nos enseñan
la propia historia, la leyenda y la tradición.