Juan Pablo Montes
Presentamos en esta segunda parte de Nazaret la Basílica
de San José, la sinagoga, el lugar desde donde quisieron
despeñar a Cristo y la capilla de Nuestra Señora
del Pasmo.
Basílica de San José
... "cuando el Ángel del
Señor se le apareció en sueños y le dijo:
José, hijo de David, no temas tomar contigo a María
tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo.
Dará a luz un hijo, y tú
le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará
a su pueblo de sus pecados.
Todo esto sucedió para que se
cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta:
Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo,
y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa:
Dios con nosotros.
Despertado José del sueño,
hizo como el Ángel del Señor le había mandado,
y tomó consigo a su mujer.
Y no la conocía hasta que ella
dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús" (Mt
1, 20b-25).
... tomó consigo a su mujer (Mt
1,24) recibiéndola en su propia casa. “Es decir,
comenzaron a vivir juntos formando una familia. Desde la antigüedad
se ha venerado, en la Iglesia, hoy llamada de San José,
el recuerdo de la Sagrada Familia”[1].
La Iglesia de San José, conocida también como la
“Iglesia de la Nutrición”. Fue edificada por
primera vez en el siglo VI sobre una cueva en la que, según
la tradición, estaba el taller de carpintería del
padre adoptivo de Jesucristo.
En el año 1914 fue reconstruida al estilo de la iglesia
cruzada cuyos cimientos son conservados en la cripta junto a los
restos de la Iglesia Bizantina.
“Poco ha llegado a nosotros de la mansión donde José
trabajaba, Jesús aprendía y María observaba,
de no ser la bodega que se conserva todavía bajo del pavimente
de la cripta y quizá la cisterna de al lado”[2].
Un pequeño y bien cuidado jardín acoge a quienes
peregrinan a la Iglesia de San José.
En él aparece una alta
columna que sirve de pedestal para la estatua de la Virgen María
que se yergue a lo alto dominando a las iglesias de Nazaret construidas
en los parajes donde Jesús se crió y pasó
los primeros treinta años de su vida terrena.
“Nazaret, y este lugar en particular, quedaría para
la posteridad como el lugar de la infancia y juventud de Jesús
y la escuela de María”[3].
Templo-Sinagoga
El Templo-Sinagoga se sitúa en una elevación que
domina a la Basílica de la Anunciación.
Esta Iglesia, se la llamó también “la escuela
del Mesías” es una sala rectangular de 9,20 metros
por 8,00 metros.
Según a una tradición que se remonta al siglo VI,
éste es lugar en donde estaba la sinagoga en la que el
Verbo Encarnado, predicó hasta que tuvo la seria confrontación
con los judíos de Nazaret[4].
Jesucristo resaltó en aquel discurso que todos los hombres:
judíos y gentiles estaban llamados a entrar al Reino de
los Cielos, no era un privilegio exclusivo para los hijos de Abraham.
Jesús había dicho: En verdad os digo que ningún
profeta es acepto en su propia tierra (Lc 4,24)[5].
El lugar del despeñamiento
La Sagrada Escritura nos relata la actitud de los habitantes de
Nazaret con respecto a Jesús, luego de su sermón
en la Sinagoga: Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se
llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de
la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre
el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle.
Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó (Lc
4,28-30).
Se señala como lugar de este suceso evangélico,
una cima llamada “Gebel el-Qafsé, que domina desde
una altura de trescientos metros el Valle de Esdrelón”[6].
Cumplíase nuevamente la Escritura: Vino a los suyos, pero
los suyos no le recibieron (Jn 1,11). Los suyos son los israelitas,
el Pueblo de Dios[7], su heredad predilecta,
que estaban llamados para ser un reino de sacerdotes y una nación
santa (Ex 19,6).
¿Por qué habrán actuado así, aquellos
conciudadanos de Cristo, que lo vieron crecer durante su vida
oculta en Nazaret?
Porque no asienten –por su incredulidad- a la predicación
evangélica[8]. Jesucristo conocía
lo que en el hombre había (Jn 225), y sabía muy
bien que, tampoco los milagros, los convertiría[9].
Los fariseos son un ejemplo preclaro de lo dicho: Este no echa
a los demonios sino por el poder de Beelzebul (Mt 12,24).
Capilla de Nuestra Señora
del Pasmo
... una espada atravesará tu alma, para que sean descubiertos
los pensamientos de muchos corazones (Lc 2,35).
De esta manera, la Providencia, preparaba poco a poco a María
Santísima, para que, luego, pudiera ofrecer, como Abraham[10]
a su Hijo en Sacrificio grato a Dios. Ella sabía que el
Verbo Encarnado debía morir en la Cruz.
Escribe el sacerdote Miguel Ángel
Fuentes VE:
“La tradición dirigió inmediatamente sus pensamientos
a un testigo mudo y horrorizado, de este suceso, y reflexionando
sobre los sentimientos que debió experimentar María
en aquella hora, erigió en las cercanías una capilla
bajo la advocación de Santa María del Temblor”[11].
Bibliografía
[1] DIEZ, FLORENTINO,
Guía de Tierra Santa, {Historia-Arqueología-Biblia},
Editorial Verbo Divino, España, 1993, 276. [2] Ibidem, 276. [3] Ibidem, 278. [4] Cf. Lc 4,15-24. [5] Cf. Jn 4,44. [6] FUENTES, MIGUEL ÁNGEL VE., INRI,
Jesús Nazareno, Rey de los Judíos, Ediciones “Del
Verbo Encarnado”, Dushanbe – San Rafael, (Mendoza),
1999, 92. [7] Cf. Ex 19,6. [8] Cf. Mc 6,6. [9] Cf. Lc 16,31. [10] Cf. Gen 22,2-18. [11] FUENTES, MIGUEL ÁNGEL VE., INRI,
Jesús Nazareno, Rey de los Judíos, Ediciones “Del
Verbo Encarnado”, Dushanbe – San Rafael, (Mendoza),
1999, 92.