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Emocionante encuentro de Benedicto XVI con jóvenes de su país

El Papa Benedicto XVI (ex cardenal alemán Josef Ratzinger) expresó en la víspera su contagiosa alegría regresando a su nación de origen entre centenares de entusiastas jóvenes católicos, al comienzo del primer viaje internacional de su pontificado como sucesor del polaco Juan Pablo II.

"Con profunda alegría me encuentro por primera vez desde mi elección al sillón de San Pedro en mi tierra natal amada, en Alemania", dijo el Santísimo Padre de la Iglesia Católica Apostólica Romana.

"Agradezco a Dios Nuestro Señor, que me permitió comenzar mis visitas pastorales fuera de Italia con esta presencia en mi suelo de nacimiento", apuntó el actual sucesor del apóstol San Pedro, quien fue elegido en abril.

El animoso Vicario de Cristo permanecerá cuatro días en Colonia y clausurará la Jornada Mundial de la Juventud con una masiva concentración al aire libre el domingo venidero.
"Bienvenido a casa, bienvenido a Alemania", dijo el presidente alemán Horst Koehler. El Papa Benedicto XVI viajó al encuentro de jóvenes, que fue planeado por su predecesor Juan Pablo II.

"Que tanta gente haya venido a reunirse con el Papa es un signo de la vitalidad de la Iglesia. Estoy feliz de estar con ellos, confirmar su fe y animar su esperanza", continuó bendiciendo a la multitud el visitante.

"Al mismo tiempo estoy seguro de que yo también recibiré algo de ellos, especialmente su entusiasmo y su ánimo, que me impulsa a mí en mi rol y a encarar los desafíos del futuro", señaló el líder del catolicismo.

Cuando el Santo Padre descendía del avión de la aerolínea Alitalia que lo trasladaba, una ráfaga de viento le voló el tradicional solideo blanco y él se dio vuelta para buscarlo. Sin embargo, rápidamente renunció a hacerlo y bajó las escalinatas donde lo esperaba el presidente germano.

Fue recibido con aplausos y cantos con su nombre en italiano por un pequeño grupo de alemanes e italianos. El viaje es una prueba para Benedicto XVI, un intelectual eminente y tranquilo que hace su debut conduciendo las jornadas juveniles que Juan Pablo II lanzó en la década de los años 80.

Diálogo interreligioso

En su patria, Benedicto XVI asimismo se reunirá con dirigentes hebreos, protestantes y musulmanes. Peritos en temas del Vaticano están atentos a los pasos que dará el nuevo Papa para desarrollar las relaciones con otros credos.

"Estas reuniones son pasos importantes en el camino del diálogo y la cooperación en nuestro compromiso mutuo de construir un futuro más justo y fraternal. Un futuro verdaderamente más humano", siguió el visitante.

Este emprendió una despaciosa navegación por la corriente del Rin a lo largo de la urbe de Colonia, permitió embarcar a decenas de muchachos y muchachas de su tierra de origen y de otras procedencias, al cabo de lo cual rezó en la catedral de la Edad Media.

El Sumo Pontífice y el primer mandatario Koehler hicieron referencias frecuentes a Alemania, su rol histórico y el trabajo de la Iglesia teutona.

"Después de un Papa polaco, cuyo país fue el primero en ser invadido por los alemanes en la Segunda Guerra Mundial, tenemos ahora a alguien de la generación reclutada al final del conflicto", significó el calmoso estadista Koehler.

El ex cardenal Ratzinger fue reclutado en el ejército alemán en la última etapa del conflicto, cuando desertó.

Como casi todos los jóvenes de su patria en ese tiempo, fue forzado a unirse a la Hitlerjugend (Juventud de Hitler), pero apenas participó en ello.

Koelher agregó que esto le daba confianza 60 años después del fin del nacionalsocialismo, y que el actual sucesor del apóstol San Pedro era visto en todo el mundo como un signo de franca reconciliación.

No besó el suelo

El Papa, quien prometió continuidad doctrinal con Juan Pablo II pero sin intentar necesariamente encajar con los gestos populares de su predecesor, no besó el suelo de su cuna natal al arribar, como lo hacía tradicionalmente el carismático pontífice anterior.

Asistentes

400 mil personas se calcula que acudirán a la cita con Benedicto XVI, el próximo domingo.

Esperan continuidad dentro de un nuevo estilo

Los participantes a la Jornada Mundial que recibieron a Benedicto XVI han acogido las primeras palabras que les dirigió el nuevo Pontífice con satisfacción por la continuidad que dejan vislumbrar, dentro de un nuevo estilo.

En la mayoría de los corrillos que se formaron al borde del Rin después de que el visitante recorriera el río en barco para saludar a los jóvenes y de que se oyeran por megafonía sus primeros discursos, se elogió la calidez de trato demostrada por el Papa, pero también su adhesión a Juan Pablo II y a su línea.

"Está bien que el Papa sea riguroso, es nuestro padre, nuestro pastor", comentaba Luciano Pozo, un joven chileno del movimiento mariano de origen alemán Schoenstatt, expresando con estas palabras una opinión que comparten muchos peregrinos.

La firmeza del mensaje vaticano es también lo que seduce a Mary J., una estudiante de filosofía de Detroit que dijo haber acudido con un grupo formado no sólo por católicos sino por jóvenes de otras confesiones a los que gusta precisamente el que "la Iglesia católica ofrezca una enseñanza que nunca cambia".

Si por Mary fuera se podría volver a la Iglesia de antes del Concilio Vaticano II, pues "la casa de Dios hay que construirla sobre roca".

Así lo ven también los integrantes de otro grupo anglosajón, miembros de la delegación de 350 personas arribadas desde Londres, entre los que hay un número importante de antiguos anglicanos que se han convertido al catolicismo porque prefieren "una religión auténtica a una que se deja guiar por la opinión pública".

A estos jóvenes no les crea problemas el tema de la moral sexual de la Iglesia (en particular la prohibición del uso del preservativo contra el sida) y apoyan plenamente la postura de la Iglesia, pues, aunque sientan "compasión" por los infectados, "el método a seguir contra el contagio es la abstinencia".

En cambio, un grupo de colegialas alemanas expresó la esperanza de que Benedicto XVI no sea tan conservador como su predecesor y que acepte cambios en temas como el aborto o el matrimonio homosexual y se sorprendieron de que tantos jóvenes defiendan el inmovilismo.

"No es que no haya polémicas --explicó por su parte Lourdes, una joven religiosa española de los Sagrados Corazones-- pero éste no es el momento, ni el lugar; hemos venido a expresar nuestra fe y nuestro cariño por la persona que nos representa".

Se cayó una cruz

Una gran cruz de madera preparada especialmente se cayó ayer cuando era fijada en la cubierta del barco en el que el Papa recorrió el río Rin.

Las autoridades de la Jornada Mundial de la Juventud anunciaron que la cruz quebrada por su caída fue reparada con una placa de metal y emplazada en un pedestal gris en la proa del barco "Rhein Energie".

El incidente, que no provocó más daños que algunas roturas menores, se sumó a otros modestos percances que acompañaron la llegada del Sumo Pontífice a la ciudad de Colonia.

Otro inconveniente surgió al comprobarse que el sillón donde el Pontífice debía sentarse para navegar el Rin tambaleaba, por lo que los organizadores decidieron reemplazarlo por otro --usado habitualmente en fiestas de bodas--, traído de urgencia desde un hotel cercano.

Además, el cardenal de Colonia, Joachim Meisner, cedió su habitación en la residencia arzobispal para que Joseph Ratzinger se aloje en ella durante su estadía.

El Papa había anunciado que quería dormir en un cuarto para invitados, algo que fue desaconsejado por las estrictas normas del protocolo.

Finalmente, Meisner sacó sus pertenencias de los amplios aposentos cardenalicios, ropa y fotos familiares, para cedérselos a Benedicto XVI, al secretario y al médico personal de éste.

Fuente: EFE

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