Pasadas las ocho de la tarde sonaba
el “te adoramos Cristo y te bendecimos que por tu Santa
Cruz redimiste al mundo y a mí pecador” en el interior
del templo de San Cristóbal como respuesta a la primera
estación, daba comienzo así el ejercicio del Santo
Vía Crucis, presidido por las imágenes de Nuestro
Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores,
que minutos después atravesaban el dintel del templo para
recorrer las calles de la localidad. A lo largo del recorrido
tradicional, que abarca los barrios históricos de Restábal,
se fueron distribuyendo las estaciones que recuerdan el camino
de Cristo hacia el Calvario, el camino de la Cruz, acompañadas
por cánticos devocionales entonados por el pueblo que conformaban
un cortejo procesional de fervorosa devoción y recogimiento.
Hora y media después de su salida las imágenes de
Cristo con la cruz a cuestas y su amantísima madre, portada
por mujeres, regresaban a su sede en cuyo altar mayor se rezó
la última de las catorce estaciones, con la esperanza fija
en el triunfo de la Fe en su gloriosa Resurrección.