Qué
bello
es
acompañarte
Señor,
desde
este
privilegiado
lugar
en
donde
puedo
seguir
tus
pasos,
más
que
por
un
trabajo,
por
una
alegría
inmensa
que
siente
mi
alma
de
poder
ofrecértelo
en
el
momento
preciso
y
en
el
sitio
más
adecuado.
Con
solo
ver
al
Director
de
la
Banda
levantar
los
brazos,
mi
corazón
se
siente
lleno
de
vigor
y
mis
pulmones
se
preparan
para
dar
rienda
suelta
a
las
notas
que
de
mi
instrumento
saldrán
para
conformar
el
conjunto
armónico,
que
acompañará
tus
pasos
durante
unos
breves
momentos,
en
"la
marcha"
que
trae
a
los
feligreses
nostalgia
por
los
recuerdos
especiales
que
viven
en
su
corazón.
Este
es
el
momento
preciso
en
que
tengo
que
agradecerte
que
me
hayas
permitido
este
don,
porque
con
él
puedo
darte
mi
música
como
una
ofrenda
especial
que
sé
que
Tú
ves
con
agrado.
Especial
es
para
mí
aquel
momento
en
que
en
la
cuadra
debemos
interpretar
una
marcha
tan
especial.
"Ramito
de
Olivo",
"La
Reseña",
"La
Sangre
de
Cristo",
"Señor
de
la
Merced",
"Martirio",
marchas
tan
especiales
por
su
significativa
inspiración
y
especial
composición
merecen
una
mayor
atención
para
que
su
verdadero
significado
llegue
no
solo
hacia
Tí,
sino
que
también
a
los
cientos
de
cargadores
y
feligreses
que
te
acompañan
y
ven
tu
lento
caminar
por
las
calles
tradicionales
de
tu
cortejo.
Es
ese
momento,
particularmente
en
que
más
se
sensibiliza
mi
corazón
y
mi
ofrenda
es
mucho
más
sincera.
Quizá
nunca
te
lleve
en
mis
hombros
como
un
cucurucho
más,
pero
en
mi
alma
te
llevo,
porque
es
en
ella
donde
habitas
y
donde
haces
que
las
notas
surquen
el
viento
más
sentimentales
que
nunca.
Ayúdame
Señor
a
no
hacer
nunca
de
este
trabajo
un
simple
negocio,
sino
que
sea
la
bendita
fuente
de
ingresos
que
me
ayude
a
sostener
a
mi
familia.
Por
ello
Señor,
te
ofrezco
como
cada
año,
la
caminata
tras
de
Tí,
para
que
quienes
te
acompañan
sientan
más
fervor
al
escuchar
la
música
que
has
inspirado
para
conmover
las
almas
de
tus
fieles.