Es
humilde,
sencilla,
desordenada
si
se
quiere,
pobre
porque
no
cuenta
con
el
apoyo
de
la
gente
como
sucede
con
los
grandes
cortejos
de
la
semana
mayor.
Es
un
Jesús
sin
títulos,
sin
tradición
de
siglos,
sin
definición
barroca
en
su
escultura.
Es
una
imagen
hecha
por
un
contemporaneo,
su
historia
no
va
más
allá
de
los
cincuenta
años,
o
en
el
último
de
los
casos
no
llega
al
siglo.
El
sale
a
las
calles
en
un
anda
pequeña,
a
lo
sumo
cincuenta
brazos,
y
esto
porque
gracias
a
Dios,
un
grupo
de
Hermanos
se
ha
dado
a
la
tarea
de
trabajar
en
pro
de
la
tradición.
¿Acaso
no
vale
lo
mismo
salir
un
domingo
de
cuaresma
en
un
apartado
barrio
de
la
ciudad,
que
un
día
de
la
semana
mayor,
acompañando
al
suntuoso
cortejo
que
tradicionalmente
durante
siglos
ha
visitado
las
calles
del
"Centro
Histórico
de
la
Ciudad"?
¿No
es
el
mismo
Jesús
vestido
de
mayor
humildad?
¿No
sale
acaso
a
pregonar
por
las
mismas
calles
estrechas,
empolvadas
y
tristes
de
nuestra
pobreza
marginal
el
mismo
mensaje
de
humildad
y
reconciliación
con
Dios?
Tú,
Señor,
nos
has
dado
la
luz
suficiente
para
que
ilumine
nuestros
corazones
y
nos
demos
cuenta
que
tanto
vales
en
la
procesión
de
la
Semana
Mayor,
como
en
la
del
domingo
de
cuaresma
del
barrio,
pero
parece
que
nos
cuesta
abrir
nuestros
ojos
ante
tan
irreversible
verdad.
Seguimos
pensando
que
estamos
más
cerca
de
Tí,
solo
si
vamos
uniformados
en
el
gran
desfile
de
más
de
doce
horas.
Que
nos
acercamos
más
a
tí,
solo
si
el
peso
del
anda
es
mayor
por
sus
dimensiones
extraordinarias.
Permítenos
Señor,
ser
parte
también
de
los
pequeños
cortejos
que
se
han
abierto
paso
entre
los
años,
que
han
sobrevivido
a
las
contrariedades
económicas
que
padecen
para
llevar
a
cada
segmento
marginal
de
nuestra
ciudad,
la
voz
de
consuelo
de
tu
pasión,
la
meditación
del
perdón
que
nos
brindaste
en
la
cruz,
la
esperanza
de
estar
un
día
a
tu
lado
cuando
interpretemos
el
mensaje
que
nos
has
enviado
a
través
de
esas
sencillas
alegorías.
Déjanos
ser
parte
de
Tí
también
en
la
humildad,
como
lo
somos
en
la
grandeza,
permítenos
encontrarte
en
el
el
templo
del
barrio
humilde,
como
te
encontramos
en
las
históricas
iglesias
tradicionales.