Con amor
y dulzura a todos hablabas
Eras luz y fuego, verdad y esperanza
La gente sencilla te oía y te escuchaba.
¡A
los poderosos
dolía tus palabras!
Uno de los
tuyos, la noche de Pascua
después de la cena, se aleja, se marcha
y vende tu sangre en monedas de plata.
¡Sólo
por envidia
tu muerte buscaba!
Con su jefe
al frente, la tropa Romana
te prende, te escupe, a golpes te trata
y sin consideraciones, te insulta y te escarnia.
¡Ante
el Sanedrín
Reo te declaran!
Allá
en el pretorio, te azotan con varas.
tu frente coronan de espinas amargas,
y así, flagelado, Tú sufres y callas.
¡Ante
los insultos
no responde nada!
¡Jesús,
con tu ejemplo, nos libras y salvas!