Han
puesto sobre tus hombros
una cruz pesada y dura
de espinas han coronado
tu frente serena y pura
y ha borrado el sufrimiento
de tu rostro la hermosura.
¡Así
recorres, Jesús,
la calle de la Amargura!
Algunos
lloran al verte
Otros, sin piedad te insultan
Y Tú, los miras a todos
Con infinita dulzura.
¡Así
recorres, Jesús,
la calle de la Amargura!
Tu
dolor, ya no te duele,
Ya no sientes la tortura
pues lo has ofrecido al Padre
por la humanidad futura.
¡Así
recorres, Jesús,
la calle de la Amargura!