Discípulo
amado
fuiste de Jesús
y junto a Él estabas
al pie de la cruz.
Allí
recibiste
precioso legado
pues su madre Cristo
te ha confiado.
Él
te la dio en premio
de tu lealtad
y tú la cuidaste
con amor filial.
Por Cristo
sufriste,
estuviste preso
y de tu martirio
tú saliste ileso.
Siempre predicando
su Santo Evangelio
la isla de Patmos
fue tu destierro.
A Éfeso
volviste
y junto al Maestro
tu alma voló
sesenta y dos años
después de su gran Pasión.
A ti te pedimos
Apóstol San Juan
que tú nos ayudes
nuestra fe a aumentar.