Hace
unos días
me encontré con mi amigo Manuel Gámez.
Hacía tiempo que no lo vía y, naturalmente,
le pregunté por su salud que sabía no
era de lo más boyante. Tras ponerme al corriente
de sus achaques, recaídas y recuperaciones,
comenzamos a hablar de temas que nos son comunes y
estando en el mes que estamos no podía ser otro
que su ya afamado Belén.
Como
el que no quiere la cosa me retrotrajo al mes de
mayo de este año, en el que decidió emprender
una remodelación casi completa de la disposición
de los miles elementos que lo componen, así como
de la tierra sobre la que se asientan las figuras.
De entrada,
este año, ha cambiado la tierra que con tanta
paciencia y cuidado busca y almacena cada año,
por una especie de arena que le han sugerido, cuya
textura y color podría asemejarse a la de la
verdadera arena de Belén.
Prosigue contándome que este año, entre otras
figuras ha incluido una borriquilla de las empleadas antiguamente
para la venta de pan por las calles. La figura lleva su cerón
o paneras y dentro de estas las hogazas de pan.
Me comenta, en tono de complicidad, que hay una figura en
la que raramente repara alguien y que sin embargo ha sido
adoptada por Padul como símbolo del municipio, me
refiero a una pequeña figura de un mamut lanudo, el
cual es tan difícil de encontrar como Wally, y como
me cuenta: “…si los catalanes tienen su caganer,
que cambia de personaje cada año, siendo esta una
figura representativa de sus tradiciones, por qué no
adoptar a nuestro mamut en el mismo sentido. La iniciativa
no deja de tener su aquel…
El Belén ocupa aproximadamente 30
metros cuadrados de una habitación de la casa
de Manuel. Cuenta con infinidad de elementos móviles
y fijos –Manuel no sabe a ciencia cierta cuál
puede ser la suma todas de figuras y demás elementos
integrados en el Belén-, luces que hacen pasar
del día a la noche de forma progresiva, haciendo
que los hogares se iluminen y las figuras o escenas más
destacadas resalten sobre el conjunto.
La práctica totalidad de los gremios imaginables
están representados, dispuestos por barrios.
Así tenemos herreros, alfareros, carpinteros,
panaderos, tejedores, labradores, bataneros, etc…
Pero Manuel no
es persona de guardarse para sí tan notable montaje,
no. Lo ofrece de forma altruista y gratuita a toda persona
de bien que se acerque a su casa para verlo, que él
estará orgulloso y encantado de poner al visitante
a corriente de cada escena figura, técnica empleada
y, en general, cuanto quiera saber sobre la obra.
Ya saben, si tienen la ocasión de venir por Padul
y se encuentran cerca de la Plaza de la Purísima,
no duden en preguntar por el domicilio de Manuel Gámez
y pasarse a ver su espléndido Belén.
Aquí les vamos a dejar dos opciones
en las que podrán
apreciar buena parte de lo que antecede. Se trata de un video
de aproximadamente 29 minutos y de dos colecciones de fotografías,
de aproximadamente 70 imágenes cada una.