Francisco Javier
Villanueva Martín
Publicado en el libro de S. Santa de Padul 2015
Padul, 21 de marzo de 2015
Por
eso Dios lo levantó sobre todo.
Y le concedió el “Nombre
sobre todo Nombre”.
(Flp 2, 9)
Un año más vivimos la Cuaresma, tiempo de
ayuno, oración y caridad, que nos conduce a la pasión,
Muerte y Resurrección de Cristo, donde tendremos
la oportunidad de vivir su amor, entrega y perdón
incondicional a nosotros.
A través de nuestras imágenes contemplamos
un Vía Crucis de sufrimiento, asumido por amor que
culmina con su gloriosa Resurrección. Esperamos
que el trabajo cofrade, nos acerque a un Cristo vivo, presente
en nuestra vida impulsándonos a actuar ante tantos
sufrimientos.
Descubramos la actitud de servicio de Jesús en
el lavatorio de los pies en el que nos invita a amarnos
unos a otros como Él nos amó y vivamos el
sacrificio de la Eucaristía donde se queda con nosotros
en la fracción del pan.
Sintamos en nuestra vida la mirada de Jesús camino
del Calvario, mirémosle frente a frente, busquemos
en su mirada las respuestas a nuestras preguntas, escuchemos
en silencio lo que tiene que decirnos, sigamos sus pasos
hasta su expiración en la Cruz.
Tengamos a María Santísima, como la luz
de nuestra vida y refugio de nuestra alma. Ella siempre
nos guía y nos dice ¡Haced lo que Él
os diga! Que en su llanto y amargura sepamos ver el sufrimiento
de tantas personas que nos rodean. Virgen Santísima
del Valle, Madre de Angustias y de Dolores llena, se nuestra
guía en nuestro caminar de cada día.
En este año en el que celebramos el V Centenario
del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús, miremos
esta Semana Santa, a la Cruz, señal de los cristianos
y hagamos nuestras sus palabras cuando se dirigía
a su comunidad y contemplaban a Jesús Crucificado:
“No os pido que penséis mucho, tan solo os
pido que lo miréis”.
Mirando la cruz, contemplaremos el Amor más grande
que jamás nadie pudo dar. Desde la Cruz brota la
Vida, ¡Cristo Resucita!
Ojalá Padul experimente el Amor de Cristo, su entrega
y dolor en la Pasión y en el silencio de su muerte
contemplemos y vivamos la esperanza del Domingo de
Resurrección, proclamando que Cristo vive y ha Resucitado.