APROXIMACIÓN AL
ARTE Y LA RELIGIOSIDAD DE LA REAL ISLA DE LEÓN DE
SAN FERNANDO (CÁDIZ)
Manuel Romero
Castillo
Historiador de las Mentalidades
Profesor en el IES Wenceslao Benítez de San Fernando
(Cádiz)
San Fernando, abril 2012
1.-
LA “RELIGIÓN OFICIAL” Y “RELIGIÓN
PARALELA”.
La “religión oficial” es quien establece
las fiestas, los cultos que se deben celebrar, cómo
se deben celebrar y qué elementos intervienen: agua,
liturgia, incienso, etc. Sin embargo, la “religión
paralela”, aquella que las cofradías y hermandades
desarrollan, se basan en sus mismos cultos, modos y elementos
y los reinterpretan. Se solapan, se complementan y consiguiendo
hacer crecer la semilla de la fe cristológica y mariológica.
Quizás parezca muy atrevido hacer la doble diferenciación
religión oficial y paralela pero en sentido estricto
se tiene la falsa sensación de darse. En estos tiempos
que corren la realidad de la calle pone de manifiesto el
descredito y las discrepancias con la Iglesia oficial, pero
luego se asisten a todos los cultos confraternales, se lucha
por engrandecer a las cofradías y hermandades.
No se debe olvidar que las cofradías y hermandades
nacen para dar culto a Dios, a María o a algún
santo o santa. Su carácter religioso y por ello, cristiano,
es indudable y único.
Para constatar que tenemos raíces cristianas apreciamos
varias características:
Por un lado, la fe, piedra angular sobre la que descansa
el convertirse en hermano y hermana de cualquier hermandad/cofradía.
Es por fe vivida y experimentada cuando te agregas a una
imagen titular y formas parte de la comunidad y los ritos
que se llevan a cabo a su alrededor: besapíes, besamanos,
procesiones, funciones, etc.
Por otro lado, la esperanza, antaño la cofradía/hermandad
era quien te podía enterrar, era la única que
poseía los medios físicos y económicos
para la sepultura y un área especial para los hermanos
y hermanas, si la situación económica del hermano/a
era precaria incluso poseía socorros especiales. Actualmente
se sigue manteniendo la intercesión por los hermanos
y hermanas difuntos y la consecución de indulgencias
al procesionar.
Por otro lado, la caridad, las hermandades y cofradías
se hacen coparticipes de la misión que tiene la Iglesia
y ayudan en diversos proyectos solidarios. A través
de las vocalías y la formación intentan concienciar
a los hermanos y hermanas de las necesidades humanas; también
muestran su caridad intentando ser transparentes durante
el desempeño de los cargos e intentando que la imagen
titular sea quien goce de más popularidad y respeto.
Por otro lado, conocimiento, la cofradía/hermandad
participa de los cultos y ceremonias que se realizan durante
el año litúrgico. La institución posee
un vicario que asesora en temas espirituales, es pues, una
medida que acerca la gente a Dios, fin y principio del ser
de las cofradías y hermandades. Cuando únicamente
se quedan en centrarse en homenajear a la imagen titular,
en mostrar el fasto que poseen para vestir a la imagen o
en el volumen de hermanos y hermanas que logran sacar durante
su estación se produce el vacio, la superficialidad
y la ruptura socioreligiosa y espiritual que debe guiar
la vida del cofrade.
Por otro lado, unión, las cofradías y hermandades
siguen igual que antaño reuniendo gente a su alrededor,
son vehículo aglutinante de esfuerzos, de compañerismo,
de trabajo, de solidaridad, de amistad y de compartir la
fe. Hoy en nuestra sociedad prima la individualidad, y
la soledad en bastantes casos, sin embargo, las juntas
y reuniones
y actos que se realizan llevan a poner en contacto fraternal
a todos los hermanos y hermanas.
2.- LA DEVOCIÓN
Toda persona religiosa que profesa la fe cristológica
persigue alcanzar más conocimiento de Dios a través
del intermediario, Jesucristo. Este “conocimiento” se
consigue a través de los dogmas que se han ido conformando
a través de la Historia de la Iglesia.
Al perseguir alcanzar más conocimiento en Dios pretendemos
vincularnos mediante los preceptos evangélicos,
que son la guía que rigen y vertebran el catolicismo.
Tenemos “ayudas” para conseguir esta meta,
aparte de la interpretación oficial, las células
sociabilizadoras, el arte, etc.
Formamos parte de una comunidad espiritual, una comunidad
de creyentes que han depositado su fe en un mensaje superior,
el mensaje del amor, el sufrimiento y de la redención.
La Semana Grande del católico es un recuerdo de
todo lo dicho. La imágenes que procesionan, tiene
como mediador a Jesús o a María o a algún
personaje cercano. Ayudan a alcanzar el conocimiento de
Dios mediante una vinculación personal, es decir,
la imagen establece una relación directa con quien
la observa, le transmite una idea y a la vez se vincula
con un fin mayor, conocer a Dios. Nos ayudan a conectar
con la Sagrada Escritura, las imágenes, nacidas
de las manos de los artistas, expresan una parte de la
exegesis cristológica, un determinado aspecto
que nos ilumina sobre el conocimiento de Dios.
3.- EL AZULEJO
Que el arte se puso al servicio de la Iglesia para explicar
el dogma es conocido por todos, pero la novedad radica
en que es un arte popular, andaluz, de tradición
islámica, el azulejo se pone al servicio de la religión
para difundir el modelo devocional a Jesucristo, a la Virgen
María o los santos.
Ahora el azulejo de creación árabe, esa pieza
delgada de arcilla vidriada o sin vidriar, se cristianiza,
ya no solamente se utiliza para cubrir o decorar suelos
y paredes sino que expresa el sentir de un pueblo que tiene
fe, y quiere compartirla con el resto de la sociedad que
le rodea. Ahora el azulejo se revista de un nuevo componente,
el “sagrado”, para reflejar una intima unión
entre la fe vivida y la que se persigue trasmitir a la
sociedad.
La religiosidad del pueblo se expresa a través de
estos azulejos que decoran las fachadas y también
mediante las hornacinas.
El azulejo también ayuda a fomentar un determinado
culto pues económicamente es menos costoso que
un cuadro de la imagen u otro medio de darle culto como
una
hornacina.
4.- EL CAMINO
Paseando tranquilamente por San Fernando se pueden encontrar
azulejos religiosos de todo tipo de advocaciones, además
de las hornacinas.
Se aprecian todas las advocaciones que se encuentran en las
fachadas de las casas.
Destacan fundamentalmente los dedicados a la advocación
mariana de la Virgen del Carmen. No se puede olvidar la vinculación
estrecha entre esta tierra marinera y la consolidación
de la advocación como protectora de las gentes que
salen a pescar, así como los militares marineros.
María al ser
intercesora por medio de Jesucristo nos lleva al Padre, al
contar con la fuerza salvadora desde el
principio de los tiempos se le tuvo especial devoción.
Y es usual además comprobar que siguen en pie las
letanías que durante el rosario se le rezan: “reina
de los santos”, por ello, es frecuente encontrar
el siguiente azulejo.
María es la Virgen, pero también
es Madre, sufre, es la dolorosa constante que aprecia el
sufrimiento pasivo que le trasmite su hijo pues no puede
hacer nada por ayudarle. Debe cumplirse el destino profetizado
para el Niño Divino y no puede cambiarse ni una coma.
María es imagen del dolor materno.
El Ntro.
Padre Jesús Nazareno es
una figura advocacional clave en los misterios de pasión,
que tienen raíz en la santa Biblia, donde aparece
recogido y que durante el periodo Barroco apareció fruto
de la nueva pietas que imperaba y del celo que la Iglesia
poseía recogiendo la línea devocional
impulsada durante el Concilio de Trento.
El Nazareno
tan vinculado a la Semana Santa, al igual que los Cristos
sufrientes,
Cristo en la Cruz, en ese
duro momento que se entrega completamente al Padre
y que es un tránsito lleno de sentimiento, de
conmoción, de miedo, es un momento humano
que ante el dolor nos hace dudar y nos puede hacer
sentirnos
abandonados. Cristo sabe que va a morir y expira
el aliento.
Dado que San Fernando
fue una importante zona franciscana era lógico encontrar
su principal devoción, la divina pastora.
Y devociones muy populares,
tanto por su difusión mediante el boca a boca
como por su importancia frente a las situaciones diarias
que no tienen fácil resolución y
que hacen de los santos los mejores intercesores
ante Dios.
Los azules que se recogen son un ejemplo de barroquismo
andaluz, donde la profusa decoración vegetal se alterna, en el caso de las vírgenes,
con putti.
5.- LAS HORNACINAS
Artísticamente hablando son un hueco de planta semicircular
abierto en un muro para colocar en él una urna o
estatua. Se coloca orientada tanto al exterior como al
interior de los edificios y cumple una función principalmente
ornamental.
La hornacina lleva generalmente en la parte superior una
pechina o cocnha (venera) cuando efectivamente presenta
la forma de una concha marina, así como nicho es
el recipiente o urna donde depositas las cenizas de un
ser querido o del santo al que se le rinde culto.
En ambos casos la Virgen María
en diferentes momentos, como madre del recién nacido,
como Nuestra Señora del Carmen, o como Reina de
todo lo creado al ser coronada por Padre e Hijo, es la
figura principal que nos vincula con la religión
centrada en la fe cristológica.
Ambas son motivo de admiración, en primer lugar,
por la forma técnica. En segundo lugar, por el marco
arquitectónico que las acoge, una portada clásica
que recuerda a los templos griegos y una decoración
de efecto Barroco respectivamente. En tercer lugar, la
fe hacia uno y otro son diferentes, como patrona de los
marineros y de los militares o como madre de toda la humanidad,
en ambos caso María es Madre y protectora del género
humano.
6.- COMO CONCLUSIÓN
Religión nada más que hay una, cierto es
que en algunas ocasiones la Iglesia se quedó estancada
pues no tuvo el calado social que esperaba pero como en
cambio las hermandades y cofradías si lo tuvieron
por eso las controlaron, en la medida de sus posibilidades.
El arte es el medio más aleccionador que existe,
pues trasmite lo que no llega a hacerlo la palabra. Así mismo
pone a disposición de quien lo observa una idea
que cala hondo dentro de la persona.
El azulejo rebaso su objetivo, de mero elemento decorativo
pasó a recargarse de un elemento religioso y formó parte
del acervo cultural de un pueblo que expresa unas señas
de identidad religiosas particulares. Es además,
seña de la religiosidad que sigue latiendo en la
ciudad de San Fernando y refuerza el papel cristiano.
Las hornacinas son elementos arquitectónicos, en
sí mismos, embellecen, engrandecen y son testimonio
del poderío económico de las familias que
las mandaron poner en sus fachadas. Son ostentación
social, y semilla del estilo y gusto por la decoración
que imperaba.