Manuel Romero
Castillo
San Fernando, 19 de marzo de 2015
La
Cuaresma es un tiempo de encuentro personal y comunitario
con Dios, para convertirnos en verdaderos cristianos y
no en sepulcros blanqueados.
I.- INTRODUCCIÓN
El día
19 de marzo es la festividad de San José Obrero
y queremos dedicar este artículo a un santo
algo “olvidado”. Por eso el Papa desde
el año de 2014 ha rescatado su memoria,
y por ello, se debe pronunciar en el ofertorio.
Hasta hace pocos años el día 19 de
marzo era un día festivo y se celebraba en
toda España. En la actualidad en zonas con
bastante tradición y que han seguido manteniendo
su culto es donde se hace festivo, por ejemplo, en
San Fernando (Cádiz), donde se mantiene viva
su cofradía.
Cartel de la cofradía de San Fernando para
celebrar su día. Imagen obtenida de Internet.
II.- LA ICONOGRAFÍA
Su
imagen no aparece demasiado definido en el relato bíblico.
El evangelista San Mateo1 es quien
más datos nos
ofrece, en comparación con San Lucas2. Poco mas
se sabe en toda la Biblia, por ello, la piedad popular
fue rellenando paulatinamente con información unas
veces inventada, otra demasiado fantasiosa un silencio
importante.
Es trascendental conocer cómo María se casó con
José. Para cualquier pareja la unión marital
es un paso importante. Los romanos realizaban la unión
frente al altar y por medio del pater familiae. Los bizantinos
con un complejo ritual. Este momento, se ha recogido por
el arte pues fue Dios quien intervino para que los dos
se uniesen. Los evangelistas no recogen la boda pero sí el
sueño de José y su actitud cuando supo que
su esposa estaba en cinta y no era suya la criatura.
En las imágenes
antecedentes una escultura de la Catedral de Burgos donde
aparece la unión de los esposo, Capilla de santa
Ana. Gioto,
el autor italo propuso el tema del casamiento
remarcando que María estaba en cinta y José anciano
aceptaba la voluntad de Dios. Un artista italiano
del
s.
XVII ofrece su particular visión, donde importa
más el artesonado del techo y el marco arquitectónico
que el compromiso. Sin embargo, un
artista medieval francés
remarca la leyenda con los pretendientes y los bastones
para desposar a la doncella. Imágenes captadas de
Internet.
Frente
a la típica escena, el matrimonio debió ser
totalmente diferente, un artista anónimo ha
propuesto una pintura que se asemejaría
bastante a la realidad.
Sandra de Arriba ha sido quien ha estudiado la
evolución iconografía del venerable
y anciano varón al actual estilizado y joven
hombre desde su origen en la Edad Media por toda
Europa. Aparte de su imagen ha realizado una compilación
de fuentes: leyendas, sermones, etc., que son el
punto de arranque del estudio de su devoción3.
José Roda en su lúdico y
acertado artículos4 pone las bases para la comprensión
del estilo artístico que lleva a San José a
tener al Niño de dos maneras, que son las prototípicas
en Sevilla, pero que en el Valle veremos que son diferentes.
En la urbe andaluza señala las dos posibles opciones
en que el santo varón coge al Divino Niño,
bien en actitud itinerante, bien descansando sobre sus
brazos. El sentido que el autor observa en estas posturas
es el ofrecimiento en futuro sacrificio de salvación
del legado de Dios.
En el periodo renacentista diferentes aristas rescataron
la figura del santo varón. Rafael en su obra “los
desposorios de la Virgen” siguió la piedad
popular para realizar un “posible” testimonio
de lo que sucedió en realidad.
III.- SU
DEVOCIÓN EN EL VALLE
Las noticias históricas sobre su culto nos la ofrecen
en 1769 el cura de Béznar y Chite D. Matías
Gómez, recoge en el informe que remite al arzobispado,
que en la regla de la doble Hermandad de Jesús Nazareno
y el Santísimo Sacramento de 1580, aparece instituida
una misa cantada (con el señor manifiesto, sermón)
y procesión5.
Ninguno de los autores, Tomás López y Pascual
Madoz, que recogen información sobre las devociones
en el Valle, mencionan a San José. Ante la pléyade
de imágenes que posee cada templo en aquella época
la pregunta lógica es ¿Por qué no
posee un culto más extendido? La repuesta hay que
buscarla en la propia historia de cada localidad, es decir,
en cada población hay cultos y devociones que se
han mantenido porque hubo cofradías y hermandades,
congregaciones, etc., que mantuvieron viva la fe en dicha
imagen. También se dieron milagros, votos, etc.,
con ciertos santos, que provocó que la población
siguiera acudiendo a ellos. Sin embargo, con San José nada
de esto aconteció. Se le rindió culto donde
no había quizás más imágenes
devocionales importantes, pues en todo el Valle predominaban
imágenes de la Virgen, en sus múltiples advocaciones,
y los frailes franciscanos y los nazarenos o Cristos, amén
de las particularidades locales.
Posteriormente en los templos fue entrando su figura, bien
por donación, como por ejemplo en Melegís,
su retablo e imagen fue donado por la familia Sáenz
Diente6, o por necesidades espirituales, se fue afianzado
su devoción, sobre todo en caso de muerte, es el
patrón de la buena muerte.
En la actualidad se sigue conservando la procesión
del santo en Melegís, sale en su día, con
su fiesta y el día de la Candelaria. También
en Padul se mantiene el culto. En Albuñuelas el
culto aparece por las oraciones que se le rezan7.
Las oraciones han recibido la huella devota de este santo.
Hemos encontrado el rosario de San José en varias
localidades. La gente se sigue reuniendo para rezarlo en
su día o en otro cualquiera. Generalmente las actuales
comunidades parroquiales le suelen rezar al termino del
rosario “al patriarca San José para que nos
conceda una buena muerte”, es la intención
más difundida.
IV.- GALERÍA DE IMÁGENES
Iglesia
de Melegís:
Posee un retablo propio y su iconografía es
preciosista. El Niño está vestido y san
José posee la vara florida, con azucenas, símbolo
de la pureza y castidad.
Iglesia
de Saleres:
Encontramos
la imagen del santo varón en el Altar Mayor.
Es de pequeña altura y dulce tratamiento.
Presenta al Niño desnudo y su rama no está florida,
es un bastón pues su rama en una de las
obras se quebró.
Iglesia
de Acequias:
La sagrada
imagen altera todos los cánones pues nos
presenta al Niño divino crecido y no siendo
bebé, como es costumbre ver en los templos
del Valle. Tampoco posee vara florida y las figuras
presentan actitud propia. San José está pendiente
de su hijo pero éste mira al cielo, a Dios.
El retablo propio en la parte derecha narra la
vida del Niño y del santo varón y
es de una belleza entre italiana y flamenca sin
parangón.
Iglesia de
Chite:
El templo
mudéjar acoge la pequeña (recuerda
a la pequeña talla de la Inmaculada de Alonso
Cano) y preciosista sagrada imagen que rompe con
los cánones iconográficos pues el
Divino Niño tiene una actitud de juego.
San José no posee vara florida y presenta
una actitud paternal insólita y muy acentuada.
No posee retablo sino un nicho excavado en la pared.
Iglesia de
Dúrcal:
Sigue
los dictados imagineros de santo varón mayor
con vara florida y Niño Divino de corta
edad y desnudo, igual que Albuñuelas.
Encontramos su imagen en una repisa pues no posee
retablo propio.
Iglesia de
Nigüelas:
En un
retablo propio aparece el santo varón presentando
al Niño a quien lo observa, de nuevo se
rompe el modelo iconográfico clásico
para ofrecer una faceta tierna y de conexión
con el espectador.
Su estilismo resulta muy cercano a las figuras
estilizadas que el pintor el Greco realiza en sus
cuadros. Figuras alargadas que el manierismo puso
tan de moda y que se reprodujeron en España
por influencia de los artistas que viajaron a Italia
para aprender de las técnicas de los renombrados
artistas ítalos.
Iglesia
de Béznar:
Posee un retablo de estilo barroco
propio. Sigue el modelo del templo de Acequias, el Niño está mayor,
el padre lo lleva de la mano, pero no se establece diálogo
entre las dos imágenes sino que lo establecen
con el espectador.
Iglesia de
Albuñuelas:
Encontramos la imagen del santo varón
con rama florida y Dios Niño desnudo y mirada muy
tierna en el retablo del Altar Mayor.
VI.- BIBLIOGRAFÍA
ARRIBA CANTERO, Sandra de, “San José”,
Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. V, nº 10
(2013), pp. 57-76.
CAMPOS Y FERNÁNDEZ DE SEVILLA, Francisco Javier, OSA,
Cofradías de San José en el Mundo Hispánico,
Madrid, 2014.
LÓPEZ, Tomás, Diccionario Geográfico
de Andalucía: Granada (Edición e Introducción
de Cristina Segura Graíño y Juan Carlos de
Miguel), Sevilla, 1990.
MADOZ, Pascual, Diccionario Geográfico- Estadístico-Histórico
de España y sus posesiones en Ultramar, Madrid (1845-1850):
Granada, Valladolid, 1987.
Se recomienda
consultar la siguiente página web:http://cort.as/QRNf porque
se puede encontrar el Himno a San José Obrero.
VII.- NOTAS
Se centra en la filiación y los
acontecimientos acaecidos antes de que naciera, anuncios
en sueños del ángel, el nacimiento en Belén,
la matanza de los inocentes y la huida a Egipto y
el instalarse en Nazaret.
Cuenta el nacimiento de Jesús y su pérdida
para encontrarlo en el templo explicando entre los
doctores.
ARRIBA CANTERO, Sandra de, “San José”, Revista Digital de
Iconografía Medieval, vol. V, nº 10 (2013), pp. 57-76.
RODA PEÑA, José, “A propósito de una escultura dieciochesca
de San José”, Laboratorio de Arte 5 (1993), pp. 369-378. El autor
explica con todo lujo de detalles la simbología que posee la posición
que ocupa el Divino Niño, según la teología
del momento en que se realiza la imagen.
Archivo Eclesiástico de la Curia de Granada,
Legajo 96 F, pieza 7, Informe de 1769.
Aparece la relación completa de donantes que intervinieron
para que el actual retablo se encuentre en las perfectas
condiciones. Hubo uno más antiguo pero estaba mal
conservado y fue sustituido por el actual. VVAA., Patrimonio
Mueble de Andalucía, Catálogo de la Iglesia
de Melegís.
Aparece una detallada relación el ROMERO CASTILLO,
Manuel, La Vida en una Localidad Rural Andaluza de la Edad
Moderna: Albuñuelas. Cofradías y religiosidad,
Edt. CSV., Granada, 2008.