En el término
municipal de La Laguna es la Concejalía de Cultura
con María José Castañeda como cancejala,
la convoca un concurso que, este año ha logrado
reunir a más de medio centenar de participantes.
La elaboración del
belén reúne en su entorno a muchos vecinos
de los pueblos y barrios de municipio lagunero
De entre los belenes actuales, por sus dimensiones
y características, es de destacar el de San
Matías, un belén canario que la Asociación
de Vecinos “La Montaña” ha convertido
en una tradición de diecisiete años
de antigüedad. En una superficie de 700 metros
cuadrados se recrea un pueblo canario en el que sus
gentes realizan las más diversas actividades
laborales (agricultura, ganadería,...) y de
ocio (parrandas, lucha canaria,...) y las casas están
confeccionadas como las del barrio (con bloques,
piedra, teja, cemento y cal); todo ello en un paisaje
repleto de vegetación y productos agrícolas
típicos canarios que, cultivados con esmero
por los vecinos meses atrás, se encuentran
en su máximo esplendor en los días
de Navidad. Además, desde 1995 incluye cuevas
excavadas en la roca, similares a las del sur de
Tenerife. Su realización exige al menos tres
meses de trabajo por parte de los miembros de esta
asociación que, a pesar de carecer de una
formación específica, obtienen resultados
propios de los más expertos belenistas, con
espectaculares efectos de luz y algunas figuras dotadas
de movimiento.
Parece ser que
los orígenes de este belén están relacionados
con las carencias infraestructurales del barrio: hace diecisiete
años que, un día próximo a la Navidad,
el barrio sufrió un apagón generalizado durante
varios días. Ante el común aburrimiento, alguien
propuso construir un pequeño belén; el éxito
de la iniciativa fue tal que éste aumentó muy
pronto sus dimensiones.
Belenistas anónimos
Con este eufemismo quiero hacer referencia a todos los niños
que hacían, hacen, y espero que siempre hagan, belenes
en sus hogares. Hacer un belén en casa fue desde siempre
una labor que involucra a toda la familia; en esto radica
uno de sus encantos mayores, pues lo convierte en una de
las actividades más entrañables de la Navidad
que, junto a la magia de la noche de Reyes, todos evocarán
en su memoria como uno de los recuerdos más perdurables.
Sin embargo, siempre serán los niños los protagonistas
de esta labor.
Pero, hace años, hacer un belén no era lo
mismo que ahora. Entre las labores que se encomendaba a los
niños estaba la de recolectar los productos necesarios
para hacer el belén. Los laguneros nos acercábamos
a la montaña de San Roque para hacer acopio de ellos:
la tierra para el arado, la hierba para verdear el belén,
el musgo para las orillas del estanque, del lago o del río –que
luego representaríamos con espejos o platinas-...
Nos movía la ilusión de ofrecer tan ricos “presentes” a
los laboriosos progenitores que se encargaban de tareas más
arduas, de confeccionar un belén en común y
de brindar esta labor a Sus Majestades.