La ciudad de Jericó, dista de Jerusalén
a sólo 34 kilómetros.
“La ciudad más baja del mundo, situada
a 250 metros bajo el nivel del mar y a 10 kilómetros,
al norte del Mar Muerto, rodeada de campos cultivados
y estanques de agua, tan azules como piedras preciosas
engarzadas, en una joya. El manantial que ha convertido
Jericó en un oasis, Ein-al-Sultan, está
relacionado con el profeta Eliseo, quien purificó
el agua con sal a pedido de los habitantes de Jericó,
como se dice en II Reyes (2,19-22)”[1].
Jericó fue la primera ciudad sitiada, destruida,
cuando los Israelitas comenzaron la conquista de la
tierra Prometida, relatada por el Libro de Josué.
A pesar de la maldición de Josué: ¡Maldito
sea delante de Yahveh el hombre que se levante y reconstruya
esta ciudad (de Jericó)! (Jos 6,26), fue construida
dos veces más, es cierto que no en el mismo lugar.
La primera de ellas fue la “Jericó
Hedoriana”, cuya vida fue corta, pues conoció
su esplendor durante el período Asmoneo y Herodiano
y fue destruida aproximadamente en el año 70
d.C. Esta segunda Jericó fue la que conoció
Jesucristo en su vida terrena.
“Las últimas exploraciones arqueológicas
han puesto al descubierto un vasto complejo de canalizaciones
para el agua de las alejadas fuentes (...) y los restos
de los cinco acueductos que repartían por toda
la ciudad a una y a otra parte del valle. Ahora se comprende
el testimonio de Josefo cuando escribe que el valle
estaba cubierto de estanques y jardines”[2].
El Eclesiástico nos habla de los rosales en
Jericó (Eclo 24,14).
“Por los historiadores Estrobón, Plinio
y Josefo sabemos que Jericó fue un gran centro
comercial, productor y exportador de sustancias medicinales
y aromáticas, particularmente bálsamo.
Y fuentes talmúdicas añaden que existían
en la ciudad una importante comunidad judía y
gran números de sacerdotes”[3].
La tercera
Jericó nació durante el período
bizantino.
Jericó es la ciudad más baja de la tierra,
a 370 metros bajo el nivel del mar y es la más
antigua de las poblaciones actuales mencionadas en la
Sagrada Biblia, y de las que se tiene noticia. Sin embargo,
no se encuentra en el mismo lugar geográfico
de aquella que fue destruida por el Pueblo Hebreo[4],
cuando Josué inició la conquista de aquella
tierra que Dios les había prometido a los patriarcas
y a Moisés: He bajado para librarle de la mano
de los egipcios y para subirle de esta tierra a una
tierra buena y espaciosa; a una tierra que mana leche
y miel, al país de los cananeos, de los hititas,
de los amorreos, de los perizitas, de los jivitas y
de los jebuseos (Ex 3,8).
En el Antiguo Testamento se la denomina también:
La ciudad de las Palmeras (Jue 3,13).
El Verbo Encarnado tuvo que transitar por dicha ciudad
varias veces por año, pues su actividad apostólica
lo llevaba a predicar y realizar milagros en todo el
territorio de Israel[5], y porque por ley debía
subir tres veces al Templo de Jerusalén para
cumplir el mandato de Dios[6].
La ciudad de Jericó era “una etapa
obligada antes de emprender la travesía del desierto
hacia Jerusalén. Entonces no había otro
camino desde esa parte del Jordán. Y era el mismo
caso para la vuelta”[7].
“Teniendo en cuenta el peligro que suponía
para los Galileos atravesar la Samaría cuando
subían a Jerusalén[8], organizaban sus
viajes por el Valle del Jordán a través
de la Perea. De esta forma desde Jericó se iniciaba
realmente la “subida a Jerusalén”[9].
Menciona
la Sagrada Escritura a Jericó en estas oportunidades:
• La ciudad de Jericó Números
22,1 Posición
• Números 26,3-63 Estepas de Moab...
a la altura de Jericó
• Deuteronomio 32,48-52 Monte de Nebo... frente
a Jericó
• Josué 2,1-24 Los espías de Josué
en Jericó
• Josué 3-4 Paso del Jordán Guilgal
• Josué 6-7 Toma de Jericó
• Josué 16,1-10 La tribu de Efraím.
Límites
• Josué 18,21 La tribu de Benjamín.
Límites
• Jueces 3,13 “La ciudad de las Palmeras”
•1º Rey 16,34 Reconstrucción bajo
el reinado de Ajab por Jiel
• 2º Rey 2,1-18 Los Profetas Elías
y Eliseo
• 2º Rey 2,19-22 Eliseo sana las aguas
saladas
• 2º Rey 25,5 … estepas de Jericó
• Esdras 2,34 Los hombres de Jericó
• Nehemías 7,36
•Eclesiástico 24,14 Famosas por sus rosas
• San Mateo 20,29-34 Los dos ciegos de Jericó
• San Marcos 10,46-43 El ciego de Jericó
• San Lucas 18,35-43
•San Lucas 10,29-37 La parábola del Buen
Samaritano
• San Lucas 19,1-10 Zaqueo en el sicómoro
•Hebreos 11,30 “Por la fe cayeron
los muros de Jericó”
La Jericó
Actual
“Los terremotos fueron la causa principal
de que la población fuera abandonando la Jericó
Herodiana y se refugiara aquí a la largo del
período Bizantino”[10].
En la actualidad, Jericó tiene 6.000 habitantes,
en su mayoría son musulmanes.
“Debido al clima tropical del verano y muy
suave en invierno, se produce gran variedad de frutos,
del naranjo a la papaya, que constituyen la riqueza
de Jericó”[11].
Jericó cuenta con una Iglesia perteneciente
a la Custodia de Tierra Santa, dedicada a "Cristo,
el Buen Pastor". Vecino a la Iglesia se encuentra
la Escuela Franciscana, a la que asisten un 90 % de
estudiantes musulmanes.
Autor: Juan Pablo Montes
Bibliografía
[1] Imágenes de Tierra Santa, Palphot, pág.
59.
[2] FLORENTINO DIEZ, Guía de Tierra Santa,
Verbo Divino, Madrid, 1993, pág. 207-208.
[3] FLORENTINO DIEZ, Guía de Tierra Santa,
Verbo Divino, Madrid, 1993, pág. 208-209.
[4] Cf. Jos 6,1-27.
[5] Y fue predicando en las sinagogas de toda la Galilea
y expulsando demonios (Mc 1,39).
... Jesús ya no podía entrar públicamente
en ninguna ciudad, sino que debía quedarse
afuera, en lugares desiertos. Y acudían a él
de todas partes (Mc 1,45): Lo seguían grandes
multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis,
de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania
(Mt 4,25).
Enseñaba en sus sinagogas y todos los alababan
(Lc 4,15).
También en las otras ciudades debo anunciar
la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso
he sido enviado. Y predicaba en las sinagogas de toda
Judea (Lc 4,43-44).
[6] Cf. Deut 16,1-17.
[7] FLORENTINO DIEZ, Guía de Tierra Santa,
Verbo Divino, Madrid, 1993, pág. 206.
[8] Sucedió que como se iban cumpliendo los
días de su asunción, él se afirmó
en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió
mensajeros delante de sí, que fueron y entraron
en un pueblo de samaritanos para prepararle posada;pero
no le recibieron porque tenía intención
de ir a Jerusalén (Lc 9,51-53).
[9] FLORENTINO DIEZ, Guía de Tierra Santa,
Verbo Divino, Madrid, 1993, pág. 209.
[10] FLORENTINO DIEZ, Guía de Tierra Santa,
Verbo Divino, Madrid, 1993, pág. 211.
[11] FLORENTINO DIEZ, Guía de Tierra Santa,
Verbo Divino, Madrid, 1993, pág. 211.